7 de junio 2019 - 00:00

CGT: disidentes buscan reunificar antes de fin de año

El jefe del gremio Smata, Ricardo Pignanelli, aseguró que es imperiosa la unidad movimiento obrero y el peronismo.

El sindicalismo opositor abrirá una negociación con la CGT para sondear una reunificación de la central obrera antes de fin de año. El plan, todavía en preparación pero con el visto bueno de gremialistas destacados como Hugo Moyano (Camioneros) y Ricardo Pignanelli (mecánicos, Smata), tiene por objetivo adelantar un recambio en la jefatura pero consensuado con los sectores tradicionales de la organización para fortalecerla frente al proceso electoral y el cambio de gobierno.

Se trata de un empresa dificultosa por la previsible reticencia de los “gordos” de los grandes gremios de servicios y los “independientes” de buen diálogo con Cambiemos, los sectores que junto a Luis Barrionuevo sustentan a los secretarios generales de la CGT, Héctor Daer y Carlos Acuña. La actual conducción tiene mandato hasta agosto de 2020 y sus promotores cuentan con un histórico peso específico dentro de la estructura como para volcar a su favor, vía alianzas, cualquier designación de un nuevo liderazgo.

Mientras la mayor parte de la dirigencia disidente se abocará a la campaña electoral, un puñado de gremialistas quedó a cargo de la tarea diplomática en la central sindical. Entre ellos Pignanelli y su adjunto, Mario “Paco” Manrique, referente a su vez del Frente Sindical por el Modelo Nacional, el sello que montó Moyano para motorizar la protesta laboral contra Cambiemos sin pasar por la CGT. El propio Pablo Moyano, hijo mayor y lugarteniente de Hugo en Camioneros, admitió que su mayor desvelo será la unidad de la CGT para hacerla coincidir con el recambio en el Ejecutivo.

Aunque su carácter siempre fue disruptivo Pablo Moyano no es el mismo de hace unos años. A su perfil confrontativo el adjunto de Camioneros le sumó en los últimos meses una vocación por persuadir y consensuar que sus colaboradores no le conocían. Admiten en su entorno que buena parte del cambio obedece a que se convenció de que, de otro modo, su aspiración por liderar la CGT parecía destinada al fracaso. Días atrás en una entrevista en AM 750 descartó de plano una candidatura a diputado nacional (para la que en cambio todo indica se postulará su hermano Facundo, próximo a vencerse su mandato en la Cámara baja) pero afirmó que su interés estará centrado en la reformulación de la CGT.

Entre los “gordos” y los “independientes” impera la desconfianza y creen que será imposible una unidad antes de fin de año pero no le cierran la puerta a una negociación. Saben que también pierden cuando Moyano lanza por su cuenta un paro y los expone como excesivamente dialoguistas. Además advierten, por lo bajo, que en los últimos meses adosaron sectores que permanecen fuera del Consejo Directivo de la CGT pero que se comprometieron a participar de la toma de decisiones. Entre ellos, el Movimiento de Acción Sindical del taxista Omar Viviani, y el desprendimiento de ese sello denominado Sindicatos en Marcha por la Unidad Nacional (Semun) con Sergio Sasia (Unión Ferroviaria), Guillermo Moser (Luz y Fuerza) y Antonio Caló (metalúrgicos).

Ese mapeo les hace suponer que irían a una discusión desde una posición de fortaleza con sus rivales internos. Moyano, por su parte, podrá contabilizar a su favor la decena de dirigentes que abandonó sus cargos en el Consejo Directivo de la CGT en disconformidad con la jefatura y, eventualmente, un tímido acercamiento a la fracción más macrista de las 62 Organizaciones vía su líder, el rural Ramón Ayala.

La relación entre dialoguistas y disidentes se tensó al máximo cuando los aliados de Moyano (el Smata, la Asociación Bancaria, la Corriente Federal y las dos CTA) lanzaron por su cuenta un paro nacional el 30 de abril pasado a espaldas de la CGT. Más aún cuando el Gobierno amagó con sancionar a los adherentes por no acatar conciliaciones obligatorias y avanzar con una huelga no autorizada por la máxima entidad gremial de la Argentina. Se aflojó parcialmente con el paro siguiente, del 29 de mayo.

En cualquier caso las tratativas deberán esperar hasta fin de mes. Entre esta semana y la que viene el grueso de la dirigencia sindical tradicional estará más atenta a las deliberaciones en Ginebra, Suiza, del congreso anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con la presencia de un número considerable de dirigentes y del ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica.

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