La inflación de abril marcó un 8,4% y sorprendió al propio Ministerio de Economía como a los economistas. Este domingo, el Banco Central anunció que subirá la tasa de interés de referencia en 600 puntos a 97%, desde el 91% previo, para intentar contener a la inflación y evitar que los ahorristas cambien de estrategia y se vuelquen al dólar.
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La autoridad monetaria elevó la tasa nominal anual de los plazos fijos a un 95% (TNA) para contener a la inflación y evitar que los ahorristas se vuelquen al dólar. ¿Qué tienen que tener en cuenta los ahorristas?
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De esta manera, la autoridad monetaria elevó la tasa nominal anual de los plazos fijos a un 95% (TNA). Esto es un 152% de tasa efectiva anual (TEA), es decir, cuando el ahorrista vuelve a reinvertir todos los meses el monto original más los retornos generados.
Según el relevamiento de expectativa del mercado (REM), la inflación esperada para los próximos 12 meses será del 146%, sin embargo no contempla el probable reajuste que harán los economistas tras el 8,4% de abril. Mientras que la TEM (Tasa efectiva mensual) será del 8%, en línea con la inflación que marcó en abril, aunque si se tiene en cuenta la inflación que se conoció el viernes, quedaría levemente por debajo.
Qué esperaba el mercado
Antes del dato de inflación, el economista del Centro de Estudios Económicos Scalabrini Ortiz, Federico Zirulnik, sostenía que, “si la inflación de abril resulta, como esperan muchos analistas, en línea con el 7,8% que se relevó en CABA, se necesitará un alza de tasas de entre 400 y 500 puntos básicos para empatarla, lo que la llevaría a una TNA del 95% o 96%”
Sin embargo, el economista de la Universidad de Avellaneda Pablo Ferrari, señala que, antes de tomar una decisión en este sentido, es necesario tomar en cuenta el aporte de las tasas al proceso inflacionario. Explica, al respecto, que, si bien en la actual dinámica, se advierte que las tasas de interés son valores que, en un primer momento, se ven impactados por la dinámica general del resto de los precios (que, al tomarla como un todo, llamamos inflación); en segundo momento, las tasas no son efecto, sino, causa del incremento del resto de las variables indexatorias de la economía.
Así, Ferrari describe un fenómeno cíclico, que se debe al hecho de que la suba de tasas, si bien mejora el rendimiento de las inversiones e instrumentos financieros, también encarecen el costo del crédito como efecto colateral. Eso encarece las líneas de financiamiento de las familias, pero también las de las empresas, que suelen trasladar ese encarecimiento a precios.
Entonces, advierte que, si bien “el Fondo Monetario Internacional (FMI) exige tasas reales positivas, y eso, en una primera fase, implicaría mayor inflación, en una segunda, generaría un impulso recesivo”, por un encarecimiento del crédito, que repercute en el consumo y en las condiciones de producción y oferta de productos.
En consecuencia, es cierto que el BCRA tiene que llevar las tasas a un terreno positivo respecto de la inflación con el fin de, por un lado, cumplir con los requerimientos de FMI en ese sentido, y, por otro, para dirigir los pesos hacia instrumentos de ahorro e inversión en moneda local y no hacia el dólar. Pero, también es una realidad que, tal como señala Ferrari, “convalidar de manera permanente suba de tasas tiene aspectos negativos” en inflación y consumo, por los efectos directos que genera en las variables de la economía, pero, también, porque, de alguna manera, esa conducta podría estar convalidando la expectativa de un incremento de la tendencia inflacionaria hacia adelante.
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