26 de abril 2019 - 00:00

Lo que se dice en las mesas

- Que el perro que se muerde la cola necesita un 12% para ladrar. Desenfrenado accionar del BCRA en el futuro que lo dejó en $60. - Que Bill dejó sus enseñanzas. La ANSES se convirtió en héroe. Banqueros almorzaron y se atragantaron. El IIF advierte que ya no habrá financiamiento para locuras.

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Sobre las tenues cenizas de los activos argentinos muchos inversores hoy lamentan haber desoído las advertencias y recomendaciones de expertos como “El escocés”, uno de los legendarios gestores locales, que les hizo “recoger el barrilete” a sus clientes hace un año. Hoy todos están “on fire”. Otra vez el foco de la bronca son los errores del oficialismo, que precipitó las turbulencias. Todo al cohete. Casi una trampa perfecta. Parece pergeñada por el enemigo, más que por la propia tropa. El ejemplo más ilustrativo es el del perro que se muerde la cola: el mercado quiere ver actuar al BCRA para frenar al dólar, pero si así lo hiciera, sabe que la pérdida de reservas conspira con la solvencia de la deuda a honrar en los próximos meses, por ende, sube más el riesgo-país. Son tiempos de mente fría, ánimos calmados, palabras muy medidas aunque mejor sanos silencios. Ayer la furia del mercado se la hizo sentir a la mesa del BCRA que salió a locas a intervenir en el mercado del dólar futuro. No paraba de vender, en todos los vencimientos, así y todo no lograba doblegar a las huestes que buscaban cobertura. Un asiduo operador del Rofex y MAE explicó que el BCRA vendía a cuatro manos y no podía alcanzar al mercado. Ofrecía en cada plazo de a 5.000 contratos y las cotizaciones no paraban de subir. Así los futuros quebraron los $60 y más también. Todos hacen cuentas y ven que la oferta genuina de divisas sigue anoréxica frente a la oleada de la demanda. No bastan los dólares del Tesoro y de los agroexportadores ni el apretón monetario. En estas febriles jornadas estuvieron faltando entre u$s100 y u$s200 millones diarios, y no hay nadie que los ponga. El BCRA los puede poner recién cuando el dólar salga del límite superior de la congelada zona de no intervención, o sea, los $51,448. De modo que debería subir menos de un 12% respecto del cierre de ayer para ver al BCRA vender en el spot. Si ello ocurriera, adiós al Pacto de Caballeros. Lo cierto es que habría que ver aún un salto de casi 12% para que el BCRA oferte sus divisas. Así frenaría al billete en esos niveles, con el consiguiente impacto inflacionario, y siempre y cuando la demanda no se exacerbe y no tenga techo, pero esta intervención generaría además inquietud entre los bonistas que verían el drenaje de las reservas que llegaron de Washington para afrontar los vencimientos del año, lo que se traduciría en nuevas subas del riesgo-país. Un contexto complicado para transitar los próximos 60 días hasta que finalmente se conozca quiénes van a competir por la presidencia.

Parafraseando a Bill Clinton, el economista Dick Schefer usó la gráfica de un bono en pesos ajustable por inflación para dejar bien claro que “¡es (culpa de) la política, estúpido!”. En un almuerzo reservado para banqueros rezaban porque los estrategas electorales de Cambiemos se despabilen. El inoportuno revoleo de encuestas ya hizo su daño. Los bancos de inversión internacionales se regodearon con la lluvia de sondeos, que marcaban ahora el probable triunfo de Cristina, en sus informes a clientes. Si alguien precisaba una excusa para vender, encima llegó el libro “Sinceramente”. Por ejemplo, el modelo del JP pasó la probabilidad del triunfo de la oposición de un 31% a más del 60%. La locura vivida entre miércoles y ayer, mientras el clima emergente se deterioraba, vio caer bonos más de 14% y luego lo terminó viendo en verde gracias a una ANSES muy activa. En dicho almuerzo se comentó el informe del IIF sobre las lecciones de la venta masiva de activos emergentes del año pasado. La principal es que “los mercados de capitales globales no están dispuestos a financiar modelos de crecimiento altamente dependientes del crédito”. Turquía y Argentina estaban en la mira debido a una gran expansión crediticia que amplió los déficits de la cuenta corriente a niveles insostenibles. Ambos países se volvieron vulnerables y sus monedas fueron castigadas como también sus bonos y acciones. Ahora también están en la mira Colombia, Rusia, Indonesia, Brasil y Polonia. Ardió el EMTA de Boston con Nathalie Marshik (Oppenheimer), Michael Cirami (Eaton Vance), Jonathan Kelly (Fidelity), Dave Rolley (Loomis Sayles) y Juan Manuel Pazos (TPCG). Ampliaremos.

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