19 de abril 2006 - 00:00

Subsidios agrícolas: prevén otro fracaso

Celso Amorim
Celso Amorim
Ginebra (AFP) - Los 149 países miembros de la Organización Mundial del Comercio sólo tienen 11 días hasta fin de abril para ponerse de acuerdo sobre una fórmula de reducción de derechos de aduana en el mundo, pero sus divergencias siguen pareciendo irreconciliables. La incertidumbre es tal que la OMC aún no fijó la esperada cita para negociar a nivel ministerial antes de la fecha fatídica del 30 de abril, dando así una última oportunidad a las negociaciones que a nivel técnico se llevan a cabo esta semana en la sede de la institución en Ginebra.

«A menos que se produzca próximamente un gesto importante, no veo por el momento nada que pueda permitir llegar a un acuerdo», aseguró el canciller brasileño, Celso Amorim, cuyo país es un principal protagonista entre los países emergentes.

Por su parte, el embajador de India ante la OMC, Ujal Singh Bhatia, auguró: «Todo depende de las conversaciones de los tres próximos días (por ayer, hoy y mañana). Si el viernes constatamos que hay suficiente consenso, creo que el director general (de la OMC, Pascal Lamy) decidirá si conviene o no organizar una reunión ministerial».

El plazo del 30 de abril fue fijado por los Estados miembros de la OMC durante su conferencia ministerial de Hong Kong, en diciembre pasado, en el marco de las negociaciones de Doha lanzadas en 2001 en la capital de Qatar. Esta ronda de negociaciones sobre la liberalización del comercio mundial, que ya debió quedar cerrada a fines de 2004, debe ser imperativamente concluida antes del fin de 2006.

En efecto sólo así la ronda tiene posibilidades de ser aprobada por el Congreso de Estados Unidos, antes de que expire en 2007 el mandato de negociación otorgado por el Congreso norteamericano a la Casa Blanca.

En Hong Kong, los miembros de la OMC decidieron darse de plazo hasta fin de abril para ponerse de acuerdo sobre el aspecto más polémico de las negociaciones: los porcentajes de reducción de derechos de aduana aplicados a los productos agrícolas e industriales.

Por un lado, los países pobres exigen una baja de las tarifas aduaneras para sus productos agrícolas, pero, del otro, los países ricos exigen recíprocamente una reducción aduanera para los bienes industriales que ellos producen. Cada cual espera que el otro decida dar el primer paso.

«La complejidad de los asuntos aún pendientes en materia agrícola es inmensa», reconoció el embajador de Nueva Delhi, recordando que las negociaciones tienen como objetivo poner el libre comercio al servicio del desarrollo de los países del Sur.

  • Realismo

    Muy criticado por los derechos de aduana que la Unión Europea (UE) impone a sus importaciones agrícolas, el comisario europeo de comercio, Peter Mandelson, pidió el ayer a sus colegas -especialmente de Estados Unidos- una «dosis de realismo» respecto de las concesiones que puede hacer la UE. «Me gustaría poder decir que vamos a respetar el plazo, pero me temo que eso será muy difícil ya que las divergencias siguen siendo muy grandes», declaró Mandelson al «Financial Times».

    Ante este obvio riesgo de callejón sin salida, los negociadores creen que la fecha podría ser otra vez aplazada, hasta fines de julio, antes de la pausa estival de la OMC. Un fracaso a fines de abril sería «grave pero no fatal», opina el embajador indio. «La situación puede aún salvarse si llegamos a concluir la estructura (de un acuerdo) antes del verano» boreal, añadió.
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