Una reunión con Martín Guzmán y sus colaboradores directos del Ministerio de Economía, y otra con Miguel Pesce y miembros del directorio del Banco Central; ambas con un clima inmejorable de diálogo y cierta comprensión. Los visitantes reclamaron datos sobre la evolución de los últimos meses de los principales indicadores de las políticas fiscales y monetarias; y las proyecciones de esos números para el 2021. En todos los casos, la posición de la jefa virtual de la misión, la norteamericana Julie Kozac, y el responsable del caso argentino, el venezolano Luis Cubeddu, fue la que corresponde en un caso de “Staff Visit”: recolección de datos, alguna repregunta en indicadores poco claros y, luego, silencio profesional. Todo lo que se obtenga como información en este tipo de primer encuentro preparatorio directo, será enviado a Washington, para que los dos visitantes junto con el responsable directo del caso argentino, el secretario general para el Hemisferio Occidental Alejandro Werner; elaboren un paper a modo de diagnóstico sobre la situación de la economía argentina. Trabajo que luego servirá para que en la sede del organismo se organice una nueva misión, dentro de las condiciones del “Artículo IV” del estatuto del FMI, donde se discutirán en serio las condiciones para un nuevo acuerdo definitivo. Este, tal como adelantó Ámbito, será simplemente un plan de pagos; sobre la plataforma de un Facilidades Extendidas, pero sin la obligación para el país de ejecutar reformas fiscales o monetarias de consideración política.
Mensaje de Kristalina: "No venimos con la idea de ajustar aún más el gasto"
Las declaraciones se conocieron mientras se realizaban las primeras reuniones de los enviados, con Martín Guzmán y Miguel Pesce.
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En este sentido, en Buenos Aires cayeron como un bálsamo las declaraciones de ayer de la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva; sobre las intenciones del organismo con el país. En medio de la reunión que Guzmán mantenía con los enviados de Washington, la búlgara afirmó: “Venimos a la Argentina, ante todo, para escuchar a las autoridades, para escuchar al pueblo argentino. Hemos tenido muy claro en esta crisis que es importante brindar apoyo a las empresas y, lo que es más importante, a los trabajadores. Así que no venimos con la idea de ‘bueno, veamos cómo podemos ajustar aún más el gasto en estos tiempos’”. Para el Gobierno, las declaraciones periodísticas fueron la música que se esperaba en momentos difíciles. Especialmente cuando en pocas semanas habrá que convencer al kirchnerismo de aceptar las condicionantes de una fiscalización extrema de los hombres de Washington; uno de los cuales, Cubeddu, es además crítico de los populismos latinoamericanos, empezando por el de su país.
Mientras se desarrollaba la primera jornada de la “Staff Visit”, circuló por Buenos Aires un dato clave. Pasó desapercibido, pero el diálogo telefónico del lunes entre el presidente Alberto Fernández y primer ministro del Reino de los Países Bajos, Mark Rutte; provocó una sensación de optimismo en el gobierno argentino ante lo que se viene. “Ayudaremos en todo lo que podamos con el Fondo Monetario Internacional FMI y apenas pase la crisis nos reuniremos personalmente”, sostuvo Rutte, generando el optimismo local. Se sabe, que una vez terminada la etapa de trabajo del staff técnico del FMI en Buenos Aires y Washington, la que se presume será positiva más allá de los ruidos negociadores sobre las variables macro locales; vendrá el verdadero desafío para el país. Que el board apoye los términos del acuerdo al que lleguen los funcionarios locales y el cuerpo técnico del Fondo. Y, como se sabe, ese directorio obedece en general a cuestiones políticas que a recomendaciones técnicas. Al menos en lo que tiene que ver con las evaluaciones del caso argentino; país que se convirtió, por lejos, en el peor ejemplo de un país en desarrollo en la historia el organismo financiero. La importancia de la conversación entre Fernández y Rutte, es que se trata de uno de los países que representan la ideología ortodoxa más dura dentro de ese directorio. Holanda fue siempre la voz cantante más crítica a las promesas de cumplimientos de los sucesivos gobiernos argentinos, y de los que mayores ajustes fiscales y monetarios reclamaban. Incluso bajo el Stand By que dos veces negoció y logró Mauricio Macri. Holanda fue el país más crítico de la Unión Europea en aquella segunda discusión de septiembre de 2018, liderando un intento de trabar la liberación de más dinero. Que este mismo Estado ahora prometa que no pondrá trabas para que el país logre un acuerdo en estas discusiones que se inauguran en estas jornadas, es un buen augurio para logra los votos a favor de la Unión Europea. Obviamente en el board el problema será otro: que también apoye el accionista mayoritario de la entidad. Estados Unidos detenta el mayor porcentaje de votos; con una serie de estados importantes que, simplemente, siguen lo que este país decida. Así fue que se aprobó, por ejemplo, la apertura para que durante el gobierno de Macri se utilicen dólares del Stand By para ejecutar política monetaria en el mercado cambiario; sólo porque desde la secretaría del tesoro de Steven Mnuchin se dio la orden correspondiente. Ahora, sin el apoyo de Estados Unidos, será imposible que el board apoye un acuerdo con la Argentina, el que inevitablemente deberá saltar las inevitables limitaciones que el estatuto del FMI impone para los Stand By y Facilidades Extendidas vigentes.
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