Se acordó tarde Cristina
Se acordó tarde Cristina de Kirchner de que en el país hay inseguridad. Lo proclamó en un acto en el conurbano y se comprometió a solucionarla si gana las elecciones. Es algo positivo y, por la gravedad del asunto, es esperable que lo cumpla, porque correría también en su beneficio como gobernante. Ante las elecciones inminentes, es saludable este ataque de realismo que, es de rogar, no se agote en otra promesa de campaña.
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Por la tarde, el gobernador recogió sus palabras, dio un fuerte respaldo a su ministro de Seguridad y afirmó que «ahora tenemos una Policía mucho más activa que antes» (ver Ambito Nacional). Era tarde: la polémica ya se había instalado en la campaña y hasta forzado a Cristina a hablar del tema.
El nivel de tensión viene de lejos y reapareció con la previa electoral, A tal punto que días atrás, Juan De Jesús, intendente del Partido de la Costa, y cabeza de la lista de legisladores provinciales del FpV de la Quinta Sección, cruzó duro a Arslanian.
«Que dé soluciones o que renuncie» se zambulló De Jesús, casi como si no fuese candidato del oficialismo que gobierna la provincia.
Ferviente devorador de encuestas, Kirchner fijó como táctica que la mejor forma de que no lo alcancen las esquirlas de la bomba de la inseguridad es no hablar del asunto y, llegado el caso, orientar las críticas hacia la gestión de Solá en la provincia.
Ayer, lateralmente, forzada por el ruido diario, Cristina rompió esa regla. Fue, de todos modos, una mención genérica, casi descafeinada, dentro de una frase de campaña. Luego de ese detalle inesperado, la primera dama regresó rápidamente al libreto habitual. Repitió el rap de su compromiso «a construir y profundizar aun más un plan de salud que abarque no solamente el tratamiento de las patologías complejas sino que además llegue a todos los rincones del país». Estaba, claro, inaugurando un hospital para el conurbano sur.
Más política volvió a defender la «concertación plural», y subrayó la necesidad «de reconstruir la identidad nacional, sin agravios ni enfrentamientos».
«El pueblo sabe que en la Casa Rosada hay uno de ellos, uno del pueblo que viene en su nombre a representarlo y a gobernarlo», aseguró la candidata mirando a Kirchner y, luego, reafirmó que continuará «con el modelo económico y social en positivo y para adelante». El cierre, para la TV, fue en un simulacro de interrogatorio al auditorio. «Es hora de que los dirigentes políticos dejen de ser el problema y comiencen a ser la solución para todos los argentinos».
Desde un costado, la aplaudían Kirchner, Solá, el ministro de Planificación, Julio De Vido -a quien Solá, de paso, cubrió de elogios desde la tribuna cuando le tocó hablar- y el intendente local, Julio Pereyra.
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