13 de enero 2017 - 22:39

Cítricos en la gatera

El negocio citrícola local está frente a un nuevo escenario, la recuperación de los precios internacionales junto a la reapertura del mercado norteamericano para los limones inyectaron esperanza en los productores e industriales. Por supuesto que aún quedan temas estructurales por resolver como la falta de financiación y el altísimo costo laboral para volver al camino de la competitividad.

Cítricos en la gatera
Después de tres años de malos resultados, producto de contingencias climáticas y de la fuerte caída de la renta, la citricultura argentina se apresta a intentar capitalizar los primeros "brotes verdes" de la actividad, y frenar así el éxodo de productores, plantas de empaque, jugueras, etc., que se vino dando en las últimas campañas.

Ahora, alentada por un mercado internacional algo más firme, y por la propia escasez local, tanto el NEA como el NOA, se preparan para la cosecha que comenzará en algunas semanas, pero que se acelera con los primeros fríos de finales del otoño.

Así los citrus, el rubro de mayor facturación en el mercado local, entre las frutas, buscará alentar la recuperación de su producción, que cayó en ciclos anteriores a apenas 2,6 millones de toneladas (de las cuales 1,6 millones de tn son de limones) cayendo, incluso, del magro 3,5% del mercado mundial que ostentó cuando superaba los 3,3 millones toneladas producidas, y se colocaba en el 8° lugar entre los productores, que siguen siendo liderados por China con más de 31 millones de toneladas anuales (seguido por Brasil con 17 millones, y EE.UU. con alrededor de 7,5 millones de tn).

Eje de la economía de media docena de provincias, las más de 130.000 hectáreas ocupadas con plantaciones (50.000 de limones y 43.000 de naranjas, entre las principales) son desarrolladas por unos 5.300 productores, aunque el rubro justifica el trabajo de más de 100.000 personas, ya que la Argentina cuenta también con 25 plantas industriales, unos 440 empaques para el mercado interno, y otros 112 más para la exportación, todo lo cual redondea una producción que se valora en unos u$s1.000 millones por año, de los cuales alrededor de u$s750 millones corresponden a exportaciones.

Pero, si bien hay alguna señal alentadora, la citricultura argentina, abandonada a su suerte hasta ahora, necesita también de iguales requerimientos que las restantes actividades, es decir, bajar el altísimo costo argentino; moderar la asfixiante presión impositiva; mejorar las condiciones de competitividad para la exportación; disminuir las muy altas cargas laborales (la citricultura es mano de obra intensiva y zafrera); asegurar la provisión de combustibles y energía, etc.

Para el titular de Federcitrus, el tucumano José Carbonell, si bien finalmente hay una mejora relativa de las expectativas, se requiere una urgente negociación de aranceles para apuntalar las ventas al exterior, mientras que la producción necesita una aumento significativo del financiamiento, y la liberación de los puertos y fletes internos, sostiene. De todos modos, la reversión de la tendencia declinante en la producción local (hasta ahora), la recuperación de los precios internacionales, básicamente de la naranja a partir de las 160.000 hectáreas que se perdieron en los Estados Unidos, y el "arrastre" de la subas a los restantes productos derivados, conforman un escenario más optimista.

Según Carbonell, los precios internacionales que habían estado cayendo hasta mediados del año pasado, reaccionaron de golpe provocando una suba de u$s1.000 en la tonelada de jugo (concentrado) de naranja y que, además de agotar los stocks, "derramó" sobre otros productos. A su vez, se extendió la demanda de cáscara (pectinas), y de aceites esenciales.

Respecto de este último rubro, si bien la "estrella" mundial es el de limón, ahora también crece la demanda de naranja, aunque su valor es sensiblemente menor al primero al ubicarse en u$s 10 por kilo, versus u$s 32/kg el de limón. Pero se destaca que un emergente llamativo es el pomelo, que está creciendo en Formosa y cuyo aceite esencial, al ser ácido, también es muy requerido.

Pero cuando se mira el mercado mundial desde la Argentina, sin dudas es el limón tucumano el que ostenta el liderazgo ya que, incluso, es el que marca el ritmo en el mercado internacional, lo que no ocurre con naranjas, mandarinas ni pomelos que tienen una participación mucho menor.

Y si bien, a diferencia de naranjas y mandarinas, este cítrico es probable que tenga en esta cosecha un volumen algo menor a la anterior (se habla de 1,2 millón de toneladas vs 1,4 millón en el 16), y sus precios no alcanzaron los niveles de aumento de la naranja, igual cuenta con un panorama más holgado, especialmente tras la reapertura del mercado estadounidense que, seguramente, registrará los primeros ingresos del producto argentino, a partir de marzo-abril.

Así, por el lado del mercado internacional hay ahora una distensión relativa, ya que se mantendrían las mejoras para los "dulces" (naranja, mandarina, etc.). Localmente, a su vez, se espera que el clima no complique la situación, como ocurrió con los 3 años anteriores.

Y, al margen de lo que corresponde al Gobierno, el sector tiene entonces como gran asignatura pendiente, la recuperación del mercado de consumo interno que registró una importante caída del 35% desde 2000 a la fecha, y que se podría revertir con varias estrategias que se estarían elaborando y que podrían estar alentadas seguramente, por una demanda local que se espera más firme en un año de elecciones.

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