Defensa política, lawfare y reproche a jueces: explosiva indagatoria a Cristina

Furiosa, la expresidenta utilizó más de tres horas para fustigar al Gobierno de Macri, al que acusó de haber impulsado la causa para consolidar una persecución. Disparó contra Comodoro Py, las escuchas, los espías, la "mesa judicial", las preventivas y Ercolini.

Cristina declaró ante el TOF 2.

Cristina declaró ante el TOF 2.

NA

El Tribunal Oral Federal N°2 logró perderse en el propio laberinto que había erigido en torno de un trámite poco problemático como la declaración indagatoria de Cristina de Kirchner. La negativa a la televisación en directo, apoyada en que no había sido uno de los aspectos acordados previamente para su difusión masiva, agigantó la trascendencia del acto, cuyo contenido político estaba preanunciado. Y le dio herramientas a la expresidenta para definirse una vez más víctima de la persecución mediática y judicial que cercenaba hasta su chance de expresarse en el juicio oral que la tiene como imputada por el supuesto direccionamiento de la obra pública en Santa Cruz, conocida como “Vialidad”.

A través de este eje, su alocución estuvo atravesada por las definiciones políticas contra el Gobierno de Mauricio Macri y sobre las irregularidades que tuvo el proceso de investigación, sumadas al escenario general de las causas por las que fue procesada. En su recorrido, fulminó especialmente al juez federal Julián Ercolini, a quien responsabilizó por la enfermedad de su hija Florencia Kirchner. La idea-fuerza que dominó su declaración estuvo guiada por la definición de “lawfare”.

Tres horas duró su exposición, por primera vez en un juicio oral. En su clímax, Cristina sostuvo: “Había que condenar un gobierno, el de Néstor Kirchner; había que traer de vuelta al FMI y para eso había que convencer que el que les pagó, el que nos desendeudó, era un chorro. Por eso es que hoy estoy sentada acá...”. Gambeteó al tribunal respecto de que iba a responder preguntas y a su turno, espetó a los jueces: “¿Preguntas? Ustedes son los que tienen que contestar preguntas”. Hubo aplausos en la sala colmada de dirigentes kirchneristas que acompañaron la indagatoria. “La causa obra pública fue un plan ordenado por el Gobierno saliente”, apuntó.

Antes del comienzo de la audiencia, la defensa de la vicepresidenta electa insistió ante el tribunal acerca del pedido de televisación. La mala puntería evitó un hecho que hubiese escalado la tensión: en el cuarto piso del Palacio de Tribunales, con el dron mucho mejor ubicado para el monitoreo de la política, estaban con ganas de levantar la “palanca” del Centro de Información Judicial para que la transmisión vía You Tube estuviera disponible en directo. Quiso el destino que el TOF esquivara esa desautorización.

El colmo fue que los canales comenzaron a tomar la señal desde el circuito cerrado de la sala de periodistas de Comodoro Py, algo que no estaba vedado. A la mitad, también cortaron esa transmisión para que nadie pudiese burlar la no televisación, pero obligaron a malabares de los cronistas acreditados y alimentaron la idea de que un tramo relevante (por su protagonista) de un juicio oral importante no debía trascender más allá del recinto, algo que tampoco estaba en la intención real del TOF. Bajo este cerco, ¿qué va a pasar cuando ya el presidente en ejercicio Alberto Fernández deba concurrir como testigo, tal como está citado desde hace meses?

Botella de agua bajo sodio en mano, la definición más fuerte llegó en el epílogo: “Seguramente la condena está escrita, pero a mí me absolvió la Historia y me va a absolver la Historia y a ustedes los va a condenar...”, descerrajó mirando al tribunal. “Este juicio forma parte del lawfare, un plan orquestado de persecución del Gobierno” de Macri, había iniciado, con críticas hacia los jueces. Aludió a que la causa “que se conoce como de la corrupción de la obra pública, tuvo una difusión mediática en vivo y en directo inédita” y se refirió a su “suerte” con los sorteos: “Siempre me toca Bonadio o Ercolini”.

Construyó conceptualmente el lawfare desde la difusión mediática y periodística que tuvo la denuncia iniciada por Javier Iguacel y fogoneada desde la Oficina Anticorrupción de Laura Alonso y la UIF de Mariano Federici. Sin rozar una defensa jurídica, toda su efusiva declaración estuvo apuntada al tono de denuncia política. A excepción de algunos tramos de la acusación del fiscal Gerardo Pollicita respecto de su responsabilidad. “No me pidan cosas que no tenía que hacer yo, que no son de mi responsabilidad funcional”, subrayó y les dijo a los jueces que los jefes de Gabinete ejecutan los presupuestos (obras incluido) y que no se citó a ningún legislador para saber si habían sido presionados para aprobarlos. Citó la cuestión pendiente de las pericias sobre un puñado de obras y no las 51 en discusión, cosa juzgada.

“Que los medios de comunicación publiciten cosas que no figuran en el expediente o que no son delitos para conformar a la opinión pública y con eso los jueces no tengan otra alternativa que condenar. Es para construir mediáticamente lo que no pueden comprobar jurídicamente”, sostuvo. “¿No les parece que tiene impacto que la vicepresidenta de la Argentina está acusada de ser la jefa de la banda? ¿En serio les parece que no? ¿No les parece que interesa a la opinión pública?, Yo creo que sí”, disparó.

Repartió también hacia la oficina de escuchas que depende de la Corte por la filtración de sus diálogos privados y hacia la AFI refiriéndose explícitamente a Gustavo Arribas y a Silvia Majdalani. Y recomendó al TOF enfocarse en la causa que se tramita en Dolores por espionaje, ante el tramo que vincula a la presunta manipulación de los dichos de Leonardo Fariña para que declare en este expediente con un guión respecto de irregularidades en la obra pública.

“El Gobierno que se va tenía una mesa judicial que decidía quién iba preso, quién no, a qué empresario había que apretar para que no vaya preso, para que venda sus empresas”, afirmó, al destacar que Cambiemos “llegó con el auxilio invalorable del aparato judicial”, cuyos dardos estuvieron centrados en Comodoro Py. Contragolpeó con la doctrina “Irurzun”, respecto de las prisiones preventivas, recordando que mientras no tuvo fueros, ningún juez dictó una medida contra su libertad.

Furiosa en el tramo referido a Florencia, aseguró que todo el dinero hallado en una caja de seguridad estaba declarado como su sucesión y en bancos nacionales, pero aun así fue presentado como una ilegalidad. “Ercolini es el mismo que provocó que mi hija se enfermara, cambió el gobierno y cambió Ercolini, por eso lo llamo el mutante”, arremetió filosa.

“No soy amiga de Lázaro Báez y nunca lo fui. Aunque lo fuera no voy a permitir que alguien sea acusado por ser amigo de alguien...”, dijo sobre el detenido empresario. “El hecho de que una persona sea amigo y tenga empresas no es delito. Si no... ¿cómo lo llamarían al amigo del alma del Presidente que se quedó con las empresas energéticas que saquearon los bolsillos de los argentinos?”, lanzó. No sería la única referencia al entorno de Macri, a quien le recordó el affaire de Panama Papers. Las más de tres horas cerraron la etapa de indagatorias. La semana próxima, será el turno de los primeros testigos.

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