La siembra del cultivo de trigo está próxima a finalizar. El puntapié inicial se da en el norte del país y luego se extiende hacia el sur, culminando en la Provincia de Buenos Aires, principal productora del cereal. En ese recorrido el panorama climático es complejo, sin embargo la siembra de trigo se ubicaría dentro de las más importantes en volumen.
Aseguran que pese al clima, habrá una buena campaña de trigo
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El Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar indicó en su último Informe sobre la Evolución de los Cultivos que “las siembras avanzaron en los últimos días en las zonas donde las condiciones de humedad de suelo eran óptimas, alcanzando el 97% del área nacional” estimada en 6,5 millones de hectáreas, una de las más altas en la historia.
Estaba todo dado para que la Argentina tuviera una gran campaña triguera: el Gobierno había confirmado un esquema de retenciones lógico, el coronavirus y la crisis global no afectarían el precio del commoditie, el esquema trigo-soja de segunda era competitivo en cuanto a márgenes y la relación insumo-producto era la mejor de las últimas cuatro campañas. El escenario era muy bueno, hasta que apareció el factor climático.
Agustín Tejeda, gerente de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, aseguró que “iba a ser una buena campaña, pero el clima le puso un límite a la siembra y no se pudo concretar la primera estimación, que fue de 6,8 millones de hectáreas, por eso estamos ajustando a 6,5 es decir que perdimos 300 mil hectáreas”.
En el norte del país los lotes más tempranos ya iniciaron espigazón bajo un escenario de déficit hídrico severo, que se estima genere pérdidas de rendimiento. En esas regiones el porcentaje del área que presenta una condición de cultivo entre regular y mala ronda el 50%, aunque algunos lotes se podrían recuperar si reciben lluvias.
La situación es crítica en la franja central del país, donde las altas temperaturas de los últimos días secaron aún más los lotes. A eso se le suman eventos de heladas y falta de precipitaciones, lo que constituye un combo negativo para el desarrollo del cultivo. Sin dudas, el sudeste cordobés es la región con mayor complejidad, ya que sin agua en suelo cuando se inició la campaña ni lluvias posteriores, el panorama para transitar lo que viene es desalentador. Entre mayo y julio Córdoba sufrió el peor trimestre en cuanto falta de agua de los últimos 12 años y de no ocurrir precipitaciones en los próximos días, comienza una caída de rendimiento que incluso puede poner en dudas la cosecha del lote.
El sur del área agrícola, donde se destaca la provincia de Buenos Aires, ya se transita la etapa final de siembra y es una de las pocas regiones que tienen una condición hídrica apropiada, tanto para la implantación del área remanente como para la fertilización de los cuadros en desarrollo.
Allí el avance de la campaña a nivel provincial llega al 96%, restando áreas por implantar principalmente en el sur y sudoeste debido a falta de piso por las lluvias ocurridas. A diferencia de lo que pasa en el resto de la zona triguera, en Buenos Aires el contenido de humedad en el suelo es entre adecuado y óptimo en la mayor parte del territorio.
Según Esteban Copati, jefe de Estimaciones Agrícolas de la misma entidad, “la campaña se ubicaría levemente por debajo de los 20 millones de toneladas pero todo dependerá de las lluvias de los próximos días. Se inició la campaña con buena humedad y muchos productores adelantaron la siembra, fundamentalmente en Córdoba y Santa Fe para sacar provecho del agua en suelo. Luego de eso no volvió a llover, entonces todo lo que se sembró a partir de ahí empezó a perder condición de cultivo”.
Preocupación por clima
Según el reporte para el agro que emite el Servicio Meteorológico Nacional, para el fin de semana próximo se esperan precipitaciones para el noreste y para la región pampeana aunque no serían abundantes.
En cuanto a la variabilidad climática estacional e interanual, según el modelo ENSO (EL Niño-”Southern Oscillation”) continúan registrándose temperaturas de la superficie del mar cercanas a las normales en el Océano Pacífico Ecuatorial acordes a los valores típicos de la fase neutral.
Se prevé que esta fase continué en lo que queda del invierno en nuestra región y las chances hacia la primavera están en valores muy similares de ocurrencia de una fase neutra o una fase fría, es decir, que habrá lluvias por debajo de lo normal en las zonas productivas en lo que queda del año y eso genera incertidumbre en muchos productores que piensan en la campaña de maíz.
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