Enviado especial - Nueva York - Día agitado el de ayer para la Argentina en el FMI: en pocas horas el organismo confirmó a la nueva directora gerente, Hernán Lacunza se saludó con ella, almorzó en el edificio de Washington y poco después David Lipton confirmó que por ahora no habrá desembolso.
El Fondo confirmó que se demora el desembolso
Lo aseguró David Lipton, hasta ahora a cargo. El ministro Hernán Lacunza se saludó con la nueva directora ya oficializada, con quien continuará la negociación el 14 de octubre.
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Tras la reunión en Nueva York el martes entre Mauricio Macri, Lacunza, Guido Sandleris, Lipton y Alejandro Werner, la acción se había trasladado al 14 de octubre cuando una delegación técnica debe viajar a Washington para continuar las negociaciones con el organismo para intentar avanzar en el desembolso de u$s5400 millones. A ese paso le quedaba un almuerzo que ya estaba programado para ayer entre los mismos protagonistas salvo Macri, que el martes a la noche voló desde Nueva York de regreso a Buenos Aires. Pero si bien nada cambió en lo esencial, ayer se aceleraron una serie de pasos que dejaron al mercado en una posición nerviosa.
En primer lugar los 24 directores del Fondo decidieron aprobar el nombramiento de la búlgara Kristalina Georgieva como nueva directora gerente (ver nota aparte). Eso confirma lo que se venía anticipando desde Nueva York: cuando la delegación de argentinos llegue a Washington la próxima vez, ya tendrán que negociar con la nueva jefa, en lugar de Lipton que, a ciencia cierta, no tomó demasiadas decisiones sobre la Argentina desde que Christine Lagarde dejó su puesto. Es decir, cumplió el manual de todo burócrata que no va a jugarse la cabeza en un interinato, algo que en el Ministerio de Hacienda supieron siempre.
En medio de ese proceso Lacunza, que se maneja en este tembladeral con un temple envidiable habida cuenta de la dimensión del problema en cuestión, estaba almorzando como se dijo con los funcionarios del Fondo. El ministro mantuvo allí un encuentro con el director para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional, Werner, y el jefe de la División Sudamérica del organismo, Roberto Cardarelli. Fue después de haberse reunido junto a Santiago Bausili, y Sebastián Katz con Lipton.
Todo fue dentro del edificio del Fondo y fue por eso es que, además, logró tener un primer encuentro protocolar con Georgieva. No fue mas allá de eso y de una declaración formal de que “Argentina es prioridad hoy para el FMI” por parte de la debutante directora general, algo que se sabe porque el organismo mantiene con el país el programa más importante de su historia y además en medio de una crisis. De todas formas, debe reconocerse que Lacunza fue uno de los primeros en saludar a la nueva funcionaria a pocos minutos que el mundo se enterara de su confirmación.
Lacunza no habla demasiado, pero ayer respondió algunas preguntas a la salida de su reunión con Lipton: “Fue una reunión de trabajo normal”, dijo, “Discutimos la situación actual y el futuro del programa con la misión que arranca la semana del 14 de octubre en la reunión anual. Fue un encuentro sumamente cordial”.
Poco después la agencia Bloomberg daba a conocer un reportaje a Lipton donde el funcionario dejaba en claro que el desembolso de u$s5.400 millones deberá esperar. La diferencia es que hasta ahora la llegada o no de los fondos era cuestión de especulación, pero ayer Lipton lo oficializó.
Lipton argumentó que se “trabajará para una eventual reanudación de una relación, algún tipo de relación financiera con ellos, que puede tener que esperar un tiempo”.
Si el programa financiero de la Argentina con el Fondo estará congelado hasta la transmisión del mando (siempre de acuerdo al resultado del 27 de octubre) o para después de la elección, será cuestión de una negociación en la que parece que el organismo espera escuchar opiniones también de la oposición. “La situación de Argentina en este momento es extremadamente compleja”, dijo ayer Lipton, introduciendo el elemento político en la discusión. La demora en el desembolso de los u$s 5.400 millones no debería implicar un impacto directo para el mercado en Buenos Aires. Mientras se mantenga un nivel de salida de dólares del sistema como el que se registra desde que se establecieron las restricciones en el mercado de cambio, el Banco Central no debería tener inconvenientes habida cuenta el nivel de reservas que puede mostrar.
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