6 de octubre 2008 - 00:00

El dudoso honor de ser emergente de frontera

Durante los últimos dos años se habló insistentemente del desacople entre los mercados emergentes, particularmente los productores de materias primas, y los países desarrollados. Se pensaba que nunca más sería cierta la frase que «un resfrío en los países centrales genera una pulmonía en el resto». De la misma manera, se afirmaba que los precios de los commodities estaban en una fase ascendente del ciclo, es decir, que los precios altos continuarían por un largo tiempo.

Ya queda claro que no es así. Aunque la atención está concentrada en los mercados americanos en estos días, esto es claramente un error. Tanto Europa como Japón están teniendo grandes problemas y no hay país que no esté siendo afectado. La atención mediática sobre EE.UU. puede explicarse por motivos políticos o económicos. En el primer caso está el temor (o -increíblemente- ¡la alegría!) al ver que se tambalea un gigante; en el otro, la desaceleración de la principal locomotora del mundo. Mucho se ha hablado de China e India, pero simplemente por el tamaño de sus economías están aún muy lejos de poder sustituir a EE.UU. o Europa como principales generadores de comercio internacional. Adicionalmente, desde principios de año Shanghai ha caído 53,5% y Bombay 46,7% y 58% y 48%, respectivamente, desde los máximos alcanzados hace menos de un año.

  • Caída

  • Es cierto que durante los últimos dos años los activos financieros que más crecieron fueron los de mercados emergentes y los precios de commodities. Pero ahora los mercados emergentes han caído aún más que los de EE.UU., algo que pocos analistas y políticos parecen haber percibido. Por la velocidad de la contracción, también pudiera hablarse de una burbuja, ya que las caídas promedio superan largamente 20% del S&P desde comienzos de año, con algunos mercados cayendo 40% como Bruselas, Estocolmo, Austria, Brasil y hasta casi 60% como Rusia. Asimismo, los precios de múltiples commodities -excepto oro-han caído notablemente, superando 30% en todos los casos.

    Los mecanismos de transmisión de esta crisis son variados: los países productores de commodities como la Argentina o Rusia se verán muy afectados por la caída en los precios. Los países que cuentan con mano de obra barata se verán afectados por la caída de demanda de los países más desarrollados o reciben menos remesas de sus emigrantes. Los países con gran comercio tendrán reduccioneslos últimos dos años se habló insistentemente del desacople entre los mercados emergentes, particularmente los productores de materias primas, y los países desarrollados. Se pensaba que nunca más sería cierta la frase que «un resfrío en los países centrales genera una pulmonía en el resto». De la misma manera, se afirmaba que los precios de los commodities estaban en una fase ascendente del ciclo, es decir, que los precios altos continuarían por un largo tiempo.

    Ya queda claro que no es así. Aunque la atención está concentrada en los mercados americanos en estos días, esto es claramente un error. Tanto Europa como Japón están teniendo grandes problemas y no hay país que no esté siendo afectado. La atención mediática sobre EE.UU. puede explicarse por motivos políticos o económicos. En el primer caso está el temor (o -increíblemente-¡la alegría!) al ver que se tambalea un gigante; en el otro, la desaceleración de la principal locomotora del mundo. Mucho se ha hablado de China e India, pero simplemente por el tamaño de sus economías están aún muy lejos de poder sustituir a EE.UU. o Europa como principales generadores de comercio internacional. Adicionalmente, en los flujos de bienes.Los países más desarrollados están afectados por la caída de los valores financieros y el efecto riqueza negativo que generan, etcétera. En todos los casos, se notará fuertemente la contracción del crédito y, eventualmente, el contagio financiero, y así sucesivamente. Este impacto se medirá no por caída en las Bolsas, sino por caídas en la tasa de crecimiento del PBI.

    Aunque pocos países tienen un componente fiscal tan dependiente del sector externo como el nuestro, en muchos la tasa de crecimiento del PBI depende del crecimiento de las exportaciones. Cada país tiene su propia cuota de aciertos y errores, y éstos no hacen más que potenciar o demorar la crisis, pero difícilmente puedan eludirla completamente. La Argentina ya tiene el dudoso honor de estar clasificada en algunos índices como país emergente de frontera indicando que ya tiene escasa liquidez y poca accesibilidad. Tal vez eso contribuya a moderar el impacto de la crisis internacional. La incapacidad de los líderes europeos de unificar una respuesta ante la crisis muestra el desconcierto que ha provocado dada su gran velocidad. El único país con suficiente capacidad económica para contrarrestar o al menos morigerar la crisis internacional es EE.UU. Ello explica que -al menos transitoriamenteel dólar se haya fortificado. Sorprendentemente, y a pesar de todo, EE.UU. sigue siendo el mejor refugio de valor. Por ahora.

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