Para que la Argentina pueda tener un sendero de sustentabilidad de la deuda, dentro de los parámetros que maneja el ministro de Economía, Martín Guzmán, de evitar un ajuste por shock de la economía y mantener el crecimiento, el desafío será conseguir un superávit primario del 1,9% del PBI en 2023, según estimaciones del Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL).
Capello: “El 2022 tiene que ser un año de buena letra para volver a los mercados”
Marcelo Capello es autor del trabajo que procura establecer algunas de los lineamientos que se deberían seguir en los próximos años para que el peso de la deuda vaya disminuyendo en relación al PBI. El trabajo estima que entre 2023 y 2025 la Argentina debe lograr un saldo a favor promedio del 2,7%.
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“El presupuesto es que se ‘rollovea’ el 90% de los vencimientos con privados y los vencimientos con el FMI se trasladan para después de 2026”, explicó a Ámbito el presidente del IERAL, Marcelo Capello, quien es autor del trabajo que procura establecer algunas de los lineamientos que se deberían seguir en los próximos años para que el peso de la deuda vaya disminuyendo en relación al PBI..
La investigación de la escuela de negocios de la Fundación Mediterránea asume se mantendrán los aportes del Banco Central al Tesoro como transferencia de utilidades, como así también al efecto de la inflación en los pasivos del Estado. Se asume que ello implica un aporte de 1,2% del PBI, por lo que para llegar a la “senda sustentable”, dice el reporte, se necesitaría de un esfuerzo fiscal primario de 0,7% del PBI.
El trabajo estima que entre 2023 y 2025 la Argentina debe lograr un saldo a favor promedio del 2,7%, el cual incluye las ayudas del BCRA, asumiendo que la economía crece al 3% anual. En ese plazo el peso de la deuda bajaría del 83,1% al 82% del PBI, mientras que los vencimientos pasarían del 8,2% al 10,8%. En tanto, los pagos crecen del 1,9% al 2,9%.
Para lograrlo, según señala Capello “el 2022 tiene que ser un año de buena letra para volver a los mercados”. En ese tiempo, Guzmán debería poder hacer algunos ajustes al gasto.
Según plantea Capello, cuando el ministro de Economía trate de cerrar el acuerdo con el FMI los técnicos del organismo le van a pedir que el año próximo el déficit sea de 2%, lo que implica 1,3 puntos menos de lo que figura en el Presupuesto. ”Si Guzmán hace una política fiscal como la que hubo en el primer semestre de este año tranquilamente se puede llegar a ese objetivo”, opinó. El titular del IERAL profundizó que “el primer candidato a bajar el gasto es el nivel de subsidios porque pasamos del 1,4 puntos en 2019 a 3,4 y está claro que ahí 1 punto se podría ahorrar en un año”.
Para conseguir la sustentabilidad en esas condiciones, resultará clave lo que haga el gobierno el año próximo, un período que está alejado de las elecciones presidenciales en las que el gobierno puede tener un mayor margen de maniobra.
El IERAL señala para ordenar los incentivos de economía política “podría colaborar en forma crucial un acuerdo con el FMI a comienzos de 2022, que evite los comportamientos fiscalmente oportunistas”. “Le conviene tanto a la actual administración, para transitar en forma más ordenada la segunda mitad del mandato y le quede una situación más manejable en una eventual nueva gestión, y le podría servir a la oposición, que tiene la expectativa de ganar la elección en 2023”, dice el trabajo.
El informe advierte que si Guzmán aspira a tener el año próximo un déficit de 3,3% que está proyectado en el presupuesto del 2022, en 2023 tendría que aplicar un ajuste de 4% del PBI para lograr el superávit necesario previsto por el IERAL (0,7) algo que resultaría inviable
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