Vuelven los fantasmas
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Arriba Gonzalo Higuaín estuvo tan aislado, que la primera pelota que tocó fue el gol que anuló en forma insólita el pésimo árbitro ecuatoriano Carlos Arce, para cobrar una infracción anterior contra Messi y ya iban 21 minutos. Y Messi intentó juntarse con los del medio (sobre todo con Gago y Mascherano), por lo que salió de su posición de delantero por derecha y se alejó del área.
Bolivia había dejado arriba a Marcelo Moreno Martins para pelear las pelotas con los inseguros Demichelis y Burdisso, pero nunca soñó encontrarse en ventaja por un "regalo" de Demichelis.
El planteo 4-4-1-1, tenía el sentido claro de esperar en su cancha y jugar con el paraguayo Pablo Escobar para que la "aguante" en campo contrario o larga para Moreno Martins para que se pelee con la defensa argentina. Era una táctica de distracción, por lo que nunca se pensó que hasta iban a conseguir un gol.
La selección estaba confundida en la cancha y tuvo que entrar Ezequiel Lavezzi para en su primera intervención empatar el partido (aprovechó un gran pase de Gago) demostrando que si probaban al arco era posible ganarlo. Fue lo único positivo de un Lavezzi, que después entró en la mediocridad total y en el barullo de sus compañeros, que se les nublaba la vista cuando tenían el arco enfrente.
Bolivia terminó animándose de contraataque y hasta lo pudo ganar en el último segundo con un tiro alto de José Luis Chávez. Argentina volvió a mostrar su peor versión, con horrores defensivos (Porque insistir con Demichelis quien había sido desafectado después del pésimo Mundial), lentitud en el manejo del medio y delanteros que quieren gambetearse a todos los defensores rivales antes de patear. Los mismos fantasmas que hicieron irse a Sergio Batista y que Sabella no pudo exhumar.
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