28 de enero 2015 - 00:00

Argentina y Uruguay: ¿países gemelos?

 "No somos países hermanos, somos gemelos que nacimos en la misma placenta". Así lo dijo recientemente el presidente de Uruguay, José Mujica. Los gemelos no sólo comparten la placenta, sino también el código de ADN. Aunque indudablemente hay un idioma, una historia y una cultura compartida en ambas márgenes del Plata, hay diferencias importantes. Más allá de lo obvio (como el tamaño), es interesante ahondar sobre ciertas diferencias en el ADN cultural de ambos países.

Cuando hablamos de cultura nos referimos al conjunto de costumbres, principios, normas de comportamiento, valores e ideas predominantes en una sociedad. El tango, el mate y la pasión futbolera son costumbres tan comunes en uno y otro país. Es en el campo de las ideas y los valores donde surgen las diferencias entre argentinos y uruguayos. Esto es importante, ya que las ideas y los valores implican un modo particular de interpretar la realidad, que a su vez condiciona cómo cada sociedad resuelve los problemas que enfrenta y qué instituciones elige para gobernarse. En la Argentina y en Uruguay la manera predominante de interpretar la realidad es distinta. Consecuentemente, frente a problemas similares, las soluciones que se ensayan en ambos países resultan distintas.

Esto explica en parte su trayectoria divergente a partir de la crisis de 2001. Como explica el economista Federico Sturzenegger en un interesante artículo, su efecto fue similar en ambos países, pero la respuesta fue muy diferente. "En los dos países, la crisis derivó en la quiebra y desarticulación de su sector financiero, y ambos entraron en default", dice Sturzenegger. "Pero desde el comienzo se vio que el enfoque con el que se encararía la resolución de los problemas sería diferente". Uruguay superó la crisis de la deuda externa y a mediados de 2014 tenía una calificación crediticia BBB-/Baa3, que indica una baja probabilidad de entrar en cesación de pagos. La Argentina aún sigue sufriendo las consecuencias del default de 2001 y mantiene la calificación crediticia de un país en cesación de pagos. Como bien señala Sturzenegger, luego de doce años, los resultados muestran a Uruguay como "un incómodo espejo de nuestra propia realidad".

Para evaluar hasta qué punto difieren culturalmente la Argentina y Uruguay utilizaremos los resultados de las encuestas realizadas por Latinobarómetro a partir de 1995. Una primera diferencia notable es que el uruguayo se considera más izquierdista que el argentino. En una escala de 1 (izquierda) a 10 (derecha), en Uruguay un 30% de los encuestados responde de 1 a 4, mientras que en la Argentina sólo un 15%. También hay una mayor proporción de argentinos que cree que Cuba no es democrática. Sin embargo, este sesgo ideológico no se refleja en sus respectivas instituciones. Mientras que en la Argentina un 64% de los encuestados considera que el derecho de propiedad está poco o nada garantizado, en Uruguay la proporción sólo asciende al 42%. Otro dato aún más curioso es que aunque el uruguayo se cree más izquierdista que el argentino, cree con mayor intensidad que la economía de mercado es el único sistema con el que país puede llegar a ser desarrollado. En Uruguay también hay una mayor proporción de los encuestados que está de acuerdo en que la empresa privada es indispensable para el desarrollo (un 65% versus un 54% en la Argentina).

Otro dato para destacar es que aunque ambos países tienen índices de desigualdad parecidos, en la Argentina la proporción de los encuestados que cree que la distribución de la riqueza es injusta es significativamente mayor (un 85% versus un 62%). Es decir, aunque el uruguayo se considera más izquierdista que el argentino, parecería que su ideología está más atemperada por consideraciones prácticas y una mayor comprensión de cómo funciona una economía moderna.

Otra diferencia importante es cuán populares son las interpretaciones conspirativas: en la Argentina el 75% de los encuestados cree que el Gobierno del país está controlado por grupos poderosos en su propio beneficio y no para el bien de todo el pueblo. En Uruguay esa proporción asciende sólo al 43%.

¿Cómo se reflejan estas diferencias en las instituciones de ambos países? Mientras que en la Argentina la mayoría de los encuestados no está satisfecha con la democracia (59%) en Uruguay esa proporción es significativamente menor (34%). Casi un 20% de los argentinos cree que su país es poco democrático mientras que entre los uruguayos el porcentaje asciende a menos de la mitad. Hay una amplia mayoría de los encuestados en la Argentina (entre 65% y 70%) que descreen del Gobierno, el Congreso y el Poder Judicial. En Uruguay, la proporción es poco más de la mitad. Casi un 30% de los argentinos cree que el Estado es ineficiente mientras que en Uruguay esa proporción es casi la mitad. Sólo un 70% de los argentinos cree que el sistema judicial castiga a los culpables. En Uruguay el porcentaje es un 44%. También hay una mayor proporción de argentinos que creen que el Estado no los protege contra el crimen.

Por otra parte, la encuesta indica también que un 84% de los argentinos cree que sus conciudadanos no cumplen la ley mientras que para Uruguay el porcentaje es 44%. Además, en la Argentina, el 68% de los encuestados cree que sus conciudadanos no son conscientes de sus derechos y obligaciones mientras que en Uruguay la proporción es del 42%.

Podríamos citar muchos otros ejemplos que reflejan las diferencias entre ambas sociedades, pero en resumen se puede decir que en relación con los uruguayos, los argentinos son más afectos a las teorías conspirativas, más sensibles a la desigualdad, más proclives a que el Estado intervenga en la economía, menos respetuosos de las leyes y más ignorantes respecto de sus obligaciones y deberes cívicos. Todo esto se refleja en el Gobierno y las instituciones que eligen. Y como señaló con gran claridad hace tiempo atrás Juan Bautista Alberdi "los gobiernos no son jamás pues sino la obra y el fruto de las sociedades, reflejan el carácter del pueblo que los cría".

Fue también Mujica, quien con su particular agudeza identificó la principal diferencia entre ambos países. La Argentina es "simplemente peronista, y eso no es una ideología, es un gigantesco sentimiento que tiene una parte considerable de su pueblo". Cada lector podrá sacar sus propias conclusiones.

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