El Banco Europeo de Inversiones (BEI) realizará un préstamo por más de u$s200 millones a Argentina a devolver en más de 20 años. Una parte del crédito será de u$s100 millones para adquisición de vacunas contra el coronavirus, mediante el mecanismo Covax o acuerdos bilaterales. Además, habrá otro desembolso por u$s 110 millones para mejorar la prevención contra las inundaciones en la cuenca del Río Salado, en la provincia de Buenos Aires.
Ricardo Mourinho Félix: “Estos créditos muestran el compromiso que tiene la UE con Argentina para que pueda seguir creciendo en forma sostenible”
El Banco Europeo de Inversiones invertirá más de u$s200 millones en el país. El vicepresidente de la entidad contó cuáles son las prioridades y la oportunidad económica de apostar a la transición energética.
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El acuerdo será sellado hoy entre el presidente Alberto Fernández, el embajador de la Unión Europea en Argentina, Amador Sánchez Rico, y el vicepresidente del BEI, Ricardo Mourinho Félix. En su primera visita a Latinoamérica, Mourinho Félix contó a Ámbito que las prioridades de inversión para la Unión Europea pasan no solo por la recuperación de la pospandemia, sino sobre todo en la lucha de mediano plazo contra el cambio climático. En este punto, afirmó que Argentina tiene oportunidades de inversión en proyectos de energías renovables, como el hidrógeno verde.
Periodista: ¿Qué impacto tendrán estas inversiones de más de u$s200 millones?
Ricardo Mourinho Félix: Estos créditos muestran el compromiso que tiene la Unión Europea con Argentina, para que pueda seguir creciendo en forma sostenible, haciendo frente a necesidades urgentes que implican cambios estructurales. Nosotros ponemos dinero solo en proyectos con impacto. En el caso de la cuenca del Río Salado, está en la región más grande y poblada del país, que sufrió mucho por el cambio climático. América Latina es una de las partes del mundo que creó más desigualdades por la sequía y las inundaciones, y la inversión va a mejorarle la vida a 1,5 millones de personas, para evitar que en el futuro sufran más daños por las inundaciones. El crédito para las vacunas tiene un impacto inmediato en la vida de los argentinos, no solo en su salud, sino económico, por la posibilidad de que millones de personas puedan seguir trabajando. La vacunación es la mejor forma de evitar que esta enfermedad siga afectando nuestras vidas.
P.: ¿Cuáles son las prioridades del Banco Europeo de Inversiones?
R.M.F.: Tanto para América Latina como para el resto del mundo, para nosotros es importante todo el trabajo de lucha contra el cambio climático. Somos el banco de la Unión Europea, así que con nuestras inversiones seguimos las políticas del bloque. Nos enfocamos en dos rasgos, de mitigación, como los proyectos de energías renovables y eficiencia energética, pero también de adaptación, como lo que estamos haciendo en la cuenca del Río Salado, o proyectos de residuos en Jujuy. Tenemos más de 5.000 millones de euros para despegar inversiones en países fuera de Europa. Los préstamos son a largo plazo, con períodos de gracia suficientemente grandes para que los países puedan respirar un poco antes de comenzar a pagar, en este caso será de 5 años. No competimos con la banca privada, completamos algo que el mercado por sí mismo no hace.
P.: La transición energética presenta grandes desafíos para los países con poca capacidad fiscal y otras urgencias. ¿Cómo se pueden dirimir esto?
R.M.F.: El desafío de América Latina no es muy diferente al de otras partes del mundo. Hay que encontrar los recursos e invertir a plazos más largos. Para eso existen bancos como el europeo, o los multilaterales, que hacemos préstamos a 25 o 30 años. Para la transición climática son inversiones de largo plazo, donde tiene que haber disposición a tomar el riesgo por tantos años. Esa es la diferencia que tenemos con un banco comercial. Tenemos paciencia para prestar hasta 30 años, uno comercial no puede hacerlo, a los 4 años los socios te golpean la puerta buscando el retorno. Nuestros socios son los países de la Unión Europea, que pueden esperar, porque el mayor retorno no va a ser solo financiero, sino social y climático. Los proyectos que tenemos tienen retorno económico y social significativo. La transición energética va a tomar tiempo, por eso es una transición y no una revolución. Hay que identificar inversiones en innovación de tecnologías libres de emisiones de gases de efecto invernadero. Todos los países se van a tener que ir adaptando con el tiempo. Creemos que está la capacidad para producir toda la energía necesaria para que en 30, 40 años no sea necesario tener otro tipo de energía.
P.: ¿Ve oportunidades de inversión para transición energética en Argentina?
R.M.F.: Creo que si tienen oportunidades tanto en Argentina como América Latina para inversiones en energías renovables, como el hidrógeno verde, que va a servir para cambiar y vivir en sociedades completamente sin emisiones. Nosotros también trabajamos con empresas y pymes, pero lo hacemos con bancos locales, como el BICE, o intermediarios financieros, que estén más cerca que nosotros que trabamos desde Luxemburgo y no conocemos qué pasa en las comunidades. En la misma línea también financiamos microcréditos con perspectiva de género para mujeres emprendedoras.
P.: Más allá del planeta, ¿cuál es la importancia económica de invertir en transición energética?
R.M.F.: El financiamiento tiene que ser sostenible en proyectos sostenibles. No solo por causas del planeta, porque es el deseo de los inversores que hoy están discriminando positivamente las inversiones verdes. En diez años los negocios que no sean sostenibles podrían no existir más. Porque alguien sostenible tiene un anclaje en el mercado, por las preferencias de los consumidores, eso se vuelve un factor competitivo. El ciudadano demanda neutralidad carbónica, sostenibilidad ambiental, y residuos progresivos.
P.: En la pospandemia, ¿qué papel va a jugar el rol privado en la recuperación económica de los países?
R.M.F.: El sector privado es el más importante de la economía, siempre, porque el público per se no puede hacer todo. En el caso de la transición energética, las necesidades económicas son enormes, si hay que esperar a que el sector público haga todo, no lo lograremos y será un desastre total. El papel del sector público es estimular al sector privado para que sea un catalizador que estimule al sector privado para que haga inversiones y cree empleo. Tiene que apoyar en recrear confianza y dar estabilidad, son los dos factores para cualquier economía privada. Lo que quiere el inversor privado, por más que siempre se habla de tributación, si es alta o baja, lo que quiere es estabilidad y confianza. El universo privado hace un business plan que tiene progresiones para que se materialicen, que haya lo mínimo de volatilidad. En el período de pandemia se evidenció eso.
P.: ¿Los bonos verdes van a ser una buena forma de financiamiento para empresas o países?
R.M.F.: Ya lo venimos viendo. Se crearon en 2017, parecía algo pequeño y alternativo, y ya superaron el trillón de dólares, que es algo muy significativo. La Unión Europea también está emitiendo bonos verdes. Toda la actualización de los fondos que captás con el bono es mucho mas verificable, lo podés seguir, desde la emisión de mercado hasta la utilización final, reduce el riesgo, y el tipo de interés, por lo que los bonos verdes van a seguir creciendo.
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