10 de mayo 2007 - 00:00

El procurador desairó a Miceli por caso Greco

Sorprendió la dureza con que el procurador del Tesoro, Osvaldo Guglielmino, trató a Felisa Miceli en enero pasado, después de que se conoció el escándalo por el caso Greco. En dos ocasiones, respondió airadamente a la ministra cuando ésta buscó un dictamen de la Procuración que ratificara la investigación y las resoluciones que dispuso en los últimos años sobre lo actuado por los abogados de Economía en torno al reclamo de los Greco. Guglielmino le rechazó ese pedido las dos veces en enero: se negó primero a aceptar el expediente alegando fallas técnicas y luego le enrostró que nada debía preguntarle, cuando Miceli ya había tomado la decisión de declarar nulas todas las presentaciones que hicieron en esos años los abogados oficiales.

Felisa Miceli
Felisa Miceli
Los caminos del caso Greco por el Ministerio de Economía y otras dependencias del gobierno siguen provocando sorpresas. Uno de los capítulos más controvertidos de ese escándalo que se inició cuando la oposición en el Senado frenó un proyecto del gobierno que disponía una emisión de bonos que contenía órdenes de pago a favor de ex integrantes de ese grupo mendocino, fue la actuación de la Procuración del Tesoro. Existe, inclusive, una denuncia ante de la Justicia, a cargo de Ricardo Monner Sanz, para que se investigue si el procurador Osvaldo Guglielmino emitió dos dictámenes contradictorios entre sí a la hora de recomendar o denegar el pago, aunque esa cuestión sigue aún en penumbras.

Pero ahora se sabe que el procurador se distanció de las intenciones de Felisa Miceli en cuanto a la investigación del escándalo al menos en dos oportunidades, en una de ellas de forma airada y hasta cuestionando la idoneidad de la ministra para elevar un caso a la Procuración.

El 23 de enero pasado, cuando el caso Greco era ya público y Miceli había ordenado una investigación dentro de su propio ministerio para intentar deslindar responsabilidades sobre los abogados que habían intervenido en la defensa del Estado, Guglielmino le mandó una misiva a Miceli después de haber tomado nota de esas actuaciones.

Se le había enviado a la Procuración el expediente de investigación ordenada en Economía y el ministerio pedía su dictamen sobre el caso. Pero la respuesta de Guglielmino estuvo lejos de lo que esperaba Miceli: «Debo señalar que en estos actuados no se encuentran reunidos los presupuestos necesarios que habilitan la intervención de este organismo», le dijo el procurador del Tesoro aclarandoque, para opinar, necesitabacontar con la causa completa de ejecución de convenio que los Greco le habían iniciado al Estado, donde precisamente aparece la actuación, luego cuestionada, de los abogados oficiales.

  • Reto llamativo

    Pero lo llamativo para el lenguaje oficial es el reto que Guglielmino le hace a la ministra, denotando que antes de ese trámite habían existido rispideces y reproches mutuos entre ambos. Cabe «recordar que los pedidos de dictamen de la Procuración del Tesoro deben formularse con el agregado de todos los antecedentes, informes y documentación que tengan incidencia en el tema a examinarse». En síntesis, le devolvió las actuaciones sin opinar y retándola por no saber elevar un expediente.

    No fue la única agresión entre ambos: el 29 de enero, el Ministerio de Economía le remitió a Guglielmino el expediente completo de los Greco contra el Estado nacional, cumpliendo así con el pedido del procurador.

    En menos de 48 horas, el 31 de enero de 2007, Guglielmino volvió a sacarse el tema de encima ya no con un reto sino casi con una declaración de guerra contra Miceli. En un escrito recordó a la ministra que el 25 de enero, en medio del anterior pedido de opinión a la Procuración, Miceli firmó la ya famosa resolución por la que declaró nulo todo lo actuado por el Estado en el expediente de la causa Greco desde el 30 de setiembre de 2003 hasta la fecha.

    Entonces dijo: «Es evidente que el ministerio ha decidido por sí mismo el curso a seguir en este asunto tornándose innecesaria la opinión del suscripto». Traducido a lenguaje llano, Guglielmino le respondió: si ya decidió que había que hacer en el caso Greco ¿para qué me pide opinión? Un lenguaje muy poco usual en ese tipo de comunicaciones dentro del Estado.
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