Aerolíneas Argentinas, en quiebra técnica
-
Trump, forzado a negociar la paz en el comercio y a recalcular su agenda
-
Roberto Feletti afirmó que Javier Milei "busca quedarse con los últimos dólares del colchón de los argentinos"

Ricardo Jaime
Obviamente, ahora resta la aprobación de ambos balances y del plan de negocios por parte de los accionistas, para lo cual se convocó a una asamblea que se hará el 14 de octubre próximo. Esta fecha tampoco es casual: el día anterior vencen los sesenta días hábiles que prevé el actaacuerdo para que las partes convengan (intervención de tasadores de parte mediante) el valor de Aerolíneas-Austral de cara a la transferencia accionaria de Marsans al Estado. El 14 de octubre, entonces, el paquete accionario debería haber ya cambiado de manos.
Sin embargo, Molina dijo que la fecha por considerar «es el 18 de octubre: ese día vencen los 60 hábiles a partir del 21 de julio, que fue cuando los accionistas ( Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz Ferrán) suscribieron el acta con el posible comprador, o sea, el ministro Julio De Vido en representación del Estado». Por lo tanto, según Molina, el 14 de julio Marsans seguiría controlando la mayoría del accionariado de Aerolíneas.
La tarea de evaluar cuánto vale el grupo Aerolíneas no parece sencilla: el Credit Suisse -tasador designado por Marsans y los técnicos de la Universidad de Buenos Aires -puestos por el gobierno- aún no habrían llegado a un precio satisfactorio para todas las partes. El acta preveía la intervención de un tercer tasador, pero el Congreso le puso trabas a esta tercera opinión y los españoles -en la voz de su CFO, Vicente Muñoz, en un reportaje concedido a este diario hace casi un mesamenazaron con retomar el control operativo de la compañía.
Desde ya, esto parece más que improbable: además de la ola de triunfalismo que embargó a los legisladores (tanto oficialistas como muchos opositores) cuando la presidente Cristina de Kirchner anunció en Casa Rosada la «renacionalización de Aerolíneas», es un hecho que los gremios -sobre todo el de pilotos- harán imposible que Marsans retome las riendas de una empresa que, al menos hasta el día 13, le pertenece.
En las próximas semanas, entonces, se sabrá si el Estado se aviene a alguna de las tasaciones, si se acepta -en caso de desacuerdo- la intervención de un tercer evaluador y si Marsans cumple con alguna de sus dos amenazas: retomar el control de la compañía o presentar una demanda ante el CIADI.
Por ahora, las decisiones políticas se toman en Transporte y las operativas emanan de APLA -el gremio de los pilotos-, algo que ya sucedió cuando Esteban Macari era el gerente general designado por Marsans.
En tanto, dentro del propio gobierno nacional comenzarían a escucharse voces que cuestionan la más que dudosa estrategia pergeñada por el secretario de Transportes, Ricardo Jaime, para quedarse con la aérea, ante la evidencia de que -tal como reiteró varias veces este diario- el Estado deberá desembolsar cerca de u$s 1.200 millones (entre indemnización a los españoles y gastos operativos) por Aerolíneas.
Las cifras están a la vista: al 31 de diciembre, la aérea tenía activos por $ 2.017 millones y pasivos por $ 2.098,3 millones; aún sin pagarle nada a Marsans, el Estado (o sea el público) heredará una deuda de más de u$s 700 millones. Y la empresa requiere cerca de un millón de dólares diarios para operar.
A esto debe sumársele la huida de los pasajeros: los boletos vendidos se habrían derrumbado 35% respecto del año pasado (los pocos aviones de Aerolíneas vuelan semivacíos, aún en temporada altísima) por el temor a que se repitan los «conflictos» sindicales que dejaron a la empresa al borde de la muerte. El daño es tal que en España las pocas agencias que ofrecen pasajes por Aerolíneas hacen firmar a los pasajeros una carta en la que se aceptan los riesgos de volar por Aerolíneas y se comprometen a no demandarlos en caso de incumplimiento.
Dejá tu comentario