9 de diciembre 2025 - 00:00

El desafío político y cambiario camino a 2027

Reservas débiles, controles vigentes y señales mixtas del mercado sostienen la incertidumbre y demandan decisiones más claras.

Director de YIER Consultora, exviceministro de Economía

Director de YIER Consultora, exviceministro de Economía

Para mí, desde un punto de vista que pretendería llamar, el del “interés general”, lo más importante, tanto a nivel económico, social y político, sería que la sociedad, nuestra sociedad, pudiera crecer. Y la única manera que entiendo esto pueda suceder, es si logramos ser “civilizados” en las formas de tramitar nuestras diferencias.

Hasta puedo imaginar una sociedad, pacífica, bastante armónica, que lo “único” relevante que tuviera para discutir, fuese: que derechos estamos dispuestos a financiar, y con qué mezcla de impuestos.

Los más “estatistas”, o “progresistas”, pidiendo, por ejemplo: derecho a una jornada de 6 horas, jubilaciones más altas, más recursos para la salud pública, más inversión estatal en infraestructura social, etc., etc.

Y los más “liberales”, diciendo: ojo, porque cuánto menos impuestos, más libre serán los individuos, y por ende la sociedad. Así que tratemos de minimizarlos, e inducir a los individuos a buscar sus mejores opciones, sin esperar que el Estado les resuelva los problemas.

Y aún con acaloradas discusiones, ir llegando a consensos: “ok, aumentemos a los jubilados para que no dependan de sus familiares para comprar remedios o pagar el alquiler. Y entonces, si hay que pasar Bienes Personales de 0,25% a 0,50%, o Ganancias, de 35% a 37%, queda aceptado”.

La forma que este tipo de discusiones puede tomar es variada: ahora seguramente seguirá siendo entre LLA + Aliados, vs. PJ + aliados. En Estados Unidos típicamente era entre Republicanos vs. Demócratas. En China, transcurre más silenciosamente, en las internas del Partido Comunista.

Y bajando ahora a tierra, me pregunto: ¿No haría bien Milei en buscar la manera de que lleguemos al próximo round electoral, que seguramente se iniciará desde febrero de 2027, sin que se presente como “Yo o el caos”?

Y en ese sentido. ¿no sería importante, ir produciendo ahora, “correcciones” en la política cambiaria, que sigue siendo percibida como frágil por gran parte de los actores económicos (inversores, ahorristas, consumidores….)?

El Gobierno habría “decidido” que el BCRA sólo comprará divisas contra una demanda “genuina” de pesos, en el marco de una política monetaria, en principio orientada a que la inflación sea menor al 1% mensual.

Según mis cálculos, lo que podría comprar de esa manera, hasta junio de 2027 (antes de que la cosa electoral se ponga brava), oscilaría entre u$s10.000 millones y u$s20.000 millones, bien lejos de cálculos de u$s35.000 millones o más que escuché por ahí.

dolar bcra intervencion reservas

En las elecciones pasadas, quedó en evidencia de que el FMI no quiere que se usen sus reservas. Por eso cuando el Gobierno decía que tenía u$s22.000 millones para intervenir, y que se sentían muy tranquilos con eso. E incluso la “canchereaban” (vengan a buscarlos ¡ remedando a Galtieri cuando le decía al “principito” que venga a recuperar las Malvinas si se atreve). Pero el mercado no creía en esas cifras.

Es que de esos u$s22.000, u$s13.000 eran encajes, y u$s14.000 eran del FMI. Es decir, propio de reservas no había nada, seguían negativas. Y los dólares de encajes son para defender los depósitos en dólares, no los pesos. Y los dólares del FMI son para pagar deudas al propio FMI y eventualmente a bonistas. No para defender al peso. Y el mercado se le “atrevió” al BCRA (como el “principito”), y le empezó a sacar dólares. Y ni bien le sacó unos u$s1.000 millones, tuvo que venir el gobierno de Trump al rescate. En Malvinas, Estados Unidos se alió a Inglaterra (gran error de cálculo de la Junta Militar), pero esta vez, se alío al gobierno argentino y lo salvó de una crisis cambiaria (y seguramente política) que lucía a punto de estallar.

Y si se llegara a junio de 2027, con reservas propias negativas o escasas (en un escenario optimista, tal vez unos u$s10.000 millones), para tener que hacer frente a Activos Dolarizables (circulante + depósitos en pesos + bonos en manos no bancarias) por unos u$s130.000 millones equivalentes (mí estimación), nuevamente estaríamos dependiendo muchísimo de la voluntad de Scot Bessent y Trump, en volver a decir que harán todo lo necesario para salvar a Milei. Y que si pierde las elecciones (cosa que podría suceder), esa ayuda no estaría.

En tal caso, saz! Nueva aguda crisis cambiaria.

Los posibles caminos de acción

¿Y entonces, que podría hacer el Gobierno?

Varias cosas:

  1. Activar un Programa de Compra de Dólares “agresivo”. Esto es, por encima de la esperada (y lenta) re monetización. Implicaría comprar parte de dólares contra deuda interna (parte cambio de dólares por pesos en la población, parte menor consumo y entonces vía aumento de la Balanza de Bienes y Servicios). Presionando el dólar al alza.
  2. Remover todos los controles cambiarios (especialmente a empresas), que generan siempre expectativas de “algún día el dólar subirá por este motivo”. Implicaría presión alcista del dólar.
  3. Dado los 2 puntos anteriores, dejar de lado el “techo de la banda”. El piso ya carece de toda relevancia. Con lo cual pasar a un sistema de “flotación + botón anti pánico” no luce muy difícil de hacer.
  4. El botón anti pánico, hasta que el BCRA no compre unos u$s30.000 millones de dólares propios, lo debería proveer el Tesoro Americano. Por ejemplo, Scot Bessent (quién verdaderamente decide la política cambiaria argentina), podría decir: “floten, que a tal valor, p ej. $2.000, yo proveo de todos los dólares que el mercado pudiera demandar”. En tal caso, el dólar es improbable superara los $1.800 (por efecto carry trade). Si ese valor fuera de $2.500, el dólar podría llegar como máximo a $2.300. Esta es algo que debería decidir Bessent de acuerdo a su mejor leal saber y entender.
  5. Si se hicieran los puntos 1, 2 y 3, es altamente probable que bajara el riesgo país, y fluyeran más las inversiones al país. Con lo cual, la suba del dólar podría ser bastante moderada.
  6. Habría un impacto inflacionario, que debería ser moderado y por poco tiempo. Luego la desinflación sería mucho más segura.
  7. El tipo de cambio real multilateral (TCRM), ahora en la zona de 95, pero cayendo, podría subir hasta la zona de 110 o más. Lo cual, si bien afectaría un poco al consumo (baja inicial del salario real, no compensado todo por aumento del crédito), favorecería a la producción industrial (para competir contra importado y poder incluso exportar más), a las economías regionales (especialmente exportadoras), a la construcción (mejores costos para poder invertir y vender a sectores medios y altos, hasta tanto suba mucho el crédito hipotecario para sectores más bajos), y “geográficamente”, favorecería sobre todo a la Provincia de Buenos Aires (factor social y político a considerar).
  8. También, si Milei tuviera un espíritu patriótico “amplio”, buscaría que la ayuda del Tesoro USA pudiera extenderse a todo espacio político que se comprometiera pública y fehacientemente, a sostener el superávit fiscal primario, sin impuestos abusivos, y aceptando la importancia de promover la competencia en el sector privado, que es el gran motor para el crecimiento productivo. De manera que, si perdiera las elecciones, no se percibiera caótica la situación.

Veremos si puede avanzarse en todo esto.

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