12 de octubre 2020 - 00:00

Trump se queda atrás en las encuestas y Wall Street se acomoda feliz a la ola demócrata

El S&P500 se relame, a sólo 3% de los máximos absolutos. Biden no asusta. Muerto el rey, viva el rey.

Donald Trump.

Donald Trump.

Foto: AFP

A Donald Trump le cayó la ficha. ¿Su reino por un paquete de estímulo? ¿Cómo fue que un veterano de mil batallas no advirtió que sin una economía más vibrante -y votantes con plata en el bolsillo- se podía quedar a pie en plena campaña como el joven Ricardo III en Bosworth, y a merced de los planazos de sus enemigos? Quizás no previó la sucesión de infortunios. Desde la difusión de sus declaraciones impositivas y su pobre desempeño en el debate inaugural (tal vez único) con Joe Biden hasta su experiencia con el covid-19, exitosa en lo personal pero que mostró su olímpica falta de empatía hacia los demás. Tropiezos siempre ocurren, es más probable que no imaginara que pesasen tanto en las encuestas. Real Clear Politics, en su promedio de sondeos nacionales, lo ubica 9,7 puntos detrás de Biden en la carrera por la Casa Blanca.

Las apuestas, que veían un final cabeza a cabeza el 2 de septiembre con tan sólo medio punto porcentual de diferencia, cotizan las chances de Trump en apenas 34,4% y elevaron las de su rival a 65%. Conviene tomar nota: los récords de Wall Street son precisamente del 2 de septiembre. Existía entonces mayor confianza en la recuperación de la economía (y en el flamante mercado bull) que se desflecó ante las contrariedades -rebrotaron los casos de coronavirus y no los pagos extraordinarios de la ley CARES extintos en julio- y los indicios de desaceleración. Quien revise las encuestas verá que la daga de la opinión pública se clavó hasta el puño. Una oleada demócrata completa se perfila en el horizonte. O sea, que Biden se consagre presidente, retengan la cámara de representantes, y le arrebaten el Senado a los republicanos. Y conviene mirar a la Bolsa de nuevo. Con la noticia, Wall Street saltó como un resorte en la mejor semana de los últimos tres meses. El S&P500 se relame, a sólo 3% de los máximos absolutos. Biden no asusta. Muerto el rey, viva el rey.

Trump se equivocó fiero el martes cuando dio un portazo y canceló las negociaciones con los demócratas. El presidente que sorteó con soltura al covid-19, ¿será capaz de sobrevivir a la trampa que le tendieron Nancy Pelosi, líder de la oposición en la Cámara baja, y su propio ego? Se cansó de que Pelosi jugara con el secretario del Tesoro como el gato maula con el mísero ratón, mostrándole una predisposición a acordar un plan de refuerzo fiscal que, en las condiciones de la letra chica (y de las grandes cifras), la Casa Blanca no podía aceptar. Trump dijo basta, y desplegó su solución alternativa: después de la elección del 3 de noviembre empujaría una gran ley de estímulo. Que habrá relajamiento fiscal no se discute. Encuestas en mano, no está claro que luego de la elección ello dependa de su administración. Es un error estratégico grave.

Percibido, horas más tarde, Trump daba la marcha atrás. Las medidas tienen que salir ya. Explicamos los motivos la semana pasada: “Ver a los demócratas jugar con la necesidad del secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, de conseguir el bendito acuerdo fiscal da la impresión de que prefieren dejar las cosas como están. Por supuesto, no se tiene que notar. Pero ¿para qué ayudarlo a Trump en su lecho de enfermo reviviendo a la economía? Mejor tomarse un tiempo, congelar el statu quo y que la gente ansíe que Biden sea el vencedor para que aplique su gran programa de expansión de 2,2 billones de dólares extra”. La orden última de Trump es contundente: Go Big. Hay que ir a lo grande. La oferta del presidente trepó a 1,8 billones de dólares. ¿Se queda corta? Crecerá. Ya dijo que quiere un plan más ambicioso que el de los demócratas (total, como viene la mano, lo pagará Biden). Los problemas son dos. Los senadores republicanos no lo apoyan. Y de Pelosi obtendrá cualquier cosa pero nunca un paquete de condiciones que sea digerible. ¿Qué tal una ampliación del Obamacare?

El presidente está en jaque. ¿Mate? Un momento, ¿cuántas vidas tiene Trump? En 2016, tras el escándalo de Hollywood Access, cayó en las encuestas a un nivel todavía más bajo. Trump dará la batalla. No va a conseguir el estímulo, pero discutirlo así proveerá sus mismos efectos tranquilizantes. ¿No es el mensaje de Wall Street acaso? Su grave revés es que Biden y la suba de impuestos no sean ya el cuco de la economía y los mercados. Debe encontrar otro veneno. Rápido.

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