7 de julio 2008 - 00:00

Se esfuerzan los Kirchner para evitar que se rompa su dominio en el Senado

No será un mero trámite la votación en el Senado de la ratificación de la Resolución 125. Como sucedió en Diputados la semana pasada, el proyecto oficial también deberá competir con otras iniciativas. Una de las más convocantes es la que llevará al recinto Carlos Reutemann, con apoyo de Juan Carlos Romero y, desde afuera, de Jorge Busti y Felipe Solá. Pero en el Senado no hay posibilidad de negociar: el gobierno ordenó no tocar una coma a lo votado en la otra Cámara. Si lo abren, se quebrará el equilibrio oficial cuando vuelva a Diputados. Justo ahora que está por romperse el glaciar más querido por los Kirchner.

Agustín Rossi festeja a los abrazos mientras Jorge Obeid busca una respuesta en las alturas.Eduardo Luis Duhalde sonríe viendo la celebración que, aislados, comparten JoséMaría Díaz Bancalari y Mariano West.
Agustín Rossi festeja a los abrazos mientras Jorge Obeid busca una respuesta en las alturas. Eduardo Luis Duhalde sonríe viendo la celebración que, aislados, comparten José María Díaz Bancalari y Mariano West.
El gobierno iniciará hoy una nueva batalla en el Senado para evitar que la oposición intente nuevamente abrir el proyecto de ratificación de la Resolución 125 que el sábado aprobó Diputados. Desde el bloque kirchnerista se da por sentado que contarán con no menos de 37 senadores para ratificar lo votado en Diputados, pero igualmente habrá pelea.

Aunque el panorama parezca más tranquilo para el gobierno, el Senado es la Cámara donde se hacen fuertes los mayores opositores a Néstor Kirchner dentro del peronismo y donde la UCR tiene mayor poder de fuego.

Pensar que Adolfo Rodríguez Saá, Carlos Reutemann o Juan Carlos Romero no intentarán complicar al gobierno con sus disidencias sería una inocencia. Más aún cuando Reutemann llevará como propio un proyecto similar al que en Diputados apoyaron Julio Cobos, Felipe Solá, Juan Schiaretti y Jorge Busti. El kirchnerismo está convencido de que hoy ya cuenta con 34 votos a favor, lo que significaría que la oposición sumaría 31 votos y que existen unos seis senadores que aún están en duda. Ese es el terreno sobre el que deberá actuar desde hoy Miguel Pichetto. Sólo hay un voto seguro: el del cordobés Roberto Urquía, que se abstendrá. La votación, entonces, será ajustada. Más cuando a los senadores les es mas difícil que a los diputados esconder un voto vergonzante: los integrantes de la Cámara alta no sólo son mucho más conocidos en sus provincias, sino que en muchos casos han sido gobernadores. Imposible entonces que pasen inadvertidos y de allí el miedo de algunos a apoyar al gobierno en contra de su electorado agropecuario.

Por eso la fuerza que despliegael kirchnerismo en el Senado no significa que algunos disidentes, junto con el radicalismo y la Coalición Cívica, no puedan comprometer el debate sobre las retenciones.

La orden del gobierno a Miguel Pichetto ya fue clara: el proyecto no se puede abrir bajo ninguna circunstancia. No habrá que esperar, entonces, nuevas ofertas al campo para seducir legisladores, como hizo el santafesino Agustín Rossi en Diputados.

  • Llamados

    Cristina de Kirchner, que en las últimas horas del debate en Diputados se tomó el trabajo de llamar personalmente a algunos ante el temor de fallar con el número a la hora de votar, ya le comunicó al Senado que allí no habrá lugar para modificaciones.

    Esa duda surgió no sólo por la presión que pueda hacer la oposición por cambiar el proyecto, sino porque algunos ultraoficialistas soñaron con dar marcha atrás con algunas de las concesiones que Agustín Rossi incluyó en ese proyecto para convencer a los díscolos.

    Pero para una estrategia de ese tipo haría falta, primero, que el kirchnerismo tuviera asegurados los dos tercios de los votos en el Senado para impedir así que una revisión en Diputados volviera a complicar el frágil equilibrio que consiguió allí el gobierno.

    Sería un desatino político, además, volver a abrir la discusión sobre las retenciones en la Cámara baja generando un caos imposible de volver a cerrar. Rossi sabe que pudo aprobar la ratificación de la Resolución 125 por una diferencia mínima de siete votos, pero no garantiza poder repetirlo. Más cuando esa diferencia da como resultado una radiografía de la debilidad del gobierno. Este apeló a la caja, presionó con los violentos y con los mansos, llamó a defender las convicciones, gastó a Kirchner, y lo único que obtuvo fueron siete votos más que sus adversarios.

    La versión final del proyecto oficial que llega al Senado tiene cambios en las compensaciones ofrecidas que ningún integrante del gobierno puede afirmar que alguna vez serán cobradas por los productores. Pero finalmente se las incluyó en un intento por seducir diputados cuando la tragedia parecía amenazar al gobierno en el recinto.

    Así, incluye la ratificación de la Resolución 125, de las facultades del Poder Ejecutivo para disponer de ahora en más sobre los aranceles a las exportaciones y dispone una serie de compensaciones para los pequeños productores.
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