Con diferentes matices y guarismos, la inflación dejó de ser una preocupación exclusiva de algunos países subdesarrollados. El cóctel pandemia y guerra ruso-ucraniana desató un proceso inflacionario a nivel global que volvió a posicionarlo como prioridad después de varias décadas. La lucha antiinflacionaria que libran los principales bancos centrales del mundo, sobre todo la Fed con Jerome Powell y el BCE, ya cumple más de dos años y continúa. A la hora de la caza de brujas, cada gobierno, bando o grupo de interés eligió el culpable.
Los medios también alimentan la inflación (primera parte)
Según un estudio de la Reserva Federal de San Francisco, tienen una cuota de responsabilidad. De la caza de brujas, las noticias impresas y online tampoco se salvaron. ¿Por qué?
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Lo cierto es que más allá del debate académico, si es culpa de la emisión monetaria o no, del shock de suministros, del boom de commodities, etcétera, las expectativas inflacionarias entran a jugar un rol protagónico. Al respecto, se ha observado en EE.UU. cierta discrepancia entre las perspectivas de los pronosticadores profesionales y lo que esperan las familias. Esto llevó a un grupo de economistas de la Reserva Federal de San Francisco a estudiar el efecto de los medios de comunicación sobre la inflación, preguntándose si las noticias podían impulsar las expectativas inflacionarias.
Los autores del estudio (Kmetz, Shapiro y Wilson) reconocen que la forma en que los hogares esperan que evolucione la inflación juega un papel importante para explicar la dinámica general de la inflación. Vieron que las expectativas de inflación de los hogares aumentaron drásticamente durante el último año, mucho más rápido que las de los pronosticadores profesionales, y así analizaron si la cobertura de las noticias podía explicar parte de esta creciente brecha.
Según estos altos funcionarios del área de Research de la Fed de San Francisco, el análisis del volumen y el sentimiento de las noticias diarias sobre la inflación sugiere que una cuarta parte de la mayor brecha entre las expectativas de los hogares y los profesionales puede atribuirse a una mayor cobertura negativa de los medios. Por lo que sentencian que los resultados obtenidos destacan el importante impacto del contenido y el tono de la información económica en la economía real. Veamos qué estudiaron y cómo lo explican.
La inflación aumentó sustancialmente después de su mínimo pandémico en otoño de 2020, alcanzando su nivel más alto en 40 años durante el invierno de 2022 (en junio el IPC alcanzó un máximo del 9,1% anual). La investigación sugiere que esto es reflejo de una combinación de cuellos de botella en el suministro relacionados con la pandemia, mayor demanda e interrupciones en el suministro de petróleo, gas natural y productos alimenticios debido a la guerra en Ucrania.
Junto con este aumento, los pronosticadores profesionales elevaron su perspectiva de inflación, esperando que persistiera algún grado de esta inflación elevada. Pero en comparación con las previsiones profesionales, las expectativas de inflación futura de los hogares crecieron aún más rápido. “Esta brecha ha causado preocupación entre los formuladores de políticas porque las expectativas de inflación de los hogares juegan un papel importante en la determinación de hacia dónde se dirigen realmente los precios y salarios futuros”, advierten y consideran que “una de las razones por las que las dos medidas divergieron puede ser que los hogares digieren información diferente a la de los profesionales al derivar sus perspectivas de inflación”. De hecho, investigaciones anteriores, como la de Bharat Trehan en 2011, han demostrado que las expectativas de inflación de los hogares pueden ser demasiado sensibles a bienes, como la nafta, con precios que son muy visibles o notorios. Esto motivó a los autores a examinar el papel de los medios de comunicación en la reducción de la brecha entre las expectativas de inflación de los hogares y de los pronosticadores profesionales.
En primer lugar, muestran que ha habido un aumento sorprendente en la cantidad de artículos de noticias sobre inflación, así como la negatividad de estos en los últimos meses. Luego estimaron el efecto promedio histórico de estas variables noticiosas, controlando el impacto de otros factores, como los cambios en los precios de la nafta y los alimentos, en la brecha entre las expectativas de inflación de los hogares y los pronosticadores profesionales. Y encontraron que un aumento en las noticias de inflación negativas tiende a alejar las expectativas de los hogares de los pronósticos profesionales, y viceversa. Además, detectaron que el mayor volumen y la negatividad de las noticias sobre inflación explican una cuarta parte de la brecha cada vez mayor entre las expectativas de los hogares y los pronósticos profesionales desde junio de 2021 hasta junio de 2022.
(Continúa mañana)
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