Oposición desafía al PJ de Matanza
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El kirchnerismo, a simple vista, no corre el mínimo riesgo. Pero la apuesta de De Narváez y Macri es tratar de hacer pie en un territorio híperpoblado, con alrededor de 800 mil votos, donde una performance rescatable marcaría la diferencia sobre los demás opositores.
El esquema de Unión-Pro se trata de sostener, en parte, en sectores del peronismo díscolo y, en La Matanza, de la mano de Ledesma lograron la base más sólida. De algún modo, del éxito de la táctica en ese distrito, depende que De Narváez pueda quedar segundo detrás de Scioli.
«Estamos bien en la zona norte y oeste del conurbano por el perfil del votante, y en La Matanza juntamos lo que aportan Ledesma y Pinky, con el plus que suma el apellido Macri» explicó uno de los estrategas del sector de De Narváez.
A su vez, el kirchnerismo aspira a lograr en La Matanza un triunfo contundente que despeje cualquier sospecha de que Cristina tenga que enfrentar un ballottage.
Hay, además, una pulseada personal de Balestrini: fue el soporte de la rebelión K contra Eduardo Duhalde en 2005, el presidente de la Cámara baja y ahora candidato a vicegobernador, «blindó» su distrito de cualquier intromisión propia o extraña.
Para eso, «degolló» a Ledesma y al piquetero Jorge Ceballos que pretendían ser candidatos vía colectoras del Frente para la Victoria. La consecuencia fue el salto del sindicalista a la entente opositora de De Narváez y que Ceballos se vaya, con un portazo, del gobierno.
Balestrini logró lo que pocos y lo consiguió a los gritos: hasta se peleó -como lo contó este diario- con Cristina de Kirchner quien intercedió para convencerlo de que acepte que Ceballos pueda llevar una colectora en La Matanza.
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