9 de mayo 2007 - 00:00

Apenas si tuvimos un levísimo ajuste

Apenas si tuvimos un levísimo ajuste
En lo numérico se rompió la racha de récords consecutivos que venía marcando el Dow, y por primera vez en seis ruedas el Promedio industrial retrocedió al cerrar en 13.309,07 puntos. Esto podría hacer que alguien supusiese el fin del optimismo inversor (venimos de cinco semanas consecutivas en suba), pero si tenemos en cuenta que a poco de arrancar el Dow perdía 70 puntos, para ver durante la tarde cómo creció el interés de los inversores de manera que al sonar la chicharra del NYSE la baja se reducía a menos de 4 unidades (0,03%), es claro que no fue así (el NASDAQ quedó "arriba" 0,03%).

De hecho, más de uno lamentó que la rueda no se prolongara cinco minutos más suponiendo que con ello el resultado final hubiera sido ganador (aunque estas especulaciones son inútiles; los buenos resultados que reportaron Disney y Cisco luego del cierre dan cierta sustancia a esta idea).

  • Sin sustos ni sorpresas

  • Es cierto que frente a los nuevos anuncios de fusiones y adquisiciones (Thomson podría quedarse con Reuters por u$s 17.600 millones, en una operación que castigaría duramente al grupo Bloomberg y Acerlor Mittal habría presentado una oferta de u$s 4.500 millones por AK Steel) y a los buenos anuncios de Hewlett Packard (incrementó sus proyecciones de ganancias), podríamos haber tenido una mejor rueda, pero también es verdad que luego de la seguidilla de subas más larga de los últimos 80 años, una, dos o tres bajas (aun cuando fueran de cierta magnitud) no asustan ni sorprenden demasiado a nadie.

    Algún despistado podría pensar que lo que vimos ayer se dio anticipando lo que hoy anunciará el Comité Abierto de la Reserva Federal luego de su acostumbrada reunión, pero lo cierto es que nadie espera sorpresas en este frente, especialmente luego de conocerse ayer que los inventarios mayoristas crecieron bastante menos que lo esperado. Si bien la sensación es de que "la fiesta sigue", de todas formas, es bueno recordar que el hombre prudente siempre está preparado para recibir una mala noticia.

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