21 de enero 2022 - 00:00

Lo que se dice en las mesas: FMI, dólar e inflación

A Martincho le dicen Rapunzel. ¿Acuerdo en marzo? Gestores suspenden tours. Cuidado con los “vigilantes”. ¿Miguel se quedó corto con la tasa? En Zimbabwe también quieren dólares.

pesos-dolar-inversiones-finanzas.jpg

“Enredados”, así calificaron la actual situación argentina en un encuentro en plena city paulista. Varios economistas de los bancos más importantes que operan en el vecino país encontraron correlato entre los dichos del ministro Guzmán, tras reconocer que no había avances significativos en las negociaciones con el FMI, y la incertidumbre generada y la caída de los precios de los bonos.

Para estos analistas el aparente rechazo a un ajuste fiscal y monetario a cambio de un programa gradual y tímido es la brecha que separa a ambos negociadores. Sin embargo, siguen considerando que algún acuerdo con el FMI es el escenario más racional y, por lo tanto, probable, pero ahora las probabilidades de entrar en default son altas. Las expectativas de estos hombres del mercado paulista con línea directa con Wall Street y Londres, es que el “juego de la gallina” terminará en marzo cuando, sin suficientes reservas internacionales, el Tesoro tendrá que pagar u$s2.900 millones al FMI.

La economía argentina del 2022 será según sus pronósticos de un crecimiento moderado, digamos un 1,4%, y una inflación más alta del orden del 60%, debido no solo a los ajustes necesarios, sino también a un entorno internacional desafiante para los mercados emergentes. Muchos de los gestores que escuchaban los pronósticos tenían en agenda algún que otro “tour” con clientes pero fueron postergados hasta nuevo aviso. Parece que ni los precios “atractivos” seducen, aún, ni a los buitres. De todos modos, como señaló un viejo zorro criollo del mercado internacional, ahora los inversores están más ocupados en ajustar sus carteras para adaptarse al nuevo escenario global de subas de tasas.

Al respecto, la última nota de Charlie McElligott (Nomura) movió las expectativas al detallar el accionar de los “tasas vigilantes”, que según él están a las puertas esperando y presionando por cuatro subas de la tasa para este año y arrancando con uno de 50 puntos básicos en la reunión de marzo de la Fed. Por ello prestan atención al mercado del eurodólar porque si sigue avanzando y cotiza un aumento que detone cierta ira, la Fed simplemente tendrá que tomar lo que el mercado les dicte, a pesar de que actualmente el FOMC encabezado por Jerome Powell (JePo) tiene pocas ganas de hacerlo.

Tras el dato del IPC de diciembre, los analistas destacan que ya en las últimas semanas el BCRA aceleró el ritmo de depreciación y subió las tasas de interés. Todo para alentar la liquidación de divisas. Pero alinear el ritmo inflacionario, la tasa de interés y el ritmo de depreciación no es tarea sencilla para el equipo de Miguel Pesce. Sin duda, por ahora, la variable que luce más difícil de controlar sigue siendo la inflación.

En caso de que no ceda posiciones por debajo del 3,5 y 3% en estos meses se corre el riesgo de haberse quedado corto en los ajustes. Por ello, toda la atención está puesta en el ritmo de intervenciones en el mercado cambiario y los datos que se vayan conociendo de inflación.

¿Qué razonan por ejemplo la gente de Quinquela?: en los últimos 6 meses la inflación núcleo promedio fue del 3,4% y la inflación internacional del 0,6% mensual; eso implica que se necesita un ritmo de depreciación del 2,8% mensual para no perder tipo de cambio real. El ritmo del 1% era insuficiente, pero en los últimos días ya se aceleró hasta el 2,5% mensual promedio y probablemente siga aumentando.

En especial considerando que la inflación de diciembre fue del 3,8% y en enero se espera que esa dinámica se mantenga. La suba de tasas de interés dejó a la Badlar en 3,1%, convirtiéndose en el nuevo tope para el ritmo de depreciación.

Si la inflación se mantiene en los niveles actuales, antes de acelerar el ritmo de depreciación sería necesario una nueva suba de tasas. Veremos.

Por lo pronto la gente de Zimbabwe parece estar peleando cabeza a cabeza el liderazgo del ránking de brecha cambiaria global con el mercado argentino. Más allá de las diferencias culturales e idiosincráticas, la situación parece un calco. El dólar oficial en Zimbabwe cotiza a $112 pero en el mercado negro supera los $200. Como en Buenos Aires, en Harare todos quieren dólares estadounidenses.

Dejá tu comentario

Te puede interesar