26 de octubre 2001 - 00:00

PJ busca rédito de la puja entre dos alas del gobierno

Domingo Cavallo, ayer, durante la reunión con los gobernadores
Domingo Cavallo, ayer, durante la reunión con los gobernadores
"Mejor que esto es el default", gritó Domingo Cavallo y con eso los dejó a todos callados. Fue el punto más agrio de la reunión de ayer con los gobernadores que el ministro amortiguó reconociendo el bluff con una sonrisa: «Bueno, peor sería el default, pero es casi lo mismo si siguen pidiendo esto», se moderó el ministro.

Lo flanqueban, mudos, Chrystian Colombo y Ramón Mestre, con gesto cansado después de contemplar durante casi toda la tarde un torneo de oratoria política entre el ministro de Economía y los gobernadores peronistas en un idioma extraño para ellos, que son radicales. Esa pelea que se remonta al gobierno anterior los dejó afuera y con eso quedó instalado el principal dato de la jornada: el gobierno está dividido internamente también en la negociación con las provincias.

De ahí el mensaje final antes del portazo: si nos llama Colombo, firmamos ya; con Cavallo no queremos saber nada. Que convenzan a los radicales, que éstos firmen y después vemos qué hacemos nosotros. «Si nos llaman con el documento del jefe de Gabinete, hasta podemos ceder algo, pero lo firmamos ya», remató un gobernador del Frente Federal.

Sólo por esta diferencia se entiende que Cavallo se dedi-case durante toda la reunión a desmontar el acercamiento con los gobernadores que había ur-dido en la última semana el jefe de Gabinete.

Los protagonistas de la jornada lamían heridas anoche en varias sedes: Cavallo se refugió en su domicilio con familia y asesores y dejó esperando a sus amigos de la fundación Novum Millenium en el hotel Intercontinental. Se perdió el diagnóstico que los radicales hicieron en dos sedes entre Barrio Norte y Recoleta. Por un lado Chrystian Colombo con los gobernadores radicales cenaba tratando de explicarles los límites de su estrategia del desgaste. «No hay alternativa de que no firmen ni ustedes ni los peronistas. Sabemos que están tirando con todo lo que tienen porque al final van a firmar», se escuchó en la cabecera, donde estaba, entre otros, Angel Rozas.

La interpretación de ese sector es que las seis provincias más ricas y que menos necesitan un acuerdo (Capital Federal, San Luis, Santiago del Estero, Santa Cruz, Santa Fe y La Pampa) tienen entre ellos a gobernadores con proyectos presidenciales,
empezando por el ascendente Adolfo Rodríguez Saá y la dupla Ibarra-Néstor Kirchner. Se diferencian del resto en que tienen recursos para hacer política y pueden resistir la estrategia del desgaste que arrincona al resto que necesita plata y pronto.

• Análisis

En otra mesa, a pocas cuadras, Ramón Mestre y un grupo de senadores radicales analizaban las razones de por qué Cavallo desairó tanto a Colombo, que había estado a punto de la firma de un acuerdo cuando el ministro de Economía estaba en los EE.UU.

En Olivos, De la Rúa había escuchado el final de la negociación en un mensaje telefónico compartido por Colombo y Cavallo. « El Presidente no se va a involucrar hasta que estos señores no terminen de hacer su juego político», diagnosticó un secretario presidencial que escuchó el pensamiento de De la Rúa al enterarse de todo.

Desde el domingo pasado una serie de reuniones entre delegados provinciales y
Colombo habían quedado reflejadas en un documento que satisfacía en 80% la demanda de las dos partes. Las provincias lograban que les reconozcan deudas entre el piso de garantía prometido ($ 1.364 millones al año) y lo girado; la Nación que las provincias discutan esa garantía para el año que viene admitiendo desde el vamos un recorte de 13%; las dos partes confiaban en que la clave era una renegociación de deudas provinciales con bancos privados que Cavallo prometió siempre les permitiría patear hacia adelante los compromisos más asfixiantes y financiarse ahora a un tentador 7%.

Cuando ayer
Cavallo se sentó en la cabecera de la mesa junto a Colombo, Mestre y Adolfo Rodríguez Saá (jefe del Consejo Federal de Inversiones, sede de las negociaciones) sólo quedaba por aclarar si las deudas se pagarían en dinero o en LECOPp, o en un cóctel a negociar de esos dos medios de pago; si los LECOPP serán a cargo de la Nación o de las provincias; qué provincias aceptarán, y cómo, una reducción del piso de garantía; si las provincias aceptarán o no si la negociación con la banca privada es condición o no del acuerdo.

Pero el ministro cayó con una novedad que terminó empatanando todo:
1) los LECOP, dijo, son a cargo de las provincias; 2) la reducción del piso de garantía desde enero no es de 13% sino sujeta a la recaudación; 3) el gobierno insiste en una tasa de 7% con la banca privada pero la diferencia con la tasa real de mercado (de 28% a 35% real) la financia con un bono que las provincias deben rescatar en 18 meses con fondos propios.

Ahí se desbarrancó todo y quienes salían anoche del CFI repetían una misma letanía: por qué inexplicablemente
Cavallo buscó romper cualquier acuerdo si Colombo había logrado un acercamiento estrechísimo.

• Imaginación

Crédulos sobre conspiraciones, los peronistas imaginaron o la voluntad de Cavallo de dar el portazo al ministerio; o la de Colombo de ser mudo testigo de la pelea esperando que una intervención de Fernando de la Rúa lo repusiese como negociador único. La versión que inundó el CFI sobre la posibilidad de que Enrique Olivera fuera llamado a integrar el gabinete instaló en los peronistas la idea de que no hacía falta seguir insistiendo en un Cavallo que los considera los culpables de la crisis financiera de la Argentina.

Alimentaban sus suspicacias algunos gestos de los acompa-ñantes de
Cavallo. A Mestre le atribuían haberle escuchado una advertencia: «Ojo que Cavallo es un fullero». A Liendo: « Tengan paciencia con Mingo, que siempre podemos llegar al acuerdo» (fue cuando el asesor no declarado del ministro se acercó como ex candidato a cruzar saludos con algunos gobernadores y con el electo Ramón Puerta). De esa duplicidad esperan sacar rédito la semana que viene en el re-mate de la negociación más larga y cara de la actual administración.

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