17 de febrero 2020 - 00:00

Argentina, no es Tesla: ¿híper o ajuste de hecho?

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En lo que va de febrero, los mercados globales suben: el S&P 500 más de 4,5% llegando a máximos históricos. Ahora, trepan los sectores de mayor riesgo, el ETF de semiconductores VanEck Vectors (NYSE:SMH) más de 10%, el de SPDR S&P Biotech (NYSE:XBI), casi 9% y el de SPDR (NYSE:XLK) del sector tecnológico 6,5%. En cambio, han tenido el peor desempaño los de aversión al riesgo: el ETF SPDR (NYSE:XLU) de servicios públicos y los ETF SPDR (NYSE:XLP) de consumo y de productos de primera necesidad.

De confirmarse el fin de la aversión, el precio del bono del Tesoro a 10 años -inversión segura- bajaría, ergo, el rendimiento podría llegar hasta el 2% (el viernes cerró a 1,588%). Además, según muchos, materias primas como el petróleo formaron un patrón de reversión alcista -“cuña descendente”- del que ya salió, lo que sugeriría que los precios pueden subir, incluso hasta u$s56.

Hablando de riesgo, destaca Tesla. Gracias a un “círculo virtuoso” recaudó unos u$s14.000 M en la última década. Con altibajos, su acción el viernes cerró a u$s 800 y así su capitalización de mercado superó los u$s150.000 M, detrás de Toyota una de las automotrices mejor valuadas. Tesla planea otra oferta de u$s2.000 M para apuntalar más su balance y financiar su presupuesto 2020 de u$s3.500 M, más del doble que el año pasado.

Ahora, para llegar hasta aquí asumió una deuda de u$s12.500 M, el doble de la cantidad de efectivo y equivalentes que tenía al final de 2019. Por cierto, arrecian las críticas a su balance que contabilizaría ganancias que serían subsidios estatales. Sus defensores dicen que en el último trimestre logró un cash-flow operativo de u$s1.000 M, con lo que su caja paso de u$s5.000 a 6.000 M, que el crecimiento del automotor eléctrico es exponencial y recalcan que Tesla es más una empresa tecnológica, energética y de baterías con una tecnología muy superior a la de la competencia.

Sea como fuere, el mercado ve números positivos tanto que las acciones se han más que triplicado desde que la compañía lanzó el primero de dos informes de ganancias trimestrales. Y ha ocurrido algo “contra natura”: la acción subió 4,8% después del anuncio de oferta de nuevas acciones con un descuento de 4,6%.

Argentina no puede recaudar un peso en deuda. Para muchos, la capacidad para repagar sus compromisos depende de la trayectoria fiscal y la exportadora. Por cierto, mejor si son exportaciones en dólares porque las demás monedas pierden valor. El euro está en su cota más baja desde abril de 2017 por varios motivos: el BCE sostiene tasas más bajas que la Fed, los datos -producción industrial, etc.- de la eurozona empeoran y el dólar aventaja como refugio seguro. El euro podría caer hasta 1,05 por dólar según analistas. El real, en tanto, cae 8% en febrero y cerró el viernes a 4,297 por dólar.

No hay posibilidad, dice Economía, de una reducción del déficit primario en 2020. Pero se da de hecho. El Índice de Equilibrio Fiscal del CENE mejoró en diciembre un 38% respecto al mes previo. Ahora, la recaudación tributaria nominal aumentó, pero fue 1,1% menor en términos reales. O sea que bajó el gasto en términos reales.

Más deuda es imposible, ni en pesos. Por el cepo el mercado ya estaba cerrado para inversores extranjeros en moneda local. Economía pretendía negociar los compromisos en moneda dura y rollear los de moneda local. El traspié con el bono dual (AF20), puso en jaque el rolleo que acabaría definitivamente si no se pagan los próximos vencimientos.

Según Economía, no solo no es deseable por razones sociales el ajuste, sino que macroeconómicamente no es sostenible: la austeridad fiscal no funcionaría en un contexto recesivo, ya que una mayor contracción del gasto generaría menor actividad económica, menor recaudación, ergo, igual déficit fiscal. Esto sería cierto si no fuera que, el gasto del Estado es dinero -gasto- quitado al sector privado restado lo que se queda en la burocracia, es decir que “gasta” menos.

En enero, la brecha entre la suba del IPC (52,9% i.a.) y la de la recaudación (44,9% i.a.) está en 8%. Es decir, más presión tributaria sencillamente aumenta la recesión y entonces cae la recaudación. Y, para el Ieral, la presión tributaria nacional aumentará en 1,2% del PBI en 2020 respecto a 2019.

Así, la actividad económica caerá más por la suba impositiva de lo que caería por la baja en el gasto público. Solución: solventar el gasto sin subida de impuestos ni inflación ni endeudamiento, vendiendo propiedades.

Con impuestos en baja en términos reales, sin poder tomar deuda ¿cómo pagarán los intereses de la deuda (del orden del 3,5% del PBI) durante los próximos años? Si no venden propiedades, solo queda mayor emisión monetaria hasta que la híper traiga acarreado un brutal ajuste, de hecho, en los gastos del Estado y en el bolsillo de todos.

*Senior advisor, The Cedar Portfolio.

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