Periodista: Jerome Powell se roba el show. Él fue el impulsor principal de la baja de tasas de medio punto. Y ahora se ocupa de marcar la cancha de nuevo. Esta vez, a favor de ir por una merma de solo un cuarto de punto el 7 de noviembre. Él infla el globo. Y él pincha el globo. ¿Sigue un libreto?
Diálogos de Wall Street
Habló Jerome Powell y se encargó de bajarle el precio a la idea que tenían los mercados de un próximo recorte de tasas de medio punto. ¿Qué cabe esperar, Gekko?
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Gordon Gekko: En rigor, indicó su preferencia para las dos próximas reuniones, que son las que faltan hasta terminar el año. Un cuarto de punto en cada una de ellas es el mensaje tácito “oficial”.
P.: Es lo que señala el mapa de puntos.
G.G.: Correcto. Los mercados descontaban -y querían- una baja más agresiva. Y el mapa de puntos es impersonal. Una nebulosa de puntos. Powell al poner su voz detrás de la mediana de puntos, hizo suya esa opinión. Muchas otras veces nos alertó de no tomarla al pie de la letra.
P.: No es común que la FED arranque jugando fuerte y después, en el paso inmediato siguiente, achique su postura a la mitad. Pisamos tierra incógnita.
G.G.: Son circunstancias excepcionales. Desde un principio. La FED ya nos avisó en 2022 que iba a ser ágil y flexible. Y ahora, en 2024, con la inflación domada, aunque todavía fuera del corral de 2%, pero con la realidad del aterrizaje suave de su lado, Powell dicta las reglas del juego. Hace y deshace a gusto. No importa lo que decida. Es creíble.
P.: ¿Piensa que se justifica modificar el ritmo de la baja de tasas?
G.G.: Es discutible que se deba extender la baja. Yo estoy de acuerdo, pero entiendo también que se la podría dejar para el año que viene. Se pudo arrancar, alternativamente, con un cuarto de punto de reducción y seguir así. Con un patrón de intervención intermitente al que ya estamos acostumbrados. Una reunión, sí. Otra, no. La economía -y el consumo privado- se expanden rozagantes al 3% o más. Y como dijo Powell después de la revisión del proceso de creación de ingresos, y de corroborar que también la renta bruta crece al 3%, ¿dónde está la razón para apurar la baja de tasas como si fuera urgente?
P.: ¿Dónde?
G.G.: En la desaceleración del mercado de trabajo, sin dudas. Pero sencillamente porque es mejorar prevenir que curar. Y en eso estoy de acuerdo. Dado que la inflación del consumo personal, los tres últimos meses, avanza al 1,5% anualizado, existe margen de sobra para bajar las tasas a gusto.
P.: Con 5% de tasa nominal de fed funds, la tasa real podría ser excesiva.
G.G.: Podría, pero la data agregada no refleja tampoco que sea un lastre.
P.: Hay señales de estrés en el Beige Book. Austan Goolsbee, de la FED de Chicago, enfatizó la importancia de la evidencia anecdótica a esta altura. Los problemas están todavía en una etapa de gestación temprana y se los puede atacar a tiempo y bajo costo.
G.G.: Me parece bien la prevención. Medio punto fue una sobreactuación, pero tiene una lógica detrás. Avisa de que la FED está atenta, que los riesgos dejaron de estar sesgados hacia la inflación y que existe una intención firme de mantener a la economía en la zona de pleno empleo.
P.: ¿Cuánta baja de tasas se necesita para que la situación se estabilice preventivamente, y Powell considere que debe dar un paso al costado?
G.G.: Esto es prueba y error. Y la FED, para evitar el error (que aborrece), fogonea -a veces demasiado- el juego de la comunicación.
P.: Les pasa la decisión, y el error, a los mercados.
G.G.: Tal cual. Es lo menos costoso para la credibilidad del régimen, debo admitir. Lo menos traumático para todos, incluyendo a los mercados. La FED decidió la baja de tasas en diciembre del año pasado. No se olvide. Ahí marcó su cambio de rumbo estratégico. Y cayeron fuerte las tasas largas, que empezaron a proveer una relajación efectiva. Pero, en el primer trimestre, sobrevino un rebote inesperado de la inflación. Y las tasas largas debieron subir. Los bonos son la carne de cañón. La prueba y el error son suyos. La FED, en cambio, se mantuvo al margen hasta cerciorarse de que fuera el momento justo. Tome el caso de Raphael Bostic, de la FED de Atlanta, que ya nos mostró sus cartas. Está entre los siete funcionarios que solo quiere una rebaja de un cuarto de punto de acá a fin de año. Pero si la data de empleo se enfría, está de acuerdo con poner medio punto en la próxima reunión. ¿Y qué han hecho las tasas largas desde que la FED bajó las suyas medio punto? Subieron 10 o 15 puntos base. Ergo, no hay apuro. La política monetaria es restrictiva, a juzgar por la magnitud de la tasa real, pero se puede relajar paso a paso. La data, y las condiciones financieras, le irán marcando a la FED hasta dónde. Si la tasa neutral se ubica en 3%, según apunta el mapa de puntos, hay dos puntos completos para gastar. Sin prisa, pero, todo indica por ahora, que tampoco sin pausa.
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