Nuevo ataque aéreo y terrestre a Gaza deja 5 muertos
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El pasado jueves, las tropas del Estado hebreo iniciaron una ofensiva terrestre de gran envergadura en Gaza por primera vez desde el desalojo sus colonias y la retirada de toda presencia militar en la franja, en septiembre del 2005. Dos días después, los tanques se retiraron del norte de la región y la ofensiva se redujo a ataques aéreos con grupos de activistas.
La ofensiva contra Gaza, que desconcierta a los palestinos por alternar de forma inesperada ataques aéreos e invasiones terrestres en el norte, centro y sur de la franja, podría durar hasta septiembre, según la prensa israelí.
"La agresión debe parar. Israel debe dejar de tomar a civiles y a instituciones públicas como blanco. Los actos de barbarie tienen que terminar", aseguró el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas.
En un artículo publicado el martes en el diario Washington Post, el primer ministro palestino Ismail Haniyeh, líder del movimiento islámico Hamas, criticó la "complicidad" de
Estados Unidos frente a estos "crímenes de guerra" perpetrados por Israel.
Al mismo tiempo, el primer ministro palestino consideró que la ofensiva israelí contra Gaza estaba preparada hace meses y no pretende "únicamente" recuperar al cabo Gilad Shalit, secuestrado el 25 de junio, y poner fin a los disparos de cohetes.
Estos cohetes caseros tipo Al Qassam, fabricados por grupos armados palestinos, tienen un alcance de poco más de 10 km y son poco precisos y potentes. Sin embargo, caen con frecuencia en ciudades del sur de Israel como Sderot o Askhelon. Desde septiembre del 2000, cinco israelíes murieron alcanzados por estos proyectiles.
El martes, ningún cohete cayó en territorio israelí, un hecho excepcional si se tiene en cuenta que la media es de cuatro o cinco por día.
Por otra parte, las negociaciones para intentar encontrar una salida pacífica al secuestro del cabo Gilad Shalit siguen sin dar frutos.
Los captores de este soldado reclaman al Estado hebreo la liberación de centenares de presos, entre ellos mujeres, niños y líderes palestinos encarcelados en Israel.
Hasta ahora, Olmert garantizó que no liberará prisioneros a cambio del cabo Shalit. Sin embargo, el gobierno israelí no descarta poner en libertad a algunos presos, una vez recupere sano y salvo a este soldado, pero gracias a un acuerdo con la Autoridad Palestina del presidente Mahmud Abas y en ningún caso con los dirigentes de Hamas, que controla el gobierno palestino.
"No negociaré con Hamas, no estoy negociando con Hamas y nunca he negociado con Hamas", reiteró el primer ministro israelí.
Desde Damasco, el líder máximo de Hamas en el exilio, Jaled Mechaal, respondió que ningún palestino aceptará una liberación del soldado israelí sin obtener nada a cambio.
Por último, el martes, el diario israelí Yediot Aharonot subrayó la preocupación del gobierno por la situación humanitaria en Gaza.
"Los grupos de activistas en Gaza necesitan crear una crisis humanitaria como elemento de propaganda y si no llega comida a Gaza rápidamente Hamas conseguirá doblegar a Israel', advirtió el comentarista militar de este diario, Alex Fishman.
El bloqueo militar que sufre esta región, superpoblada y muy pobre, ha dejado a sus 1,4 millones de habitantes al borde de una crisis humanitaria, según la ONU.
El martes, la Unión Europea comenzó a distribuir combustible para algunos hospitales de la franja, ya que debido al bombardeo de la única central eléctrica de Gaza, necesitaban urgentemente gasóleo para mantener en marcha los generadores.
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