«La fase de la recuperación económica poscrisis en la Argentina ya se acabó y el nuevo gobierno electo en octubre tendrá que hacer algunos ajustes al modelo.» El diagnóstico corresponde a la calificadora de riesgo Moody's, según declaraciones de Mauro Leos, vicepresidente para América latina. Entre las áreas que habrá que corregir mencionó al sector energético, la inflación y el gasto público, al que evaluó como «exagerado». Los dichos del analista surgen del seminario «Perspectivas del crédito soberano y del sistema financiero» que organizó ayer Moody's, en el que se aclaró que de todos modos «no se ve ni una crisis ni una recesión próximas».
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Sin embargo, la idea que está latente detrás de las reflexiones de Leos es que una tasa de crecimiento de 8% para la Argentina durante más de cuatro años es «anormal», ya que «está por encima de su tendencia histórica de 4% promedio, tomando períodos largos». Por eso concluye que «en el mediano plazo la tasa tendrá que converger a valores más normales». «Esto es lógica matemática», indicó. Pero no se animó a hacer una estimación; sólo dijo que «se está por definir» y que «la tasa podría ser de 3%, 4% o 5%». Todo depende, aparentemente, de las políticas económicas y de los ajustes que el próximo gobierno decida implementar, ya sea Cristina Fernández u otro candidato.
A continuación las principales declaraciones del vicepresidente de Moody's, quien un año atrás afirmó en un seminario similar, que el crecimiento que estaba evidenciando la Argentina era un simple «veranito»:
Aprovecho esta oportunidad para hacer «un mea culpa» porque hubo cambios, se subestimó la capacidad del país para mantener un crecimiento alto y superávits externo y comercial; y se sobreestimaron los factores de riesgo en el corto plazo.
La tasa de crecimiento actual es superior a la normal por el rebote luego de la crisis, por el entorno externo favorable con precios altos de los commodities y alta liquidez internacional,y por políticas económicas expansivas, sobre todo la fiscal.
El modelo K es el que define lo que está pasando ahora en su búsqueda por el crecimiento y el empleo a través de sus tres pilares: tipo de cambio competitivo, superávits gemelos y aumento de las reservas internacionales.
Pero habrá que hacer ajustes porque muchas cosas pueden cambiar y hay que tenerlas en cuenta. Por ejemplo, las exportaciones crecen más por la evolución de los precios que por las cantidades, y en un futuro los valores internacionales de los commodities pueden caer. Esto podría afectar los ingresospor retenciones y la necesidad de ajustar el gasto.
Los traspasos de las AFJP al sistema de reparto también están sobredimensionando los ingresos del Estado.
Es cierto que el resultado fiscal es positivo y que los ingresos justifican los mayores gastos, pero es exagerado.
Se deben hacer ajustes en el tema energético y en la inflación. En este último punto y de acuerdo con una visión ortodoxa, el Banco Central está haciendo un buen trabajo, aunque en el último tiempo se le asignaron otras tareas que dificultan su función, como mantener el nivel de reservas y agregados monetarios.
Otro tema es la incertidumbre y la falta de transparencia que muestra el mercado de datos de la Argentina, el ejemplo más claro es el conflicto del INDEC. Sin embargo, esta situación no ha afectado la calificación del país ya que creemos que el gobierno tiene la intención de aprender y mejorar las cosas.
Hay virtudes macro que favorecen la calificación, pero también vemos poca voluntad de pago que la empeoran, por eso sigue siendo baja en comparación con otros países de la región. El ejemplo claro es el del Club de París con una deuda de u$s 6.000 millones que no se ha saldado aunque haya capacidad de pago para hacerlo. Otro caso es el de los cortes de gas a Chile que implican incumplimiento de los contratos y un ajuste sobre el acreedor externo.
Para Moody's es favorable que la Argentina coloque deuda en moneda local, cambia la composición de sus pasivos (reduciendo la cantidad de deuda en dólares) e impacta implícitamente en nuestra calificación.
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