10 de octubre 2001 - 00:00

Logró la Argentina un acuerdo descomprime relación con Brasil

San Pablo - De las dos alternativas que los negociadores de la Argentina y Brasil evaluaron durante dos días de discusiones, los dos países resolvieron por la salida de ayudar sector por sector a los rubros afectados por la devaluación del real a partir de la aplicación de salvaguardas. Con esto quedó descartada la posibilidad de recurrir a compensaciones de tipo económico o a la alternativa de las bandas cambiarias o «serpiente» monetaria.

El anuncio de la solución, con la cual queda salvado de alguna manera el conflicto comercial entre los dos países (por lo menos en el corto plazo), lo hicieron ayer los ministros argentinos de Economía y de Relaciones Exteriores, Domingo Cavallo y Adalberto Rodríguez Giavarini, y los brasileños de Hacienda, Pedro Malan; Relaciones Exteriores, Celso Lafer, e Industria, Sergio Amaral.

Además, ratificaron sus respectivos sistemas monetarios, la convertibilidad y el cambio flotante, y también se comprometieron a trabajar con el objetivo de lograr en el mediano plazo una «moneda común».

«No hemos hablado de modificación alguna en los regímenes cambiarios de nuestros respectivos países. Cada uno de nosotros considera que debe mantener su régimen monetario y cambiario y lo que vamos a hacer es trabajar hacia el media-no y largo plazo para la idea de la moneda común», sostuvo Cavallo.

El encargado de hacer la presentación oficial de la medida proteccionista fue Cavallo, que dijo que los dos países aplicarán «un mecanismo temporal de salvaguardas inspirado en las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC)», que los negociadores brasileños y argentinos estudiarán «en las próximas dos semanas». Según le aseguraron a este diario fuentes de la Cancillería argentina, esta política estará ya aplicada a más tardar a fin de noviembre, y el período por el cual permanecerá la medida será de por lo menos un año.

Este mecanismo implica, además, la creación de un ámbito bilateral de discusión, al cual podrían recurrir los sectores argentinos afectados por la devaluación del real. Allí un grupo de técnicos (uno por cada país y un tercero proveniente de Paraguay o Uruguay) estudiará la situación del rubro con problemas y, de confirmarse que las dificultades son causadas por la caída de la moneda brasileña frente al dólar, aconsejará cuál de los dos tipos de solución aplicar: aranceles particulares y únicos para ese rubro o cupos para la importación de los mismos productos pero fabricados por Brasil. Este mecanismo y las sanciones antidumping son los únicos dos aceptados por la OMC. La diferencia entre uno y otro radica en que una salvaguarda puede ser aplicada cuando alguna situación económica mundial o particular de un país afecta a un sector de un segundo Estado. En el caso de Brasil y la Argentina, la aplicación de una salvaguarda se justificaría ya que, a raíz de la devaluación del real, algunos rubros específicos de la industria y los servicios argentinos habrían sido afectados en su competitividad. En este listado figurarían, entre otros, los textiles, metalúrgica, lácteos, papel, calzados, zapatillas, bienes de capital, línea blanca eléctrica (heladeras, lavarropas, secarropas) y no eléctrica (calefones, estufas, termotanques), avícolas, autopartes, herramientas, juguetes y madera, entre otros.

En el caso del dumping, la otra sanción que figura en los listados de la ONU, sólo puede aplicarse cuando existe voluntariamente la decisión de un país de subsidiar a un sector y a partir de esta medida se afecta la competitividad del mismo rubro en un segundo Estado.

Según le aseguró a este diario la fuente de Cancillería, en las discusiones de ayer no se resolvió por la posibilidad de aplicar ninguna de las dos alternativas. Sin embargo, y por la historia de las relaciones entre los dos países, la alternativa que se elegiría es una combinación entre los dos rubros.

Según la presentación que hicieron ayer los ministros de los dos países, habrá una modificación temporal en cuanto a las salvaguardas que permite la OMC y las que se utilizarán dentro del Mercosur.

La diferencia radicará, según dijo Rodríguez Giavarini, en el tiempo de demora en la aplicación de la salvaguarda, que será mucho menor en el caso del Mercosur frente a las alternativas que se manejan en la OMC. En este caso, entre la selección del sector, la presentación de una denuncia, el estudio del daño y la efectiva aplicación de la medida (sin contar la posibilidad de una apelación) se demo-ra entre cinco meses y dos años.
Según se promete, en el caso del Mercosur la aplicación será inmediata y no demorará más de dos meses.

Con esto, y si se cumplen los plazos prometidos, antes de diciembre los sectores más afectados por la devaluación del real tendrían en aplicación estas medidas proteccionistas.

Hay que aclarar que en realidad la ayuda que provoca este tipo de decisiones bilaterales apunta únicamente a las industrias que concentran su producción dentro de la Argentina, y no a las exportadoras, ya que el daño en una salvaguarda se mide por la participación perdida dentro del mercado donde esté radicada una industria. En este sentido, las que se beneficiarán serán las que estén afectadas seriamente por la posible «invasión» de productos brasile-ños. A priori, y extraoficialmente, los textiles, calzados, juguetes, autopartes y papel serían los primeros beneficiados.

Los puntos que aún resta resolver se negociarán desde el lunes próximo entre los dos países. Por la Argentina los delegados para discutir los alcances de las nuevas salvaguardas
serán los secretarios de Industria, Carlos Sánchez, y de Comercio, Débora Giorgi, por Economía, y el vicecanciller Horacio Chighizola por el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Sobre la posible ilegalidad de la medida, ya que según la OMC no se pemitiría este tipo de salvaguardas entre países que tienen en marcha un proceso de integración económica avanzado, desde la Cancillería argentina se aseguró que hubo contactos legales previos y que la alternativa será aprobada.

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