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Néstor Kirchner se calzó una gorra de petroleros para simular
que el conflicto está controlado. Pero mientras un grupo
de gremialistas fue al acto, otro sector permanecía de paro.
Con esa deuda deberá cargar Nicolás Fernández, comisario kirchnerista en el Consejo de la Magistratura, y organizador del show. «Tito» es el jefe K de Caleta Olivia, posición que le disputa el alcalde local Fernando Cotillo, ex Franja Morada que trasmutó a kirchnerista.
Fernández podría derivar la culpa hacia Héctor Segovia, jefe del gremio de los petroleros y reprocharle que su segundo, Abel Shiuffi, motorizó en Caleta la rebelión contra Kirchner. No sería erróneo, pero implicaría admitir que no reina, como dice, en la ciudad.
Para Segovia, que aportó un contingente de aplaudidores -al acto en el puerto donde Kirchner inauguró una obra de 15 millones de dólares de Petrobras-, también resultará costoso. ¿Acaso el sindicalista no se imagina en una lista K como legislador en 2007?
El Presidente enfocó, sin embargo, en otro candidato: su hermana, Alicia, que será -salvo un torbellino políticoquien compita por la gobernación de Santa Cruz.
«Trabajaremos para profundizar el cambio y que en 2007 tengamos al frente de la gobernación a alguien que no afloje, que le ponga fuerza y coraje», dijo el patagónico.
La referencia, obvia, era para la ministra de Desarrollo Social, instalada a su lado en el palco.
El domingo, Alicia había mostrado más valentía que su hermano presidente: encabezó varias actividades en Caleta Olivia, entregó subsidios y asistió a una feria de emprendedores. No hubo un solo incidente ni un grito inoportuno. ¿Kirchner hubiese logrado lo mismo?
Por las dudas, con fuerte custodia de Gendarmería y de Prefectura, Kirchner optó por un encuentro alejado de la plaza principal de Caleta Olivia, donde lo esperaban para saludarlo y cuestionarlo. Como no concurrió, no les quedó otra alternativa que el reproche. En Caleta Paula, el microclima era otro: no sólo había aplausos, sino también un enorme cartel por la reelección. «Kirchner 2007» rezaba mientras algunas pancartas compensaban con el fiel matrimonial: «Por una Patria Grande, Cristina Fernández».
Aunque rehusó referirse al conflicto petrolero, Kirchner no dudó de recordar el incidente que el año pasado se desató con la renuncia del gobernador Sergio Acevedo, luego de la muerte del policía Jorge Sayago.
«Más allá de cualquier instancia institucional que le haya tocado vivir a la provincia, vamos a seguir trabajando con todo para cumplir con la palabra empeñada en 2003», afirmó. Del acto también participó Carlos Sancho, vice de Acevedo, que quedó a cargo del gobierno.
Temprano, Kirchner había llegado a Comodoro Rivadavia, desde donde se dirigió a Caleta Olivia. Viajó acompañado por su hermana-Alicia y los ministros de Interior, Aníbal Fernández, y de Planificación Federal, Julio De Vido. Se sumaron Ricardo Jaime y José López.
Al final de un discurso inusualmente breve -duró poco más de cinco minutos-, Kirchner dijo que trata de «honrar el coraje pingüino de no bajar los brazos». Lo mismo decían, anoche, los sindicalistas petroleros.
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