30 de marzo 2020 - 00:00

Galiani: "Si la producción cae a la mitad por un período largo, el ajuste en niveles de vida será dramático"

El economista y académico, que trabaja en Estados Unidos, se refirió a las medidas que vienen tomando los países desarrollados para paliar la crisis desatada por el coronavirus.

Sebastián Galiani

Sebastián Galiani

El economista argentino Sebastián Galiani tiene una larga trayectoria académica en los Estados Unidos. Entre 2017 y 2018 había tenido un paso por la función pública en la Argentina, al ser nombrado secretario de Política Económica. Tras dejar aquel cargo volvió a Norteamérica, donde se desempeña como profesor de la Universidad de Maryland. Desde allí, Galiani dialogó con Ámbito acerca de la forma en que los países centrales están abordando las crisis económica desatada a raíz del Covid-19.

Periodista: ¿Qué destacaría de las medidas que están tomando las potencias para mitigar los efectos del Coronavirus? ¿Dónde ve que se esté poniendo el foco?

Sebastián Galiani: La prioridad es controlar la situación epidemiológica para que la economía pueda funcionar. Inicialmente, en las economías desarrolladas, el coronavirus produjo un shock en la oferta de bienes y servicios y, por tanto, la prioridad está en desarrollar una amplia capacidad de realizar test, que permita aislar a la población infectada, tanto sintomática como asintomática, para que el resto de la población pueda volver a producir. Esto es crucial, pues los bienes disponibles siempre son los que producimos. No importa qué programa de estímulo se apruebe, si la producción no puede expandirse, no tendrá efecto sobre la disponibilidad de bienes. Si la producción cae a la mitad por un período prolongado, debido a un aislamiento severo de la población, el ajuste en los niveles de vida será dramático. La segunda prioridad es la de expandir la capacidad de atención médica. Cuanto más se expanda esa capacidad, menor será la mortalidad y más rápido se podrá restablecer la producción. En estas dos cuestiones hay variabilidad entre lo que están haciendo los países. Los países que habían sufrido el SARS fueron los que mejor reaccionaron, quizás porque tenían ese aprendizaje realizado. Pero otros países europeos, por ejemplo, Alemania, también han respondido muy efectivamente. Por supuesto, el shock de oferta también afecta los ingresos de la población y, por tanto, su demanda. La tercera prioridad es asistir a las familias afectadas para que estas puedan mantener un nivel de consumo que les permita sobrellevar esta crisis. Muchos países han anunciado grandes paquetes fiscales que contemplan políticas que ayudaran a las familias a mitigar los efectos económicos de la crisis. Finalmente, se necesita proveer a los mercados financieros de liquidez y para los países desarrollados esto es lo más fácil de hacer. No habrá problemas por falta de liquidez.

P.: Viviendo en EE.UU, ¿ve que haya consenso por parte de la población a las medidas de Donald Trump?

S.G.: En general, no hay consenso sobre las políticas de Trump. En relación a la pandemia, hay muchas críticas sobre su gestión. Se ha demorado mucho el desarrollo de test y de capacidad de monitoreo. No hay coordinación entre estados, lo cual es muy problemático cuando se enfrenta un virus que se mueve geográficamente. Y no se ha hecho demasiado para aumentar la capacidad de atención hospitalaria. Incluso, el paquete fiscal enviado al Congreso recibió muchas críticas por estar mal focalizado. Los economistas, por ejemplo, enviamos una solicitada enfatizando cuáles eran las prioridades que debería atender el paquete fiscal y la política monetaria. Lo firmamos más de 800 economistas, lo que muestra un alto grado de consenso entre nosotros y de disenso sobre las políticas adoptadas hasta este momento.

P.: En estos días muchos economistas de vertientes heterodoxas enfatizaron que, en ocasiones de crisis, los estados recurren a medidas keynesianas. ¿Usted observa algo similar?

S.G.: Voy a leer algo que escribí en 2009 y que responde a la pregunta: “La crisis financiera internacional iniciada en 2008 ha despertado mucho entusiasmo por las políticas fiscales expansivas, típicamente consideradas políticas keynesianas. Más aún, se ha instalado la idea que tanto los economistas como los hacedores de política han vuelto a reconocer la necesidad de llevar adelante este tipo de políticas contracíclicas, algo que habrían negado en el pasado. Sin embargo, en mi opinión, si uno lee a Keynes correctamente, debe concluir que las políticas expansivas, si bien deben formar parte de la función de reacción de los gobiernos, deben activarse principalmente cuando las economías han recibido shocks de demanda negativos muy fuertes, que las ponen en riesgo de entrar en una dinámica depresiva. Bajo este prisma, lo que habría regresado no es tanto una visión keynesiana del mundo sino más bien la posibilidad de una depresión económica como resultado de la crisis financiera internacional. Sin embargo, como señalé anteriormente, hoy, antes que nada, los países ricos, enfrentan un shock de oferta. La caída en la demanda es una consecuencia del shock de oferta. Entonces, primero se necesita poder recuperar la capacidad de producir y luego, sí, estimular la demanda agregada. En los países en desarrollo la situación es bastante más compleja, lamentablemente. Muchos países enfrentan un sudden stop en su acceso a los mercados de capitales, o no tenían desde antes acceso al crédito, y además enfrentan una caída muy fuerte de sus exportaciones. Aún en estos casos, sigue siendo cierto que es prioritario también recuperar la capacidad de producir. Esto es, de alguna forma, se debe controlar la situación epidemiológica. Además, estos países tienen menor capacidad de atención hospitalaria y, en general, menores capacidades estatales.

P.: ¿Qué deben hacer los países ricos para ayudar a los países en desarrollo?

S.G.: Creo que Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y China deberían tomar el liderazgo de la crisis. Estados Unidos no ha cumplido hasta ahora el rol de liderazgo mundial que cumplió en la crisis financiera de 2008 y en la crisis sanitaria de 2014. Una pandemia es un problema global que requiere mucha cooperación internacional para superarlo.

P.: ¿Cree comparable este momento de la economía con algún otro período histórico?

S.G.: Hemos tenido anteriormente pandemias, pero no en un mundo tan interconectado. También hemos tenido una gran depresión en los años ´30, pero que no se inició con un shock de oferta. En ese sentido, esta crisis nos enfrenta a nuevos desafíos. Es positivo que investigadores en salud pública y economistas estén ya trabajando conjuntamente.

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