También pedirá que autoricen más deuda
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En simultáneo, desde la Jefatura de Gobierno se intentará pulir la contabilidad porteña. Preocupa. A unos y otros, porque hoy hay un agujero por llenar, como poco, con cerca de $ 500 millones que responden a un aumento de salarios a empleados municipales, médicos y maestros, que no estaba contemplado en el Presupuesto. A éste, según admiten en los despachos de Bolívar 1, acompaña la baja en la recaudación de Ingresos Brutos (el principal tributo del Presupuesto) por dificultades en el control de la recaudación a medianas empresas, que hace que hoy se cobre por esa tasa alrededor de 4% menos que lo que se recauda por IVA, teniendo bases similares.
El Gobierno porteño ha puesto freno al inicio de obras nuevas aún planificadas para el ejercicio y espera conocer quién sucederá a Telerman para acordar algunas pautas hasta diciembre, cuando se entregue el mando porteño.
Por eso, en el macrismo -que se da ya por vencedor- hablan de que la primera reunión que planteará Mauricio Macri, si se impone el domingo, no es con Néstor Kirchner, sino con el ministro de Hacienda de Telerman, Sergio Beros, y su candidato a esa área, Néstor Grindetti. Por cierto, Grindetti, Horacio Rodríguez Larreta y el titular de la Legislatura, Santiago de Estrada son los nominados interlocutores del macrismo con el Gobierno de la Ciudad. Macri dijo ayer que le preocupa más «la transición» que la relación con el gobierno nacional a partir del lunes, si se impusiera en la votación del domingo.
En cambio, un eventual triunfo de Filmus, que nadie imagina hoy en el Gobierno de la Ciudad, obligaría a generar ese espacio de mediadores para la transición.
En la Legislatura ya llegó informalmente el pedido: una extensión presupuestaria que debería sancionarse antes de setiembre, es decir, antes del plazo para entregar el Presupuesto 2008. Pero hay otra opción que intentará Telerman si acuerda con su sucesor: pedir un endeudamiento de hasta $ 500 millones fundamentado en la buena calificación de la Ciudad, la economía creciente y la necesidad de invertir en infraestructura en el distrito.
Esos temas comenzarán a debatirse a partir de la semana que viene con el nuevo jefe de Gobierno ya electo, y en principio, el kirchnerismo, que es la segunda fuerza tras el macrismo, se niega a aprobar una deuda para el financiamiento de obras, que no entiende tenga que hacer un mandatario saliente en pocos meses que le restan de gestión. Aprobaría, en cambio, la ampliación presupuestaria acompañada de restricción de gastos, una economía que ya comenzó Telerman el 4 de junio, suprimiendo salidas de dinero en el área de Comunicación Social, actividades en cultura, y en obras públicas no iniciadas, además de erogaciones menores en cada uno de los ministerios.
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