Volvieron las fuerzas centrífugas a los mercados bursátiles, mientras volvía a salir Bernanke a brindar sus acostumbrados mensajes de dos filos y dejando -en definitiva- un estado de plenas dudas: reflejado en los desarrollos.
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Así como dejó presente otra baja de tasas, se cubrió hablando de posible irritación inflacionaria. Primero se vieron intentos de seguir el entusiasmo -sin mayores argumentos-de la rueda previa, para después ver que se aflojaban las patas de la demanda, y cuando ya había cerrado el día para Buenos Aires, el Dow Jones se situaba con leve pérdida rondando 0,2%.
En Brasil se conseguía concluir con casi 0,5% de alza, sumamente temerosa, mientras que en el Merval el desempeño ilustró sobre iguales cambios de frente y de corrientes opuestas. Los extremos de la rueda en el indicador ponderado se movieron ampliando la franja y en torno a unos «40» puntos, entre el mínimo de 2.143 y la cota máxima alcanzada en los 2.183. Finalmente, se pudo «negociar» una cifra promedio de tales puntas, con clausura de Buenos Aires en los 2.166 y diferencia positiva, casi de 0,70%. Pero con una sensación de que el ambiente se volvió hacia la desorientación: acerca del curso a seguir.
Buena la base
Se contó con muy buena cifra negociada en acciones, superando los $ 132 millones de efectivo y 15% de segmento.
Muy turbulento el devenir de órdenes, en cada pasaje; es difícil tildar de apropiado -o desaconsejable-el aumento de volumen en la fecha. Quedó como mejor faceta que la liquidez privó en todas las plazas, con entradas y salidas que predominaron según los tramos del intradiario. Un cierre atado a las nuevas incertidumbres de Wall Street, donde las opciones de recesión vs. inflación parecen ser un monstruo de dos cabezas: y hay una sola espada. Hoy es una rueda para andar con pies de plomo. La Bolsa, pesada.
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