El país debe pensar una estrategia para el campo
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Fuerte aporte del campo para extender el "veranito" del dólar
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Los reyes del girasol confitero ahora apuestan a consolidarse como una empresa de alimentos
El rectorado de este pensamiento único devino contrario a los intereses nacionales y se sirvió de procesos que utilizan a la naturaleza sin importarles su destrucción, ni la dignidad o el modo de vida, la cultura, las costumbres y el progreso de la comunidad en su conjunto.
Se trataría de generar un nuevo paradigma productivo humanista y con sólidas bases científicas y tecnológicas para las próximas generaciones; constituiría una matriz productiva que se corresponda con los intereses nacionales y que redistribuya y controle el salto cualitativo y cuantitativo en la producción de riquezas, implícitas en las altas tecnologías que avanzan a pasos agigantados.
• Males irreparables
De dejar el devenir productivo librado a las fuerzas del mercado, el medio ambiente, los recursos naturales y los habitantes del medio rural sufrirán males irreparables, y los pobres, tanto del campo como de la ciudad, serán más, y más pobres, hasta pasar a constituir población sobrante absoluta, que ya no servirá ni como la mano de obra barata de las grandes ciudades ni como trabajadores a destajo de las corporaciones, pues éstas podrán reemplazarlos por procesos tecnológicos más baratos aun.
Antes de aplicar cualquier proyecto agrícola o ganadero global, deben ser estudiados los cambios y las alteraciones que generan sobre los recursos naturales y el impacto sobre las condiciones ambientales y sociales, presupuestos hoy desestimados por buena parte de nuestra dirigencia política y empresarial.
En tanto considerados recursos estratégicos a nivel mundial, aún abundantes en nuestro territorio y todavía baratos para parámetros internacionales, los sustratos de tierras cultivables serán -antes de lo imaginado por algunos-bienes preciados, costosos y observados con apetencia de apropiación desde los centros de poder mundial. Se defienden con integración territorial, desarrollo económico, social y cultural y alta densidad poblacional en el entramado del espacio rural.
Los productores agropecuarios sólo somos simples tenedores precarios y depositarios circunstanciales de la tierra, a la vez que responsables del cuidado del medio ambiente; estos elementos constituyen un patrimonio nacional, pero también de la humanidad, que debemos proteger y utilizar con prudencia y en la medida de reales necesidades.
Desde el Frente Agropecuario Nacional bregamos para que los funcionarios y dirigentes de hoy pongan de manifiesto actitudes de gestión éticas y morales comprometidas frente a la naturaleza, para ser acompañados por todos los involucrados como protagonistas de un proyecto. Así persistirán sobre nuestro territorio, a través del tiempo, condiciones naturales y sociales para que las próximas generaciones puedan vivir -es posible-un país mejor.
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