27 de septiembre 2007 - 00:00

Subas en alimentos llegan ya hasta 4%

Guillermo Moreno
Guillermo Moreno
Subió 4% el precio de los alimentos en setiembre y es uno de los rubros que registró mayores alzas dentro de la canasta total, que alcanzó un incremento de 3,1%, según un relevamiento realizado por el Centro de Educación al Consumidor.

Luego de la difusión oficial del costo minorista nacional, que mostró un sospechado promedio de 0,8% según índices impulsados por el secretario, Guillermo Moreno, para agosto, las asociaciones de consumidores decidieron ser más minuciosas en los análisis. El CEC por ejemplo, no sólo consulta precios y calcula las variaciones, sino que, además, pregunta a los clientes sobre los cambios en sus hábitos de consumo, entre otros temas.

Según Susana Andrada, presidenta de la entidad, la canasta básica que arma el CEC para calcular las variaciones mensuales de precios mostró en setiembre un alza similar a la que se conoció en agosto para San Luis (fue 3,3%). En lo que va del mes, los productos que más subieron fueron los aceites (sobre todo el de girasol), las harinas y sus derivados (fideos, pan, galletitas), verduras y hortalizas (menos las de hojas verdes que bajaron de precio) y las gaseosas. En promedio, los alimentos y bebidas aumentaron 4%.

Este es uno de los datos más alarmantes, ya que otras asociaciones y consultoras estimaban una inflación menor para el mes. Desde Tomadato hablaban de 1,7% de aumento de precios medido en supermercados mientras en Consumidores Libres registraron un aumento de 1,9% en los primeros 15 días de setiembre.

El nuevo relevamiento del CEC muestra un dato muy interesante. Las subas más importantes se dieron en las segundas marcas. Y con estos aumentos, ya casi llegaron a cobrar los mismos precios que los productos de las marcas de primera calidad.

  • Vuelco

    Esto se da porque en el último año, ante la fuerte suba en los valores de los bienes, los consumidores se volcaron masivamente a abandonar sus compras tradicionales para continuar con el mismo nivel de gasto. Es decir, conservar la cantidad y el precio, pero bajar la calidad. La tendencia provocó una mayor demanda de las segundas marcas y, por lo tanto, una suba de valores.

    «Los matrimonios jóvenes y las parejas con hijos adolescentes son quienes más se volcaron a la sustitución de marcas. En cambio, son los adultos mayores los que prefieren comprar menos cantidad de productos, pero no bajar de calidad», dijo Andrada.
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