Posse: "Es difícil que los sumisos y serviles hoy se llamen renovación"

El intendente de San Isidro se presenta en la interna por el comité provincial de la UCR como parte de un armado opositor que tiene a Martín Lousteau como "figura disruptiva".

Oposición. Gustavo Posse se presenta como candidato a presidente del comité radical de la Provincia con el apoyo de Martín Lousteau.

Oposición. Gustavo Posse se presenta como candidato a presidente del comité radical de la Provincia con el apoyo de Martín Lousteau.

Periodista: ¿Qué tipo de radicalismo expresa su lista?

Gustavo Posse: Nosotros amalgamamos antiguos y nuevos movimientos y trayectorias con una figura disruptiva como Martín Lousteau. Tenemos la oportunidad de poner en valor al radicalismo para ratificar Juntos por el Cambio, pero con la relación reformulada: siendo socios plenos. Queremos tomar la responsabilidad de convocarlo y de liderarlo.

P.: ¿Contra qué se enfrenta?

G.P.: Contra lo que pasó en los últimos cinco años, que ni respiraron ni hicieron sonidos.

P.: ¿Qué cambio haría en la forma de conducir el partido?

G.P.: Al otro día de la elección vamos a convocar a la unidad de todos los sectores para sellar una unidad que nos permita convocar a JxC. Con nuestros postulados, para no bajarnos de lo que sostuvimos siempre: la defensa de la salud y educación pública, producción nacional y cuidado del trabajo

P.: ¿Qué aporte tiene su rol de gestión como intendente?

G.P.: Hacer una oposición constructiva como la que logramos entre todos con la vuelta a clases. Se pensaba que hasta mitad de año no iba a haber clases y en San Isidro hubo re vinculación de chicos. Ofrecer proyectos, insistir, lograrlo. Que te contesten desde el poder, diálogo.

P.: Siempre sostuvo que en los últimos cinco años hubo un “radicalismo servil”. ¿Cómo planea romper con eso?

G.P.: Hay dos fuerzas de carácter nacional: el radicalismo y el justicialismo. Al justicialismo lo respetamos, tiene un frente electoral eficiente. Nosotros debemos convocar al otro frente. No hay manera de que exista otro frente si no convoca el radicalismo.

P.: Ambas listas hablan de renovación. ¿Dónde está la trampa?

G.P.: Es difícil que los sumisos, serviles y entreguistas de sus compañeros correligionarios de los distritos, hoy se llamen renovación. Nosotros no contamos los números de los documentos, somos la reconstrucción partidaria. Establecimos el campamento de la renovación hace mucho y fuimos resistentes en todo lo que pudimos, sobre todo en el Foro de Intendentes Radicales, a la superestructura partidaria que primero parecía que no avanzaba por no tener carácter, pero después se conformó como una máquina de entregar radicales.

P.: ¿Cuál es la llegada que tiene hoy el radicalismo a la juventud?

G.P.: Parte del reequilibrio de los partidos políticos es que el radicalismo abra las puertas para poder encontrarnos con muchas camadas generacionales que no conocen el partido o que se fueron desilusionados. En política las discusiones tienen que ser luchadas y se debe disputar porque es parte del reequilibrio. En ese sentido, al peronismo le va a hacer bien que el radicalismo sea el que gobierne Juntos por el Cambio.

P.: ¿El ganador de la interna tiene la lapicera para las elecciones de medio término?

G.P.: Las internas mejoran. Nos sirven para preparar los cuadros y cultivar candidatos para que esta vez lo hagan bien. Buscamos que a ningún radical le falta la boleta. Va a haber PASO en cada lugar que lo requiera y no unas PASO de solteros contra casados, sino en la búsqueda de los mejores.

P.: Se habla mucho de los candidatos del PRO y poco de los del radicalismo. ¿Por qué?

G.P.: Porque la conducción del radicalismo tiene miedo de aparecer. Ahora nace una conducción que promueve que los radicales salgan a escena. Buscamos que el radicalismo vuelva al escenario donde se incide en favor de las políticas de la gente.

P.: ¿Quién cree que quiere que gane desde el PRO?

G.P.: Los que son más sinceros, están esperando un buen resultado de parte nuestra para que se pueda armar algo interesante porque el adormecimiento del radicalismo electoralmente terminó siendo como pasear un perro muerto.

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