Indudable bisagra en lo que va del mes, la cuarta rueda semanal demostró que la nueva aparición de Alan Greenspan se impuso y dejó sus efectos por sobre todo tipo de recomendaciones en el sentido contrario. El Dow Jones acusó 0,62 por ciento de desmejora -tras el vuelco que se produjo en mitad de rueda del miércoles-, y lo demás resultó un típico derrame globalizado. El Bovespa lo llevó a la máxima expresión, cayendo un duro 2,5%, quedando para el Merval la sola expectativa de comprobar a cuánto se dilataría su propia baja.
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
Un muy fugaz, inútil, intento por recobrar posiciones y llevarlas encima del piso perforado, consiguió establecer un nivel de 2.202. La realidad había que buscarla mucho más abajo, y el piso de la rueda resultó de solamente 2.162 unidades. En el cierre, cierta corrección alcista y un definitivo nivel de la corta semana en los 2.172 puntos: esto representó 1,1 por ciento de merma.
La semana no cerró para todos, obvio, pero cabe un comparativo de sólo cuatro fechas y ver los distintos caminos, en un período que terminó repartiendo negativos. El de gran sufrimiento fue el Bovespa, con 3% de derrape, mientras el Dow Jones perdió 0,85% y el Merval resultó el más resistente: sólo 0,64% abajo. Como "recuperando" terreno en la desgracia y con el agridulce saldo de ser: menos bajista que los demás. La última rueda aportó pocos negocios, apenas $ 46 millones de efectivo, subiendo las "cauciones" a los 121 millones.
Se percibió claramente el sorpresivo llamado a la realidad del mundo, y los mercados, que tendrá valor si es que se toman en serio las advertencias: y sin apresurar un camino a los estallidos bursátiles. Cierre desvaído y con el índice nuevamente bajo superficie. Lo que ocurra en el Dow, en esta última fecha, dará referencias para saber cómo puede reabrir el Merval. Y la Bolsa, con una escarapela.
Dejá tu comentario