Todo un símbolo de lo que está ocurriendo. La tradicional chicharra de cierre del NYSE no funcionó. La chicharra de apoyo, tampoco. Se debió recurrir entonces a la vieja campana que hace mucho asumió un mero papel decorativo. Para peor, ninguna de las autoridades de la institución (ni los figurones que se pelen por asomar su nariz al balcón) quiso quedar "pegada" en la foto, y el encargado de tañirla fue un (¿valiente?) funcionario de tercera línea.
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
No importa que el fracaso del plan de rescate financiero fuera por la "avivada electoral" de Nancy Pelosi o la falta de "realismo" de George W. Bush (ayer se excusaron todos, Obama, McCain, Paulson, Bush dos veces, Pelosi, etc.), el mercado bursátil, que venía haciéndose el "distraído" o apostando al optimismo, recibió un crudo baño de realidad que se reflejó en un desplome de 6,98 por ciento para el Dow que en 10.365,45 puntos tuvo la mayor pérdida en puntos (17ava porcentual) de su historia. Más que posiblemente el jueves -próxima reunión en Diputados- el plan sea aprobado y cuando corresponda las acciones subirán (hoy y mañana los judíos celebran Rosh Hashana). Mientras tanto, el daño a la economía sigue creciendo (Wachovia en EE.UU., Glitnir Bank en Islandia, Fortis en Holanda y Benelaux, Bradford & Bingley en UK, Hypo Holdings en Alemania, etc., fueron algunas de las víctimas del fin de semana).
Hoy termina el trimestre, lo que enrareció la rueda de ayer (y la de hoy) y vence el último aviso para "salirse" de muchos Hedge Funds que liquidarán tenencias de aquí a diciembre. ¿A cuánto puede ascender este número? Nadie lo sabe. Poco antes de la apertura se estimaba que el mercado crediticio norteamericano operaba a menos de 20% de su volumen normal (el diferencial TED trepó a 3,55%). ¿A cuánto se habrá retraído hoy?, ¿a 5%?
La baja de la capitalización bursátil norteamericana fue ayer de 1,2 billón de dólares, el doble de la plata involucrada en el plan o más de un lustro del PBI argentino. ¿Consejo?: estamos en una economía de guerra, aunque más no sea contra la estupidez. Actuar en consecuencia.
Dejá tu comentario