Periodista: Se acerca la reunión de la FED. Sabemos que se usará la podadora, inactiva desde marzo 2020. Powell nos avisó en Jackson Hole que recortará las tasas por primera vez desde la pandemia. Y los mercados lejos de festejar lo que tanto pedían desconfían de lo que puede encerrar el destino. ¿No les alcanza una rebaja de un cuarto de punto y quieren medio punto? ¿Temen que la FED haya reaccionado demasiado tarde? ¿O qué?
Diálogos de Wall Street
¿Vamos al matadero o hacia una baja de tasas? ¿De dónde surgen tantas dudas en Wall Street, Gordon Gekko?
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Gordon Gekko: Si había un elemento positivo cuando Powell y su gente se negaban a la baja de tasas -a lo largo de todo el año- era que reflejaba una gran confianza subyacente en la solidez de la economía.
P.: La FED abrió el paraguas en diciembre cuando pivoteó y registró su intención de bajar las tasas en el mapa de puntos. Powell sorprendió entonces -el 13 de diciembre- con un giro brusco de opinión y los mercados se asustaron. Pero la economía llegó bien hasta el presente. Creciendo siempre por encima de 2%. Y todo sugiere que el trimestre en curso no será la excepción. ¿Dónde está el problema?
G.G.: En el mercado de trabajo que se enfría. Y en las dudas que provoca. Inclusive dentro de la FED que se aviene a bajar las tasas para que el aumento del desempleo no se acentúe.
P.: ¿La FED contagia esas dudas?
G.G.: Está claro que comienza la baja de tasas por las dudas, y no por necesidad. Es prevención, no reacción. Se anticipa a la corrosión. Y tiene margen para moverse a gusto desde que se calmó el repunte sorpresivo de la inflación del primer trimestre. Si gatillara medio punto de rebaja ahí sí tendría que apelar a una explicación muy detallada para no realimentar el desconcierto. Por eso mismo preferirá ser previsible. Irá paso a paso.
P.: Muchas veces el celo excesivo de la política monetaria es lo que causa la recesión. El banco central se pasa de vueltas subiendo las tasas y provoca un accidente. O las mantiene muy elevadas por demasiado tiempo y cuando se da cuenta ya es tarde. La FED no tiene un historial muy alentador anticipando recesiones. ¿No son buenas razones para la preocupación?
G.G.: No hay una negación. Esta es la recesión más pronosticada de toda la historia. Desde hace un par de años.
P.: Y por los mejores pronosticadores. La propia Bolsa con su mercado bear de 2022, la curva de los bonos del Tesoro (que se invirtió también en 2022), la canasta de indicadores líderes de The Conference Board que cae sin interrupción desde entonces.
G.G.: Y ahora también la tasa de desempleo según la regla de Sahm. No hemos estado cortos de predicciones sombrías. Si un traspié finalmente ocurre, ¿quién no lo previó en algún momento? La mejor argumentación, para mi gusto, era la idea de una legión de compañías zombies que nos iban a asolar por doquier cuando se pinchara la burbuja de la Bolsa. Al terminarse el dinero gratis, ¿se acuerda?
P.: Nada de eso sucedió. La inflación obligó a subir las tasas mucho, y ya se doblegó sin necesidad tampoco de que hubiera una recesión. Pero la vida continúa. Y no está exenta de peligros. La tasa de desempleo trepó medio punto en seis meses, los consumidores dicen que las condiciones para encontrar un nuevo trabajo son las más duras de los últimos diez años. Y la bala puede entrar por allí. ¿O no?
G.G.: Por eso la FED le sale al cruce. Con mucha firmeza ya dijo que no admitirá que las condiciones laborales se enfríen más. No alienta las expectativas de un retoque inicial de medio punto. Pero le dio la luz verde a la posibilidad de una sucesión de recortes. En principio, de 25 puntos base. Un duro como el gobernador Waller fue más allá. Dijo que podía ser tan insistente para bajar las tasas como fue para subirlas si la data lo justifica. El mensaje es claro. La segunda baja puede ser de medio punto (como fue el segundo aumento en 2022). Para mi gusto, en materia de comunicación, es cartón lleno. Ya se dijo todo.
P.: ¿Y por qué los mercados titubean y perdieron la brújula?
G.G.: Son los idus de septiembre mezclados con un cambio de guardia muy importante. Las Siete Acciones Magníficas ya no brillan en el firmamento. Y su liderazgo formidable venía desde la pandemia. Wall Street está cambiando de piel.
P.: Nvidia deja jirones, y resucitan las acciones de bienes raíces, servicios públicos, financieras, de la salud.
G.G.: Ensayar esa transición tan demorada, justo ahora, es una señal de confianza en el mediano plazo, más allá de las vicisitudes del presente. No tendría ninguna chance de prosperar si lo que nos espera es una recesión.
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