Para los más avispados, ya el sábado a mediodía estaba claro que las líneas duras de republicanos y demócratas habían llegado a un acuerdo por el plan de rescate financiero. Oculto en la sombra de las discusiones, el Congreso había aprobado el presupuesto para el año que viene, dando luz verde, casi sin discusión, a miles de proyectos especiales auspiciados por los representantes. El costo del "apoyo" nadie lo sabe, pero se suma a lo más de 13% del PBI que el FMI estima tendrá la crisis crediticia. Parte de la dificultad para calcular los costos viene dada porque realmente nadie sabe hasta qué punto funcionará el plan (los bancos centrales del mundo deben financiar a tasas "bajas" las emisiones del Tesoro, que luego pagarán los contribuyentes), un plan que originalmente se describía en 3 carillas y llega por ahora (para este miércoles debería aprobarlo el Senado y puede introducir más modificaciones) a unas 106 -más que suficientes para que nos abstengamos de emitir opiniones apresuradas-.
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La verdad es que nada garantiza que a la desaparición en la última rueda de Wa-Mu (el JP Morgan la adquirió en 10 veces menos que lo que estaba dispuesto a pagar una semana antes, de paso salvando de la quiebra al FDIC) no le sigan las de SunTrust, National City, Sovereign Bancorp o incluso el Wachovia (si es que no consigue perentoriamente un "consorte") y hasta el gigante Citigroup. No olvidemos que el plan apunta sólo a una "pata" de la crisis. La decisión que tomó el viernes el Bank of America de suspenderles los préstamos a los franquiciantes de McDonald's evidencia (más allá de los malos datos de la macroeconomía: desempleo, PBI, etc.) que la crisis comienza a transmutarse desde una de liquidez a una de solvencia.
Lo irónico es que al igual que la semana pasada, si sólo miramos los gráficos nadie podría deducir la magnitud de los problemas. El viernes el Dow trepó 1,1 por ciento cerrando en 11.143,13 puntos, marcando un retroceso de 2,2 por ciento en la semana. ¿Qué pasará hoy? No lo sabemos. Lo seguro es que no hay nada para celebrar.
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