22 de febrero 2007 - 00:00

Arrecia la presión de los sindicatos:<br>más aumentos, no sólo por salarios

Quienes imaginaban que la negociación con los gremios por salarios iba a resolverse con incrementos de 5 puntos por encima de la inflación estaban más que equivocados. Van trascendiendo detalles sobre inéditas y diferentes demandas sindicales: desde revisar descansos y pausas en el trabajo -incrementándolas- hasta créditos en horas laborales para dirigentes gremiales ( obviamente, pagas), pasando por aumentos de los beneficios no remunerativos, como los vales de comida. Ambición gremial ilimitada en estas primeras negociaciones que van teniendo lugar. Los últimos datos del INDEC -antes de su intervención- alertaban del poco empleo que ya estaba creando la economía a pesar de crecer a 8%/9%. Ni hablar del trabajo en negro, que se mantiene por encima de 40% pese a las campañas, inspecciones y amenazas que vierte el ministro Tomada. Más fácil resultaría revisar los mayores costos que se generan para las empresas de lo que debiera ser algo simple y no una amenaza, como la contratación de personal.

Los aumentos de salarios pedidos por los gremios comenzaron con sondeos que buscan un punto de referencia para poner marco a la negociación y a los contenidos. Los pedidos disparatados de enero han pasado al análisis más prudente de febrero, y se supone que en marzo o abril «habemus pactum».

Las bases de los pedidos son la inflación transcurrida durante 2006 (9,8%) o la inflación proyectada de 2007 (7,4% según el Presupuesto Nacional), más unos puntos (un mínimo de dos o tres y un máximo de cinco) de recuperación del poder real de compra. Esto nos enfrenta con el dilema de cuál fue el nivel de la inflación sobre la base del cual poder partir con realismo, si se toma la ya transcurrida. En términos más precisos, el piso está en torno de 9%/10% y el techo, alrededor de 14%/15%. Las fórmulas que se apliquen en materia de espera, fraccionamiento o escalonamiento de los ajustes, prestaciones no remunerativas, su conversión en cuotas a remunerativas y período de vigencia pueden variar sustantivamente la ecuación y el costo de la compensación laboral total.

El sector empresario contrapone el avance y la recuperación del salario real por encima de la inflación y la escasa capacidad de maniobra de las pequeñas empresas.

A su vez, aparecieron temas que no fueron planteados en acuerdos anteriores, entre los que debemos destacar:

a) Las categorías profesionales o convencionales fueron elaboradas a fines de la década del 60 o a comienzos de los 70, y con los años no sólo quedaron anquilosadas, sino que, además, no reflejan las tareas y funciones, y mucho menos las competencias de los trabajadores comprendidos. Las empresas aspiran a simplificar la grilla y a modernizarla de conformidad con la nueva organización del trabajo y las nuevas tecnologías. El riesgo de la revisión radica en que los cambios bajo un esquema moderno y realista produzcan un conflicto por efecto de la conversión de los viejos modelos a los nuevos, sin perjuicio de lo que implica la creación de nuevas categorías en función de las nuevas tecnologías. El ejemplo más frecuente es la categoría inicial, que suele ser la de aprendiz o la asignada a trabajos manuales o de acarreo que, en general, ya no existe.

b) Los adicionales de los convenios fijos o desactualizados se dejaron de lado en las negociaciones realizadas desde 2002 a la fecha, en muchos casos porque eran también anacrónicos o porque generaban distorsiones salariales importantes si se actualizaban en la misma proporción que los básicos. El riesgo de su actualización está dado por el hecho de que se mantiene un modelo perimido. El ejemplo clásico es el adicional por antigüedad, que no premia la eficiencia o la productividad, sino la permanencia.

c) La revisión de los descansos y las pausas en el trabajo son una preocupación creciente de las bases, y ya escapan a horarios de almuerzo o refrigerio y se relacionan con pausas de prevención de riesgos, el tratamiento especial de las jornadas intensivas, los sistemas especiales de trabajo en las áreas de sistemas, atención telefónica y, en especial, cuál es el lapso de la disponibilidad del trabajador incorporando inclusive los tiempos muertos.

d) Los beneficios sociales no remunerativos se han incorporado a los acuerdos recientes, y se pretende mejorarlos, ya sea a través del ticket de restorán como del ticket canasta, sea éste el clásico o el prorrogado especial de ciento cincuenta pesos ($ 150) del Decreto 815/01. En este último caso, la aplicación del sistema para trabajadores con ingresos inferiores a mil quinientos pesos ($ 1.500) es sólo posible mediante acuerdo o convenio colectivo. También se incluyeron otros beneficios como guardería para hijos de las trabajadoras menores de cinco años, útiles escolares al comienzo del año lectivo, reintegro de gastos de medicamentos (en la parte efectivamente pagada por el trabajador) o planes de salud complementarios, etc.

e) El crédito en horas para los delegados gremiales en función de los cuales los representantes de los sindicatos y de los trabajadores pueden desarrollar su actividad gremial dentro de su horario de trabajo sin pérdida del ingreso. Si tomamos los dos frentes de la negociación, es decir, el ajuste de los básicos de convenio y la incidencia en el costo de los beneficios complementarios, estamos frente a un cuadro preocupante, si se trata de preservar la estabilidad, bajo un sistema de control de precios y sin afectar el crecimiento sostenido y sustentable de la economía.

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