10 de mayo 2010 - 00:00

Diálogos en Wall Street

Con mercados exacerbados por el «overshooting», la respuesta de la eurozona -la constitución de un fondo de emergencia y el giro de los desembolsos de ayuda a Grecia- tiene chances de éxito. Ésa es la opinión del especialista en mercados internacionales que se escuda con el seudónimo de Gordon Gekko. Es importante que Alemania se suba al convoy y lo lidere, pero lo decisivo será reparar lo que hasta ahora falló: la gestión de crisis.

Periodista: La eurozona contraataca. Da señales de vida.

Gordon Gekko:
Se une. Abre la billetera. Muestra los dientes. Y estrena nuevo ar-senal.

P.: Parecería que a los líderes de la región finalmente les cayó la ficha. Reconocen el asedio. Admiten lo mucho que está en juego. Ratifican su voluntad de dar pelea. Despertaron de su inacción.

G.G.:
Hay que entender que Angela Merkel, la primera ministra alemana, se salió con la suya. Congeló todo hasta la elección de Renania del Norte-Westfalia.

P.: Si ése era el obstáculo para actuar, ya quedó atrás. Está liberada de ataduras.

G.G.:
Merkel, por fin, recogió el guante. Dijo, con acierto, que estamos en una «batalla entre los mercados y los políticos». Y no titubeó: «Estoy firmemente decidida -y mis colegas también- a ganar esta batalla». Es un discurso alentador porque por fin se hace cargo de la situación. Y utiliza un tono desafiante que se necesitaba escuchar. Además trae, bajo el brazo, la novedad de nuevas medidas concretas. Son las palabras y el garrote.

P.: Berlusconi fue mucho más estruendoso.

G.G.:
Es parte de la misma réplica coordinada. Lo que importa es corroborar que finalmente Alemania se sube al convoy y lo lidera sin ambages. Uno descuenta que los demás países están dispuestos a hacer lo que sea para zanjar la crisis. Pero Alemania es la que paga la cuenta (en su mayor parte).

P.: El ministro italiano de Economía, Giulio Tremonti, dijo que nadie viaja seguro por más que tenga un billete de primera clase.

G.G.:
A esta altura, no se discute. Ni los que miran a distancia están a salvo. Pregúnteles la opinión a los EE.UU. o a una China que luce espantada con la suerte de sus inversiones.

P.: ¿Cree que este fondo de emergencia tendrá éxito? ¿No llega demasiado tarde?

G.G.:
Tiene un gran elemento a favor. La crisis se desbocó. Ante la absoluta falta de respuesta oficial, dejó de lado la cautela, avanzó de más y se pasó de rosca.

P.: Es una situación de sobrerreacción. Un «overshooting».

G.G.:
Tal cual. A Grecia ya se la dio por muerta. Portugal y España ya iniciaron los trámites de sepelio. El jueves se sumó Italia. Ya hay quien le apunta a Bélgica. Y sobran los nombres. Si Gran Bretaña no está en la coctelera, parecería que es porque los mercados no tienen cuatro manos, no pueden hacer todo a la vez. El euro, la moneda que se decía iba a reemplazar al dólar, ahora se discute si no va a desaparecer a la brevedad, sin pena ni gloria.

P.: Son mercados que, ante una réplica bien orquestada, están en «offside». Se los puede sorprender a contramano.

G.G.:
Mire las posiciones en Chicago. Los contratos de euros. El interés abierto se disparó. Los especuladores están volcados masivamente contra el euro. El total de las posiciones cortas -las que canalizan esa apuesta- es un récord absoluto. Ya lo era dos semanas atrás -con 89 mil contratos- y la semana pasada superó los 100 mil.

P.: A pesar de que la caída del euro acentuó su re-corrido y barrió el umbral de 1,30.

G.G.:
Es una dinámica de caída libre que no respeta rangos. Y, por ende, lejos de disuadir, realimenta las apuestas en la misma dirección.

P.: Cree que los políticos europeos eligieron fríamente el momento de devolver la estocada. Dejaron que creciera la zozobra para que su intervención resulte más contundente.

G.G.:
Creo que la crisis los pasó por arriba. Y no pudieron o no quisieron cambiar de agenda. La realidad los sobrepasó. Y los fuerza a actuar. Hay datos duros -como la fecha de los vencimientos de bonos de Grecia- que no dan mayor margen de maniobra. El 19, Grecia tiene que cancelar una emisión por 8.500 millones de euros. El desembolso del paquete de ayuda tendrá que llegar antes sí o sí a la Tesorería de Atenas. O todo lo que se diga se lo llevará el viento. Quiero decir, el cambio de discurso importa. Pero aquí falló la gestión de la crisis. Y será la capacidad de ejecución lo que marcará las diferencias a la postre.

P.: El presidente Obama habló con Merkel. Más de una vez. Lo hizo después del derrumbe fugaz de 1.000 puntos del Dow Jones. Tiene que haber demandado de Europa que recuperara pronto el control de la situación.

G.G.:
Tim Geithner, el secretario del Tesoro de los EE.UU., caminaba por los techos de los pasillos cuando vio en su Blackberry que el Dow había resbalado 800 o 900 puntos. Ese día, el jueves, fue un frenesí. Media hora después, Geithner -junto con Larry Summers- se reunieron con Obama para tratar el asunto (antes que el presidente llamara a Merkel). Geithner habló también con el Banco de Inglaterra y con el Banco Central Europeo. No hay dudas de que no fue para expresar su satisfacción.

P.: Me imagino que EE.UU. no va a aceptar pasivamente que todos los progresos de la recuperación de su economía -que tanto costaron después de la debacle de Lehman- se vayan a la basura porque Europa no sabe cómo lidiar con las tribulaciones de Grecia.

G.G.:
Mire, la economía de los EE.UU. recién este año dejó de destruir empleo. Y lo hizo de manera salvaje: a lo largo de todo 2008 y 2009, podó más de 8,3 millones de puestos de trabajo. Marzo fue un punto de giro. Fundamental. Entre marzo y abril, se crearon más de medio millón. Exactamente 573 mil.

P.: Y no son contratos en el Gobierno. La mayoría de los empleos se genera en el sector privado.

G.G.:
El mismo sector que utilizó la guadaña sin contemplaciones ahora necesita reponer su fuerza de trabajo. Y ya sumó 483 mil posiciones. Entiéndame bien: no hay otro tema más importante en la agenda del presidente Obama. A diferencia de Gordon Brown, Obama es un hombre que sabe preservar su buena estrella. De cara a las elecciones de noviembre, la recomposición del mercado laboral arriba justo a tiempo. No va a dejar que la impericia europea se cuele por la ventana y le arruine la faena.

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