22 de julio 2020 - 00:00

Alberto sentenció en el Council: "Esto es lo que podemos pagar" (igual la negociación continúa)

Hubo definición política del Presidente sobre la deuda ante ese foro con sede en NY. El Gobierno intenta endurecerse con bonistas en el tramo final. Revancha tras reportaje con el Financial Times.

Escena. Puesta netamente económica de Alberto Fernández ayer para dar su mensaje ante Council of the Americas., El presidente estuvo solo junto a Martín Guzmán y Walter Kerr, el traductor oficial de la Rosada. 

Escena. Puesta netamente económica de Alberto Fernández ayer para dar su mensaje ante Council of the Americas., El presidente estuvo solo junto a Martín Guzmán y Walter Kerr, el traductor oficial de la Rosada. 

Susan Segal ensayó al aire todas las formas de pedir disculpas que se le vinieron a la mente. Los gestos eran abundantes, sobre todo sumados al particular acento que tiene la jefa del Council of the Americas cuando habla en castellano. Alberto Fernández sonreía, pero en ningún momento la interrumpió. Había pasado más de media hora del momento indicado para comenzar la exposición virtual de Alberto Fernández ante el Council y el evento no comenzaba. Se argumentó una falla del sistema de transmisión que mantuvo bloqueadas las conexiones. Como fuera, el Presidente pudo dar su mensaje y, más importante aún, tener una previa reservada con una larga lista de banqueros, CEO de fondos de inversión y empresarios que Segal le había acercado. Son algunos de los privilegios que tienen esas empresas y conglomerados que aportan como sponsors a la organización y que en muchos casos ponen bastantes más fondos que el mero fee para participar de los eventos con mandatarios, funcionarios o ministros clave de todo el mundo.

El ambiente para Alberto Fernández esta vez estaba mucho más controlado que en cualquier otro encuentro del Council. La versión virtual del Council y la administración de las preguntas en manos de Segal aportaron organización.

El Presidente había ido allí a dar un mensaje político sobre la deuda. La última palabra en la autoridad del Estado era más que simbólica esta vez, cuando la negociación con bonistas volvió a recalentarse tras la contrapropuesta que le presentaron al Gobierno. Esta exposición planeada hace tiempo para intentar seducir inversores y mostrar la cara más amable del Gobierno del Frente de Todos al mundo financiero terminó con la definición de la deuda casi como tema excluyente en el interés de los presentes.

Y ahí Alberto F. dijo lo que había ido a decir: “Créanme que esto es lo que podemos pagar; y no es un capricho, es sensatez”.

Pocos de los presentes, de todas formas, interpretaron que esa palabra hubiera sido terminante. El mercado esperaba que el Presidente no cerrara ayer cualquier chance de un cambio en la oferta del Gobierno a los bonistas y de hecho así se lo hicieron ver con una euforia en cotizaciones de activos argentinos aquí y en Nueva York. No es ninguna garantía, porque el mercado se ha equivocado y mucho (de hecho por eso siempre hay quienes pierden y quienes ganan), pero por lo menos existe la sensación de que la negociación continúa.

En el repaso que hizo sobre la situación de la Argentina y las herencias recibidas, como todo mensaje de este tipo, deslizó algunos números que incluso pueden ser peores en el futuro inmediato. “No se puede pagar más cuando 4 de cada 10 habitantes son pobres”.

La presentación le dio la chance de una revancha con algunas de las definiciones (complejas) que Alberto F. había dado en el reportaje que concedió al Financial Times. Por ejemplo, no dio marcha atrás en su definición sobre la inexistencia de un plan económico: “Yo prefiero fijar objetivos y cumplirlos”. No era lo que esperan oír algunos de los presentes. Y allí recordó que entre esos objetivos está exportar para que ingresen divisas, lograr superávit y equilibrio fiscal (“Sé que lo digo cuando Argentina tiene que hacer un esfuerzo fiscal enorme para asistir en la pendemia”, se excusó).

Hubo una referencia a Vaca Muerta que aportó novedades, como una charla que mantuvo con Sebastián Piñera la semana pasada en la que hablaron de la complementación en materia de gas con Chile.

Para ese momento unas 10.000 personas estaban conectadas escuchando la conferencia que se emitía desde Nueva York. En la previa reservada Alberto F. ya había recibido felicitaciones de Jordi Botifoll de Cisco, la confirmación de Pfizer en boca de Om Arora

sobre las pruebas con la vacuna contra el covid-19 que comienzan en agosto, la promesa de Clay Neff, presidente de Chevron para África y Latinoamérica, sobre el mantenimiento de inversiones en Vaca Muerta y avanzaremos en conversaciones o el anuncio de Carlos Zarlenga de General Motors

sobre la reanudación de la producción en la planta de Rosario o Ali Moshiri de Amos Global ENERGY Group, que prometió inversiones y le habló de su amistad con Miguel Galuccio. En el auditorio acompañaban unas mil empresas que, en realidad, son la sal de esos encuentros y su mayor o menor presencia son la medida real del éxito o fracaso de esos ejercicios para mandatarios que organiza Segal.

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