11 de mayo 2023 - 19:47

A la espera del dato inflación, ¿volverá el BCRA a tomar una decisión sobre la tasa del plazo fijo?

La expectativa es que el dato de inflación de abril se ubique en un nivel similar al de marzo, o por encima de éste. Ante ese escenario, en la City analizan qué medidas podría tomar el Banco Central en materia de política monetaria.

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El dato oficial de la inflación de abril se conocerá este viernes y los analistas privados esperan que se ubique entre el 7,3% y el 8%, en líneas generales, similar al nivel de la de marzo, cuando marcó el 7,7%. Ante esta situación, el mercado empieza a especular sobre qué decisión podría tomar el Banco Central (BCRA) en materia de política monetaria, sobre todo, teniendo en cuenta que, luego de los últimos dos datos de evolución de precios (el IPC) que publicó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el regulador subió las tasas de manera responsiva. Sin embargo, algunos elementos de la macroeconomía abren la posibilidad de que, en este caso, podría no avanzar en ese sentido.

Así, tal como sostiene el economista de la Universidad de Avellaneda Pablo Ferrari, “esta decisión estará, en primer lugar, sujeta a la magnitud que alcance el del IPC” y apunta que, si se ubica en un nivel similar a la tasa efectiva mensual (TEM) vigente para los plazos fijos tradicionales, podría no avanzar con un nuevo ajuste durante lo que resta del mes en curso.

Cabe recordar que, hacia fines de abril, el BCRA ajustó las tasas en 1.000 puntos básicos y las llevó al 91% la tasa nominal anual (TNA), con un rendimiento efectivo mensual (la TEM) en torno al 7,5% y un interés efectivo anual (TEA) del 141%. Eso indicaría que, si la inflación del mes pasado se ubica en torno al 7,5%, el Central podría no avanzar con una nueva suba durante lo que resta del mes en curso.

Tasa del plazo fijo: la inflación será determinante

En un sentido similar apunta el economista de Econviews Alejandro Giacoia, quien sostiene que, desde la consultora esperan “que el 91% actual se mantenga hasta noviembre” y que, recién en diciembre, podría volver a subir en el marco de un cambio de gobierno.

Sin embargo, aclara que eso sería aplicable en caso de que el Gobierno logre mantener el rumbo inflacionario sin mayores cambios respecto de los niveles que se registraron el mes pasado, pero que, si eso no sucede, y “en el medio se da un incremento de la inflación, que la haría subir otro escalón (en torno al 8%), sí podría llegar un ajuste de las tasas”.

Mas taxativo es, en cambio, el economista del Centro de Estudios Económicos Scalabrini Ortiz, Federico Zirulnik, cuando sostiene que, “si la inflación de abril resulta, como esperan muchos analistas, en línea con el 7,8% que se relevó en CABA, se necesitará un alza de tasas de entre 400 y 500 puntos básicos para empatarla, lo que la llevaría a una TNA del 95% o 96%”.

Sin embargo, Ferrari señala que, antes de tomar una decisión en este sentido, es necesario tomar en cuenta el aporte de las tasas al proceso inflacionario. Explica, al respecto, que, si bien en la actual dinámica, se advierte que las tasas de interés son valores que, en un primer momento, se ven impactados por la dinámica general del resto de los precios (que, al tomarla como un todo, llamamos inflación); en segundo momento, las tasas no son efecto, sino, causa del incremento del resto de las variables indexatorias de la economía.

Un círculo vicioso peligroso se esconde en la suba de tasas

Así, Ferrari describe un fenómeno cíclico, que se debe al hecho de que la suba de tasas, si bien mejora el rendimiento de las inversiones e instrumentos financieros, también encarecen el costo del crédito como efecto colateral. Eso encarece las líneas de financiamiento de las familias, pero también las de las empresas, que suelen trasladar ese encarecimiento a precios.

Entonces, advierte que, si bien “el Fondo Monetario Internacional (FMI) exige tasas reales positivas, y eso, en una primera fase, implicaría mayor inflación, en una segunda, generaría un impulso recesivo”, por un encarecimiento del crédito, que repercute en el consumo y en las condiciones de producción y oferta de productos.

En consecuencia, es cierto que el BCRA tiene que llevar las tasas a un terreno positivo respecto de la inflación con el fin de, por un lado, cumplir con los requerimientos de FMI en ese sentido, y, por otro, para dirigir los pesos hacia instrumentos de ahorro e inversión en moneda local y no hacia el dólar. Pero, también es una realidad que, tal como señala Ferrari, “convalidar de manera permanente suba de tasas tiene aspectos negativos” en inflación y consumo, por los efectos directos que genera en las variables de la economía, pero, también, porque, de alguna manera, esa conducta podría estar convalidando la expectativa de un incremento de la tendencia inflacionaria hacia adelante.

Así, el rumbo de la macroeconomía, con una fuerte prevalencia de la dinámica de precios, y las necesidades que vaya detectando el regulador en ese sentido irán definiendo el camino monetario hacia adelante.

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