El Reino Unido avanza en su intención por regular el fútbol y detener la sangría económica que sufre desde hace años.
La Premier League crea el primer organismo independiente regulador del fútbol
El Parlamento británico aprobó el Football Governance Bill, el proyecto de ley autónomo al Gobierno y que pretende asegurar el fair play financiero de la liga profesional inglesa.
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El Gobierno británico presentó anoche en el Parlamento su propuesta de Football Governance Bill, una ley que en la práctica supondrá crear un regulador independiente que fiscalice la gestión de clubes y competiciones. Desde el cumplimiento de determinadas obligaciones financieras, hasta auditorías de propietarias y ejecutivos, así como un veto claro a la Superliga y la ambición de dar más voz a los aficionados. El riesgo de incumplir implicará multas económicas de hasta un 10% de la facturación total.
“El organismo estará dotado de poderes sólidos que girarán en torno a tres objetivos principales: mejorar la sostenibilidad financiera de los clubes, garantizar la resiliencia financiera en todas las ligas y salvaguardar la herencia del fútbol inglés”, explica el Ejecutivo de Rishi Sunak. En un comunicado, el dirigente argumenta la necesidad de este nuevo organismo porque “durante demasiado tiempo algunos clubes han sufrido abusos por parte de propietarios sin escrúpulos que se salen con la suya con una mala gestión financiera que, en el peor de los casos, puede conducir al colapso total”.
Por el mokmento no se sabe cuáles serán las obligaciones de los clubes en materia económica, si bien medios como The Times apuntan que la propia Premier League quiere replicar los nuevos criterios de Uefa a todos sus equipos y no sólo a aquellos que compitan a nivel internacional. Es decir, que se establecería un techo de gasto en plantilla deportiva equivalente al 70% de los ingresos y se monitorizaría periódicamente el grado de cumplimiento de cada equipo.
Además, el nuevo regulador “implementará pruebas reforzadas para propietarios y directores”, una tarea que hasta hoy asumía la propia Premier League a través de una comisión de la que forman parte los propios equipos. Ahora, “enfrentarán pruebas más estrictas para evitar que los clubes caigan en las manos equivocadas, y enfrentarán la posibilidad de ser cesados y excluidos de la propiedad de clubes de fútbol si se determina que no son adecuados”, anticipa el borrador de la norma, que ahora iniciará su trámite parlamentario.
Otro punto clave de la nueva norma es que este nuevo organismo “estará dotado de poderes de respaldo para imponer un nuevo acuerdo sobre las distribuciones económicas” entre Premier League y English Football League (EFL). Eso sí, su intervención sólo se dará “si las ligas no logran llegar a un nuevo acuerdo”. En la actualidad, la máxima competición de Reino Unido destina £533 millones (€623 millones) anuales al resto del sistema, lo que se traduce en alrededor de 1.600 millones de libras (€1.871 millones de euros) en el último trienio.
En cuanto al veto a la Superliga o cualquier otra competición cerrada, Reino Unido quiere blindar su ecosistema a través de un sistema de autorizaciones y cumplimiento. “Por primera vez, los clubes desde la National League (el primer paso en la pirámide del fútbol) hasta la Premier League tendrán licencia para competir en competiciones de fútbol de élite masculina en Inglaterra. El régimen de licencias propuesto será proporcional a cualquier problema, tamaño y circunstancias e implicará un sistema de licencias provisionales y completas, para dar tiempo a los clubes para realizar la transición”, explica la norma. Y no sólo se quieren blindar sus competiciones, sino cierta lealtad a los aficionados y que no sean tan sencillos “los cambios en los nombres, insignias y colores de los clubes en contra de los deseos de los fans”.
“Todos los clubes estarán sujetos a nuevos requisitos básicos consagrados en la legislación, independientemente del estado de la licencia, como protecciones contra competiciones separatistas y reubicaciones de estadios”, ha advertido el Gobierno.
La secretaria de Cultura, Lucy Frazer, señaló que con esta nueva regulación “estamos decididos a devolver a los aficionados al centro del juego y garantizar que los clubes, como activos vitales de la comunidad, sigan prosperando”. “El nuevo Regulador Independiente del Fútbol asentará el juego sobre una base sostenible, fortaleciendo a los clubes y a toda la pirámide del fútbol durante generaciones”, ha añadido. Para ello, entre las obligaciones constará contar con mecanismos de participación de los aficionados en la toma de decisiones.
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