En medio del renovado optimismo del mercado sobre la marcha del plan del Gobierno, uno de los aspectos que aún no termina de convencer es el sostenimiento de la tablita cambiaria y la tendencia a la apreciación. El crecimiento de la salida de divisas por turismo de argentinos en el exterior, que se corrobora mes a mes y que promete seguir en alza bajo estas condiciones, se manifiesta en un nuevo récord: en los últimos días, el stock de préstamos por consumos en dólares con tarjeta de crédito alcanzó su máximo nivel desde junio de 2018.
Los préstamos por consumos en dólares con tarjeta de crédito saltan a su máximo nivel desde 2018
Alcanzaron los u$s577 millones a fines de octubre, un nivel que no se veía desde el estallido de la crisis de Mauricio Macri. En plena calma cambiaria, el encarecimiento en dólares del país impulsa los gastos en el exterior y presiona sobre la cuenta corriente.
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De acuerdo con las cifras de la serie diaria que publica (con algunas ruedas de rezago) el Banco Central, el financiamiento en dólares con tarjeta de crédito subió a u$s577 millones el pasado 25 de octubre. Se trata del nivel más elevado desde el 1° de junio de 2018, cuando el stock se ubicaba en u$s590 millones, aunque ya en marzo de ese año había comenzado una escalera descendente en la antesala de la corrida y la devaluación que dio inicio a la crisis del gobierno de Mauricio Macri.
La coincidencia entre ambos momentos es la apreciación del tipo de cambio real. El encarecimiento de la Argentina en dólares estimula a quienes aún tienen capacidad de ahorro a viajar o comprar en el exterior. Esto impulsa la sangría de divisas por la balanza turística y la toma de crédito con tarjeta para consumos fuera del país.
Dólar: el ancla cambiaria y la apreciación
La política de ancla cambiaria de Javier Milei y Luis Caputo es una de las claves del plan para intentar extender la desaceleración de la inflación. La tablita del BCRA que marca una suba mensual del dólar oficial del 2% cada mes fue una constante tras la mega devaluación de diciembre. Desde entonces, la apreciación fue tan importante que, hoy, el tipo de cambio real multilateral (TCRM) ya es menor al promedio de noviembre de 2023, el mes previo al recambio presidencial, tal como contó Ámbito.
El TCRM es un indicador que publica cotidianamente el Central. Mide el precio relativo de los bienes y servicios de la economía argentina con respecto al de los de los principales 12 socios comerciales del país, en función del flujo de comercio de manufacturas. Está influido por la apreciación o depreciación del peso frente al dólar y a otras monedas, y por la inflación tanto de Argentina como de los demás países en cuestión.
El BCRA informó que el miércoles 30 de octubre el tipo de cambio real multilateral se ubicó en 82,19 puntos. Así, ya perforó el nivel promedio de noviembre de 2023 (83,2) y quedó al borde de alcanzar los 81,5 puntos que tenía el 7 de diciembre pasado, último día hábil del mandato de Alberto Fernández. Para dimensionar la apreciación registrada a lo largo del año, luego del salto cambiario del 118% en un solo día decidido por Milei y Caputo, el 14 de diciembre el TCRM había escalado a 162,2 puntos. Una mega devaluación cuya competitividad cambiaria ya terminó de licuarse al compás de una tablita cambiaria que siempre se ubicó por debajo de la inflación y que convivió con la devaluación de algunos de los principales socios comerciales, como Brasil.
Dólares, turismo y presión a la cuenta corriente
La consultora 1816 señaló en un informe que este crecimiento de los préstamos por consumos en dólares con tarjeta de crédito a niveles no vistos en más de seis años “anticipa que el déficit de cuenta corriente, que ya acumula cuatro meses seguidos, podría extenderse y es un flujo que hay que tener en cuenta para los próximos semestres”. Y señaló que, hacia 2027, es esperable que las mayores exportaciones de energía permitan que la macro soporte “sin grandes problemas la mayor salida de divisas por importaciones de bienes y servicios”. Claro que para eso falta.
El economista Amílcar Collante también reparó en ese dato y señaló que adelanta un déficit por turismo muy fuerte entre diciembre de 2024 y febrero de 2025. De hecho, la tendencia es creciente durante los últimos meses: días atrás, el BCRA informó que en septiembre el déficit de la balanza cambiaria de servicios fue de u$s650 millones, el nivel más alto de la era Milei. Ese rojo fue generado principalmente por los viajes de residentes argentinos al exterior (u$s594 millones).
“El atraso cambiario continuará impulsando el déficit en la balanza de turismo, lo cual mantendrá en terreno negativo la cuenta corriente. Los ingresos del blanqueo, que se extendió hasta el 31 de octubre, podrían compensar parcialmente esta situación, en la medida que los dólares que retuvieron los bancos vayan enviándolos al BCRA (potencialmente hay unos u$s10.000 millones no enviados)”, consideró la consultora LCG.
Con todo, a pesar de estos factores de presión sobre el esquema cambiario, el mercado empezó a comprar con mayor convicción la hoja de ruta de Caputo. A partir del abultado flujo de divisas que aportó el blanqueo y el reciclado de parte de esos dólares vía crédito en moneda extranjera a empresas, “bajaron las dudas sobre la capacidad de pago de los bonos en 2025 y eso naturalmente impulsó las cotizaciones” y se redujo la brecha, afirmó 1816.
Por el momento, cepo mediante, las cotizaciones de los activos financieros reflejan una mayor expectativa de que el Gobierno extienda la tablita cambiaria y la inflación extienda la desaceleración. El gran interrogante de este esquema macro pasa por las reservas: las tenencias netas del BCRA siguen en terreno negativo y luce difícil una recuperación significativa.
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