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El cordobés nacido en Unquillo lució de manera impecable, con un tenis agresivo al que le adosó su clásica mentalidad ganadora, esa que le permite mantenerse en el selecto grupo de los 10 mejores del planeta, y en esta ocasión para el deleite del público que colmó las 14 mil ubicaciones del Parque Roca.
El primer set fue muy parejo, con Andreev sólido desde el fondo de la cancha, y Nalbandian preocupado por evitar que su rival golpee cómodo de derecha, a lo que se le sumaba la clásica ansiedad del primer punto.
La definición se estiró hasta el tie break y ahí hubo un momento clave: el ruso sacó una ventaja de 4-1 y cuando se imponía 4-2 tuvo la chance de ponerse 5-2 con dos saques a su favor, pero el árbitro hizo jugar nuevamente el punto y lo ganó el argentino.
De ahí en adelante Nalbandian estuvo impecable, concentrado, fino, el ruso erró tres pelotas consecutivas y le permitió al argentino llevarse el tie break por 7-5 al cabo de una hora y dos minutos.
En el segundo parcial, el cordobés se adelantó un par de metros en la cancha, ajustó su primer servicio y prácticamente arrasó al ruso en apenas 41 minutos, para ganar por 6-2 con dos quiebres del servicio, los primeros del partido, en el cuarto y octavo game, respectivamente.
A esta altura Andreev cometía numerosos errores no forzados, impropios para un jugador de su calidad, que suele agrandarse ante el público adverso, prueba de ello fue cuando venció a los chilenos Fernando González y Nicolás Massú en su propia tierra, en la serie de la Davis jugada en febrero de 2007.
Nalbandian, muy inteligente, cargó el juego sobre el revés de Andreev y martilló una y otra vez hasta desgastarlo y obligarlo a errar.
El argentino bajó un poco el nivel en el tercer set, cuando dejó golpear más cómodo al ruso, pero siempre tuvo el partido bajo control y quedó 5-4 arriba sin ceder jamás su saque. Con el triunfo inminente, el público aportó lo suyo -cuatro redoblantes le aportaron mucho ruido al habitual griterío-, al alentar a Nalbandian de una forma que puso aún más
impreciso al ruso, justo cuando se disponía a servir.
El argentino quebró el saque de Andreev y se llevó el set por 6-4 y el partido, dejando claro que sabe muy bien lo que tiene que hacer en la Davis ante rivales incómodos como Andreev, a quien convirtió en un mero "partenaire".
Después llegó el momento del debut como local de éste increíble jugador que se llama Del Potro, hoy 13 del mundo, quien borró de la cancha a un inexpresivo Davydenko, nada menos que sexto del ranking mundial, a fuerza de 'palos y palos' de un lado y otro de la cancha.
El tandilense, de apenas 19 años, fue un vendaval tanto de drive como de revés, para llevarse con mucha comodidad el primer set por 6-1 y tomar una clara ventaja en el segundo parcial de 5-3.
Sólo en ese momento surgieron algunas pequeñas dudas cuando dejó pasar un par de set points pero tras cerrar el segundo parcial por 6-4, el argentino volvió a tomar el control del cotejo.
De las tribunas bajaba el "Delpo, delpo", en una clara muestra de cariño para un jugador aguerrido, explosivo, que se daba fuerza apretando sus puños en cada punto y hasta arengaba al público para que lo aliente fervorosamente.
Y la gente le respondía al nuevo "niño mimado" del tenis argentino, la última gran aparición de "La Legión", quien mantuvo un nivel superlativo en el tercer set para cerrar un triunfo apabullante ante un tenista ruso que se vio superado en todo momento.
De esta manera, Argentina sella de manera impecable la primera jornada, con dos triunfos, seis sets ganados, ninguno perdido y una clara muestra de superioridad que parece casi imposible de revertir para el equipo europeo.
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