El mismo día que cumplió 77 años, Raúl Alfonsín salió a criticar severamente al gobierno, señalando que los radicales deben «buscar alianzas con sectores progresistas y no estar enconados por repartirnos la misma clientela, porque seremos derrotados». Pareció retrógrado en su discurso. Fue en los salones de Unione e Benevolenza, y el ex mandatario aprovechó una reunión de la Corriente Progresista del radicalismo para subir a una tribuna. No lo hacía desde diciembre del año pasado en Obras Sanitarias, cuando se cumplieron 20 años de su llegada al poder.
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Coincidente con Alfonsín, el presidente de la UCR, Angel Rozas, adelantó ayer el tenor de la discusión que abrirá el «congreso ideológico» que realizará el radicalismo a fines de junio y que apuntará a recuperar «la identidad política e ideológica» del partido, al que definió como «humanista y de centroizquierda».
Según Alfonsín, «la transversalidad, tal como la entiende el gobierno, es la cooptación de personas de distintos partidos, pero no tiene nada que ver con la voluntad de buscar consensos». El día anterior en Parque Norte, Néstor Kirchner y su esposa, Cristina Fernández, habían lanzado oficialmentela idea de transversalidadcriticada por Alfonsín -ante dirigentes de otros partidos-, afirmando que «el peronismo como expresión política es insuficiente hoy para explicar el país». Una suerte de certificado de defunción para el PJ y para todos aquellos que rehúsen sumarse al nuevo proyecto del gobierno.
• Futuro difícil
Un pensamiento compartido por el ex presidente cuando ese mismo día, mientras lo vivaba una platea de personas mayores, afirmó enfático: «El gobierno tiene que comprender que un solo partido no alcanza; si no lo entiende, será difícilencontrar el futuro que deseamos».
Además, pareció estar hablándoles a los radicales, recordándoles que en la última elección porteña -un distrito donde la UCR siempre ató a un importante rebaño de seguidores-, apenas sacaron 3% (55.775 votos) y no llegó un solo diputado nacional al Congreso. La defección del Frepaso primero, y el fracaso de Fernando de la Rúa después -provocado o no-han terminado por minar su crédito electoral en la Capital Federal.
Mientras tanto, en la interna radical en Jujuy, Alfonsín logró imponer sus candidatos a autoridades del partido, derrotando a la gente del bonaerense Federico Storani (CON). De este modo, el ex presidente sigue pacientemente montando la estructura interna de la UCR, «sin estridencia pero sin pausa», comentan sus íntimos. Aunque no pueda despuntar un liderazgo claro en provincias importantes.
Por otra parte, ¿en el radicalismo se vuelve a la idea de promover alianzas, después de la nefasta experiencia hecha con el Frepaso? Eso parecería desprenderse de la postura tanto de Alfonsín como del presidente del partido, por él impuesto, el chaqueño Rozas. Entendiendo que todo gira alrededor de las políticas, Rozas se animó a franquearse y en un reportaje dijo que «ni el gobierno ni el radicalismo tenemos un plan económico». Sin embargo, en este partido centenario, puertas adentro, admitieron ayer que resulta una tarea poco menos que imposible el hallazgo de algún liderazgo capaz de aglutinarlos.
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