16 de noviembre 2025 - 00:01

Desde que llegó Mark Zuckerberg, Palo Alto ya no es el mismo: la tensión que divide hoy a Crescent Park

La compra de 11 casas, las obras constantes y la seguridad privada del CEO de Meta transformaron este barrio tradicional de California.

Mark Zuckerberg en su casa de Palo Alto junto a su perro, en una imagen que contrasta con las tensiones que generó su presencia en Crescent Park

Mark Zuckerberg en su casa de Palo Alto junto a su perro, en una imagen que contrasta con las tensiones que generó su presencia en Crescent Park

La llegada de Mark Zuckerberg a Palo Alto marcó un antes y un después para Crescent Park, uno de los barrios más tradicionales y silenciosos de la ciudad ubicada en el estado de California en Estados Unidos. Lo que alguna vez fue una zona residencial de veredas anchas, familias antiguas y vida barrial tranquila se transformó, de a poco, en un enclave rodeado de seguridad, obras interminables y un movimiento inusual que alteró la rutina de todos.

Y aunque muchos pensaron al principio que convivir con el creador de Facebook sería un imán para el prestigio y la valorización de las propiedades, lo que siguió fue casi lo contrario: tensiones crecientes, reclamos públicos y una sensación extendida de haber perdido algo fundamental, el espíritu del barrio.

Todo comenzó hace más de una década, cuando Zuckerberg decidió no solo mudarse a Crescent Park sino también iniciar un proceso silencioso pero sostenido de compra de propiedades vecinas. Primero fueron cuatro, luego seis, después algunas más. Hoy son 11 las casas que, según documentos públicos y vecinos organizados, forman parte del “anillo de privacidad” que el ejecutivo creó alrededor de su residencia principal.

Cinco de esas casas fueron integradas en un único complejo donde Zuckerberg vive junto a su esposa, Priscilla Chan, y sus tres hijas: Maxima (2015), August (2017) y Aurelia (2023). Las propiedades restantes permanecen vacías o funcionan como anexos operativos. Una de ellas se usa como espacio para reuniones privadas y otra llegó a operar como escuela para 14 niños, a pesar de que la normativa local no permite ese tipo de actividad en zonas residenciales.

Este movimiento, que en otros lugares podría haber pasado desapercibido, cayó con fuerza en un barrio habituado a la previsibilidad y a la estabilidad. No era común que un residente adquiriera tanto territorio en tan poco tiempo, menos aún alguien con los recursos y el perfil global de uno de los hombres más poderosos de Silicon Valley.

Mark Zuckerberg
Vista aérea del conjunto de viviendas adquiridas por Zuckerberg en Crescent Park, junto a una imagen del empresario, cuya expansión inmobiliaria reconfiguró la dinámica del barrio

Vista aérea del conjunto de viviendas adquiridas por Zuckerberg en Crescent Park, junto a una imagen del empresario, cuya expansión inmobiliaria reconfiguró la dinámica del barrio

A medida que las compras avanzaban, aumentaban también los rumores: que la casa de atrás sería demolida, que las dos de los costados iban camino a convertirse en centro de operaciones, que habría excavaciones subterráneas para nuevos espacios privados.

Gran parte de esas versiones nunca se confirmó, pero sí se vieron obras, idas y venidas de contratistas, camiones estacionados durante semanas y un tránsito que no correspondía al de un barrio residencial. Para algunos vecinos, esa presencia constante se volvió una incomodidad cotidiana; para otros, un símbolo de desigualdad y de un poder que no era fácil cuestionar.

Inversiones

Las compras comenzaron poco después de su llegada al barrio. Entre 2011 y 2016, el fundador de Meta desembolsó más de u$s100.000.000 para adquirir y remodelar al menos 11 propiedades, según documentos públicos y registros municipales.

Solo en 2012 y 2013 gastó más de u$s40.000.000 en cuatro casas contiguas, que luego intentó reemplazar por construcciones nuevas con amplios niveles subterráneos.

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Movimientos constantes, camionetas y personal en la calle: una postal habitual en Crescent Park desde que comenzaron las obras y el refuerzo de seguridad alrededor de las propiedades de Zuckerberg

Movimientos constantes, camionetas y personal en la calle: una postal habitual en Crescent Park desde que comenzaron las obras y el refuerzo de seguridad alrededor de las propiedades de Zuckerberg

Aunque la Junta de Revisión Arquitectónica rechazó ese proyecto, las obras avanzaron de forma gradual: una o dos viviendas por vez, eludiendo un nuevo escrutinio público y extendiendo un proceso que ya lleva ocho años.

La convivencia complicada

La fricción se hizo visible en reuniones vecinales y en comunicados internos donde varias familias expresaron que ya no se sentían a gusto en su propia calle. Uno de los principales motivos de malestar fue la presencia de personal de seguridad, tanto privado como vinculado a los protocolos que acompañan a Zuckerberg cuando está en su casa o cuando se desplaza a sus oficinas.

Si bien las medidas son comprensibles por la exposición del personaje, en Crescent Park comenzaron a notarse como una barrera simbólica, una separación entre “ellos” y “nosotros” que no encajaba con la historia del lugar.

Mark Zuckerberg
La entrada principal y el alto muro vegetal que rodea la residencia de Zuckerberg en Crescent Park, símbolo del anillo de privacidad que generó polémicas entre los vecinos

La entrada principal y el alto muro vegetal que rodea la residencia de Zuckerberg en Crescent Park, símbolo del anillo de privacidad que generó polémicas entre los vecinos

A eso se sumó la aparición de vehículos sin identificación, vigilancia en esquinas estratégicas y restricciones ocasionales para estacionar en sectores donde antes nunca había controles.

Hubo vecinos que aseguraron haber sido interrogados por personal de seguridad al simplemente caminar cerca de las casas compradas por Meta Domestic LLC, una de las sociedades utilizadas para estas adquisiciones. Aunque la empresa nunca reconoció episodios puntuales, para los residentes la incomodidad fue creciendo.

Un mercado inmobiliario sacudido

Pero uno de los puntos donde la llegada de Zuckerberg generó mayor impacto fue en el mercado inmobiliario local. Crescent Park es desde hace décadas una de las zonas más caras del país, pero las compras sucesivas del CEO de Meta introdujeron una dinámica particular: cada propietario que recibía una oferta sabía que detrás había una billetera prácticamente ilimitada.

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Paisaje típico de Palo Alto, el enclave residencial del norte de California donde se ubica Crescent Park, hoy en debate por los cambios que trajo la llegada del CEO de Meta

Paisaje típico de Palo Alto, el enclave residencial del norte de California donde se ubica Crescent Park, hoy en debate por los cambios que trajo la llegada del CEO de Meta

La percepción general fue que se estaba consolidando un “mini barrio privado” dentro de un barrio público. Y aunque adquirir propiedades de forma legal no infringe ninguna norma, los residentes comenzaron a preguntarse cuánto de Crescent Park seguiría siendo Crescent Park si un solo dueño acumulaba tantas parcelas contiguas.

Más obras, más movimiento y menos identidad

En los últimos años, los proyectos de remodelación y la actividad dentro del perímetro Zuckerberg continuaron. Se ampliaron estructuras, se modernizaron los jardines, se instalaron sistemas de vigilancia avanzados y se reconfiguraron caminos internos. Cada uno de estos trabajos implicó una acumulación de ruido, personal, permisos municipales y trámites que lograron lo que muchos describen como “un barrio en obras permanentes”.

Lo más llamativo, sin embargo, no es la magnitud de las reformas sino su duración: siempre parece haber algo más por hacer. Esa sensación de transformación constante contrasta con el modo de vida previo en Crescent Park, donde las casas se mantenían por décadas sin grandes cambios, acompañando una estética que muchos consideran parte esencial del espíritu local.

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